Donald Trump ganó las elecciones en los Estados Unidos y muchos temen ahora un recrudecimiento de la guerra comercial con China y otros países miembros del BRICS, que exacerbaría los niveles de proteccionismo. Pero lo cierto -según un nuevo informe de la OCDE conocido en las últimas horas- es que el mundo ya está plagado de prácticas que van contra el libre comercio y de subsidios a la agricultura. Y en este escenario, los productores argentinos siempre llevan las de perder, porque desde hace 20 años son ellos los que subsidian a su Estado y no a la inversa.
En el mundo, en cambio, “el apoyo público a la agricultura ha disminuido desde 2021, pero se mantiene cerca de máximos históricos”, indicó el El informe de la OCDE sobre Seguimiento y Evaluación de las Políticas Agrícolas 2024, que es la referencia mundial sobre el apoyo de los gobiernos de 54 países a sus productores.
Soy Pirulo, el boludo: En todo el mundo se subsidia a los productores, pero acá se los exprime
Allí se repite el gráfico que tristemente siempre ubica a la Argentina a contramano de la tendencia mundial, porque mientras en la mayoría de losa países el Estado subsidia a los productores, aquí son los empresarios del agro los que transfieren recursos -por vía fundamentalmente de las retenciones o derechos de exportación- hacia el sector público.
En esta última medición correspondiente al trienio 2021/23, sin embargo, entre los malos alumnos de la clase la Argentina apareció por primera vez detrás de otros dos países que castigan a sus productores: Vietnam y la India.
En el promedio de estos 54 países agrícolas, el apoyo total al sector fue de 842 000 millones de dólares anuales, entre 2021 y 2023. Pero el grueso de esos subsidios sigue concentrado en unas pocas economías grandes: China, Estados Unidos, India y la Unión Europea representan el 37%, el 15%, el 14% y el 13% del total. Entre los cuatro superan, casi llegan al 80% de los recursos.
El nuevo informe de la OCDE puntualizó que los agricultores recibieron de sus gobiernos 628 000 millones de dólares al año en concepto de subsidios. “Más de la mitad de este apoyo (334 000 millones de dólares anuales) provino de políticas que elevaron los precios internos por encima de los precios de referencia y fue pagado por los consumidores, mientras que el resto (295 000 millones de dólares anuales) fue pagado por los contribuyentes a través de transferencias presupuestarias”, se explicó.
Por otro lado, los consumidores y otros compradores de productos agrícolas recibieron 107.000 millones de dólares al año en concepto de apoyo presupuestario durante el período 2021/23, básicamente en un intento de los gobiernos por compensar “los precios más altos inducidos por las barreras comerciales y otras políticas que distorsionan los precios”.
En este festival de subsidios, que equivalen a casi dos veces el PBI de la Argentina, la OCDE vuelve a ubicar al país en las antípodas de la corriente mundial de ayuda al agro: “El apoyo general de Argentina al sector agrícola ha sido negativo desde principios de la década de 2000 debido a los impuestos a las exportaciones que deprimen los precios internos que reciben los productores”, explicó el organismo internacional.
¿Y cómo se mide el subsidio inverso de los productores locales al Estado? “El apoyo a los productores promedió el -13,7% de los ingresos agrícolas brutos en 2021-23”, precisó el informe. Esto equivale a decir que si el valor bruto de la producción agropecuaria argentina hubiera sido 100, los dueños de esa producción cedieron casi 14 puntos que fueron a caer en las arcas del Estado.
Por otro lado, el imperio de las retenciones a la exportación (que descuentan un porcentaje del precio internacional, especialmente en la soja), provocó que “la relación entre el precio al productor y el precio en frontera (coeficiente de protección nacional, CPN) alcanzó 0,9 en 2021/23, lo que hizo que los precios al productor estuvieran en promedio un 10% por debajo de los precios del mercado mundial”.
“Durante 2021/23, las transferencias únicas de productos básicos (SCT) fueron más negativas para la leche, la carne de ave y la soja. El apoyo a los precios fueron positivas solo para la carne de cerdo y los huevos. Reflejando el PSE negativo, los consumidores disfrutaron de una estimación del apoyo al consumidor positiva del 9,3% del gasto a precios de origen agrícola en 2021/23”, desglosa el trabajo de la OCDE.
El bloque de países desarrollados completó un panorama desolador al marcar que aquí la política agropecuaria casi no existe ni insume costos: En el caso argentino, indicó que “el apoyo presupuestario total a los agricultores y al sector en general fue del 0,1 % del PBI en 2021/23”.
En un apartado de “evaluación y recomendaciones”, la OCDE dice que “el crecimiento sustentable de la productividad es una preocupación crítica para Argentina dada su dependencia significativa de la producción y las exportaciones agrícolas. A lo largo de los años, el país ha capitalizado sus abundantes recursos naturales y ha adoptado avances tecnológicos para mejorar la productividad. Sin embargo, Argentina es vulnerable a una amplia variedad de impactos del cambio climático (incluidas inundaciones y sequías) y enfrenta varios desafíos ambientales (incluidos bajos balances de nutrientes, alto uso de energía y emisiones de GEI, y regiones con déficit de agua), y una desaceleración del crecimiento de la productividad”.
En ese contexto, el organismo recomienda prestar más atención al sector, ya que “se deben realizar más inversiones para brindar asistencia técnica, capacitación y desarrollo de capacidades para que los agricultores se vuelvan más resilientes y mejoren su desempeño en materia de sostenibilidad”.
“El gobierno debería alentar a los agricultores a adoptar prácticas climáticamente inteligentes, diversificación de cultivos y técnicas de manejo sostenible de la tierra a través de programas de apoyo específicos e incentivos financieros”, se recomendó.
Respecto de la “rareza” de las retenciones, la OCDE saludó el hecho de que sea el Congreso quien recuperó en 2023 la potestad de fijar las alícuotas, pero consideró que “se necesitan más acciones para implementar un enfoque equilibrado y transparente de los impuestos a las exportaciones que considere la viabilidad económica y la competitividad de la agricultura como parte de una revisión del sistema tributario de toda la economía que se base en fuentes alternativas de ingresos fiscales en lugar de en los impuestos a las exportaciones”.
“En términos más generales, la política agrícola podría anclarse mejor en un marco de políticas amplio y de largo plazo, avanzando hacia políticas más neutrales, estables, predecibles y específicas. Evitar retrasos en la implementación de políticas ayudará a los agricultores a planificar sus actividades económicas de manera más eficiente”, estableció el informe, dando crédito a los reclamos de los productores locales al gobierno de Javier Milei, para que finalmente establezca un cronograma de reducción paulatina de las retenciones.
Además la OCDE señaló que en Argentina “se necesita más inversión en infraestructura de riego y mejores sistemas de gestión del agua para abordar la sequía persistente”, y que “se deben ampliar los programas de asistencia financiera para facilitar el acceso al crédito con tasas de interés preferenciales para los productores pequeños y medianos”.