Cualquiera que le pregunté al investigador Federico Pognante por su pasión, rápidamente se dará cuenta de que ella está en la naturaleza. Por eso el traje de agrónomo le calza a la perfección, al igual que el de especialista en Agroecología, rama alternativa de la producción a la que adscribe hace más de diez años.
“Estudié agronomía pensando en producir alimentos pero también cuidando el ambiente”, dice. Aquella confesión también sirve para justificar la línea de trabajos que hoy lleva adelante en la Estación Experimental del INTA Reconquista, donde se aboca a la producción de bioinsumos, con vistas a encontrar alternativas a los insumos convencionales que reduzcan costos y cuiden el ambiente, sin perder eficacia agronómica.
“Veo que los agroquímicos perjudican a los procesos ambientales y no contribuyen a mantener un equilibrio natural. Por eso empecé a estudiar y me formé en Agroecología. Y en esto de la transición, los insumos a usar son fundamentales”, señaló Pognante en una charla con Bichos de Campo, durante la última edición del Congreso Latinoamericano de Agroecología en Paraguay.
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Si bien el profesional asiste a esos encuentros desde aquel realizado en La Plata en 2015, este último tuvo un gusto distinto porque el agrónomo presentó los resultados de algunos ensayos que realiza junto a sus colegas en Reconquista.
“Venimos haciendo ensayos con distintos productos que fabricamos, tanto para cultivos intensivos como extensivos, y la verdad es que estamos viendo muy buenos resultados. Lo que presentamos en el Congreso es un trabajo sobre cómo la consociación de cultivos de algodón, maní y maíz, con el uso de bioinsumos, en este caso de biofertilizantes, mejora la producción de los cultivos y además mantiene la biodiversidad de los artrópodos e insectos que están en los cultivos, donde ninguna plaga se dispara y no hace falta aplicar agroquímicos”, explicó Pognante.
Para eso se sembraron en el mismo predio distintos cultivos y se analizó el equilibrio de biodiversidad alcanzado.
“Para el trabajo aplicamos un súper-magro, que es un buen fertilizante líquido, y utilizamos los microorganismos eficientes para recuperar la vida del suelo, que se pierden cuando se utilizan fertilizantes químicos ya que se acidifican los suelos. Eso hace que los microorganismos desaparezcan y no hay posibilidades de reciclar la materia orgánica. También usamos el extracto fermentado de ortigas que es un muy buen bioestimulante, que le da fuerza a las plantas para que crezcan vigorosamente y tengan más defensas ante el ataque de insectos”, señaló el agrónomo.
Hasta ahora, el volumen elaborado de estos biopreparados en una pequeña fábrica alcanza para cubrir las necesidades de todos los ensayos de la Experimental. Los mismos pueden ser aplicados tanto en cultivos extensivos como en aquellos intensivos, en pasturas, en horticultura y en fruticultura.
“También se le convida a los productores de la zona para que los prueben y vayan viendo su funcionamiento y resultados, pero no los comercializamos porque todavía no están registrados en el Senasa. Pero vamos por ese camino”, afirmó Pognante.
-A veces se discute que la Agroecología da buenos resultados en pequeños nichos hortícolas pero que en agricultura extensiva falla en términos económicos. ¿Cómo ves eso?– le preguntamos.
-Nosotros tenemos análisis y estudios presentados en otros congresos sobre la evaluación económica y vemos que son más rentables, porque si bien a veces los rendimientos son similares o un poco menores a los convencionales, los costos son tan bajos que al productor le queda más plata en el bolsillo.
-¿Y eso implica más tecnología de procesos y armarse de bioinsumos con lo que tenés alrededor?
-Claro, insumos propios de la misma chacra, del mismo campo y no estar comprando insumos externos. Eso hace que se bajen mucho los costos.
-Pero en esa rentabilidad vos bajaste la productividad… Y allí entra a jugar el dilema de que desde la región tenemos que alimentar al mundo.
-Yo diría que primero alimentemos a nuestro país. Hay mucha gente que tiene hambre en Argentina y sin embargo queremos alimentar al mundo. Empecemos por casa y después veamos eso.
-Ahí entra la discusión de pretender alimentar el mundo desde suelos que se van degradando.
-Claro, tenemos que recuperar los suelos, que realmente están muy agotados en nuestro país.
Buena información esas experiencias hay que aplicarlas para demostrar que si se puede. Soy prof en educación agropecuaria me apasiona la fitotecnia…