La Argentina agrícola está crujiendo en medio de la baja de precios internacionales, la suba de costos internos en dólares y la persistencia de una fuerte presión fiscal sobre el sector. Muchos productores enfrentan un escenario de rentabilidades negativas.
En este contexto, el consultor ganadero Raúl Milano envió este escrito a Bichos de Campo, que compartimos con nuestros lectores:
“Hoy todos comienzan a hablar del tema de las retenciones a los productos del agro, un tema que pone en el tapete la rentabilidad del campo y la posibilidad cierta que el sector más competitivo de la economía argentina se empobrezca y muchos posiblemente se fundan. Esto no hace más que demostrar la ligereza con la que nos acostumbramos a que el campo sea la variable histórica de ajuste de todos los modelos macroeconómicos.
Las retenciones en realidad son tributos aplicados en aduana que gravan la venta al exterior de distintos bienes. Resultaron ser la forma más fácil y cómoda de apropiarse de la renta de los productores por su forma concentrada de comercialización y de fácil control en un país donde casi el 50% de las actividades económicas se transaccional en forma irregular.
La comodidad de apropiarse de la renta del campo en distintas formas tiene casi 70 años en la historia argentina. Todas las formas se utilizaron creando Institutos que monopólicamente administraban la producción agropecuaria, disponiendo precios arbitrarios con el manejo discrecional de la moneda de transacción, y desde hace años con la voracidad de instrumentos expropiatorios del trabajo del campo. No existió en nuestro país un modelo de vasallaje mayor que el que se le impuso históricamente al campo.
El mundo cambio y la globalización trajo muchas oportunidad a un país que supo y puede ser granero del mundo. Los aportes tecnológicos y genómicos como resultados innovadores hicieron de nuestro país un modelo de punta con niveles de competitividad increíble; la riqueza cultural agronómica de sus productores mantienen una “expertise” que envidian; los desarrollos privados y de instituciones públicas le dieron a nuestra producción agropecuaria tecnologías inéditas.
Si el entramado virtuoso en la producción agropecuaria, más la fertilidad de nuestros suelos, permitieron convertirnos en uno de los grandes proveedores de la seguridad alimentaria mundial, ¿por qué todos nuestros vecinos de la región crecieron en sus producciones, ganando cada vez más mercado, y Argentina cada vez más se ameseta en volúmenes históricos? Si el clúster de molienda más grande del mundo poco a poco comienza a ser aventajado por nuestros vecinos, hay algo que nos diferencia.
Solamente en Argentina existen las retenciones: cuando acá la soja tiene una retención del 33% en Brasil, Paraguay y Uruguay es 0%.
Pongamos nombre y apellido a nuestra decadencia. El campo hoy no puede sostener más un modelo terminado de sustitución de importaciones, y ya no alcanza con la renta extraída al campo para imaginar un país vigoroso de industrias destinadas al mercado interno con precios costosos. El desarrollo industrial es un pilar fundamental de integración social y productiva pero no puede seguir siendo a costa del campo.
De tanto sacarle leche a la vaca estamos matando la gallina de los huevos de oro. En buena hora que vengan desarrollos en el petróleo y la minería, pero no repitamos el modelo vigente.
El campo no puede más ser la variable de ajuste del modelo macroeconómico nacional. A mediados de la década de 1970 llegó a su fin el modelo de sustitución de importaciones, hace 50 años que venimos escapándole a decidir hacia donde queremos marchar en un proceso de crecimiento y desarrollo, pero siempre fue más fácil meterle la mano en el bolsillo al chacarero.
Las retenciones son una rémora y debemos marchas hacia un proceso descendente y definitivo de eliminación. Ya no hay más tiempo: los bajos precios internacionales y un dólar depreciado ficticiamente son la tormenta perfecta con un final anunciado. Por este camino el campo ingresara masivamente en un proceso de deterioro económico y financiero.
Para que no nos corran con eso de dónde sacamos los fondos para equilibrar las cuentas, no voy a hacerle ninguna sugerencia, no porque no la tenga sino porque el equilibrio fiscal es una condición necesaria pero no suficiente. En el cementerio están todos callados pero no es una buena condición de vida.
Como dijera un gran republicano les estoy hablando con el corazón, porque los seres humanos no son números de un Excel y la economía es una ciencia social. Como tal se construye pensando en el ser humano. Si no ven que el campo es integración social y territorial, generador de riquezas regionales que fortalecen el concepto de soberanía nacional.
Pero si solo quieren que hablemos con el bolsillo, les digo que el campo es un generador de riqueza que no se fuga, casi todo es nacional, generando divisas al país. La tierra es de acá, el agua, el alambrado, la pastura y las semillas, el ganado, los silobolsa, sus puertos, su maquinaria agrícola, sus industrias transformadoras de la materia prima.
Y si quisiéramos pensar con el bolsillo, dígannos qué sector tiene más efecto multiplicador que el campo. Lo que le devuelvan de las retenciones será inmediatamente afectado a producir, generando un circulo virtuoso de crecimiento.
¿Por qué no prueban con sacarle la pata de encima al campo? Se van a asombrar de cómo la gente del interior, que es buena por naturaleza, se pone a trabajar. No piensa en irse pero sí le duele quedarse con tanta injusticia”.
Cuando vemos que Brasil exporta tanta carne como la que produce Argentina una gran tristeza me atraviesa. No pueden ser tan miopes nuestros gobernantes. No sé dan cuenta todavía que los ingresos que pierdan bajando las retenciones lo recuperan con creces con mayores exportaciones? O en todo caso, si dudaran, proponer bajarlas en igual porcentaje al que suban las ventas externas, y veremos cómo tan solo con ese incentivo aumentan los ingresos de divisas. Lamentablemente el árbol les tapa el bosque. El equilibrio fiscal y la baja de la inflación son condiciones necesarias pero no suficientes. No sé les cae una idea original para salir de la recesión! Si desarrollamos la AGROINDUSTRIA, solamente con eso, Argentina sale adelante. Porque es federal, sin préstamos externos, con reinversión de utilidades y sin colocaciones en paraísos fiscales. No la ven o no la quieren ver?
El costo de arrendamiento es la madre del borrego. Calladitos y mirando para abajo y bien sometidos. Así estamos.