La mecanización agrícola y las nuevas tecnologías no son las responsables de la creciente tendencia de los productores a dejar sus campos para migrar a la ciudad, sino que por el contrario deberían ser herramientas para evitar el éxodo rural. Esta es la principal convicción con que Yanina Settembrino, dirigente de la Federación Rural para la Producción y el Arraigo, regresó de una visita a China. También le quedó muy claro que lo que necesitan los pequeños productores para permanecer en sus pagos son mejores servicios y obras de infraestructura.
Settembrino viajó al gigante asiático justamente para participar de un encuentro que abordaba los avances de la mecanización agrícola, de equipos agrícolas inteligentes y el desarrollo de la ciencia y la tecnología de los países que integran la “Franja y la Ruta” con China. Así, participó de conferencias, exposiciones y recorridas por sectores productivos en diferentes regiones junto a especialistas de la prestigiosa Universidad Agrícola de China, su Facultad de Agronomía y su Instituto de Innovación Agraria, Equipamiento y Agricultura Inteligente.
A su regreso, la dirigente de la Federación Rural (que forma parte de la UTEP) y que fuera funcionaria del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, volvió convencida de “la importancia estratégica de establecer lazos y articular con China en materia tecnológica y comercial”, porque eso permitirá aquí articular familias que eviten un éxodo mayor de productores hacia los conurbanos.
Entrevistada por el programa Colonia Agropecuaria, Yanina explicó que la Federación Rural “tiene muchos años de caminata y fue transformándose, creciendo, hoy es una organización de segundo orden, por lo tanto está conformada por más de 30 cooperativas y asociaciones de pequeños productores y familias de la agricultura familiar, y que tiene como motivo principal trabajar por dos cuestiones: por la producción de alimentos argentinos y también por el arraigo de las familias rurales y de la vida en el campo”.
“Nosotros reivindicamos el arraigo rural, no solamente como un derecho de las familias de permanecer en donde nacen y poder vivir bien y poder tener acceso a la salud, a la educación, a la infraestructura”, enfatizó.
Luego de esa presentación, Settembrino contó algunas de sus reflexiones luego de su viaje a la lejana China.
“Me encontré con un país muy desarrollado. Lo primero que te llama la atención es la inversión en infraestructura, tanto en en rutas, en caminos, en riego, en el manejo del agua. China tiene miles de años de historia y el proceso que vienen llevando adelante profundizó la cuestión de la infraestructura, que me parece central a la hora de discutir el modelo agropecuario. Muchas de las economías regionales pujantes en Latinoamérica tuvieron que ver con desarrollos de obras hídricas. Entonces el tema de infraestructura para nosotros, para la ruralidad, parece muy importante”. definió.
-¿Y tuviste la chance de salir de Pekín, de Beijing como se le dice ahora, y recorrer zonas rurales?
-Sí, recorrimos zonas rurales. Nos invitaron como parte de un encuentro con otras organizaciones de pequeños productores del mundo. Por un lado se dio una conferencia donde pudimos exponer la situación y la caracterización de los pequeños productores de la Argentina. Y después participamos de lo que es una de las ferias internacionales sobre maquinaria agrícola más importante. Lo que más me impresionó, aparte de que estaban presentes las marcas internacionales como John Deere, yel desarrollo de punta (como la cuestión de agricultura de precisión, sensores no tripulados, drones), la feria estaba también poblada de un sistema de desarrollo tecnológico-científico en China que tenía que ver desde las grandes empresas hasta pequeñas familias que desarrollan o maquinaria más pequeña, tornería, repuestos, mangueras, productos…
-¿Es decir que el Estado chino se preocupa especialmente por que haya disponibilidad de tecnologías para sus campesinos?
-Había maquinaria para el pequeño, para el gran campesinado. Para todos. Esto es lo que también es importante, Obviamente nosotros no nos podemos comparar con China. Lo que sí pudimos aprender y experimentar es la importancia que tiene la decisión de desarrollar la mecanización para los pequeños productores, entender que esos pequeños productores son la solución a los problemas de ese país. Eso pasó en China desde hace muchos años y entendieron que desarrollando a las familias agricultoras primero se dio con acceso a la tierra, lo que hay es propiedad familiar de la tierra. Cada familia tiene una extensión determinada y tiene el derecho a su uso, a su explotación e incluso la asumen después sus hijos. Es una tierra que le pertenece a esa familia y que también viven como en una comunidad agrícola más amplia. Esa posibilidad hizo que después se desarrolle todo el sistema tecnológico que acompaña este desarrollo productivo para producir los alimentos que van a comer un sexto de la población mundial, porque son 1.400 millones de personas en China. Y tienen una menor concentración en ciudades que nosotros, pues casi el 40% de la población vive en zonas rurales.
Settembrino argumentó, tratando de replicar la experiencia: “Es importante pensar cómo está planificada la ciudad, que es algo que nosotros también planteamos. Las ciudades no pueden crecer indiscriminadamente sobre los periurbanos, hay que preservar los espacios de producción de alimentos y tenemos que trabajar para que esos espacios sean puestos en valor, revitalizados. Es el proceso que ha hecho China durante algunos años”.
-¿Así que a esos campesinos que antes labraban la tierra con un arado, la mecanización lejos de expulsarlos, lo que hizo fue incorporarlos?
-Ahora son familias que tienen empresas que producen pequeñas maquinarias, que van a la universidad, que desarrollan nuevas cuestiones técnicas. Yo vi a los hijos de los campesinos en el campus de la Universidad Agrícola de China. No se debe pensar que la tecnología expulsa al campesino de la tierra. Yo creo que algunas máquinas que vimos, por ejemplo implantadoras de plantines para la horticultura, no expulsan a los productores sino que le mejoran la calidad, la cantidad y el tiempo en el que se realiza el proceso, finalmente el bienestar de esa familia campesina. Hoy nuestras familias productoras hortícolas pasan hasta 20 horas en la quinta.
“Veo como una necesidad histórica poder aprender de esos procesos, también poder hacer un intercambio de tecnología con China que tenga que ver no con el reemplazo de la mano de obra ni de la tecnología argentina sino con la posibilidad de potenciar aquello que mejor tenemos, que es el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la industria metalúrgica que está siendo bastante olvidada en la Argentina y que podría ser perfectamente quien desarrolle la tecnología agropecuaria para los pequeños productores”, concluyó la dirigente.
Y cerró la idea: “Así que vuelvo con esa sensación de la necesidad de un Estado que planifique a largo plazo y que no esté pensando en acabar con los pequeños productores, sino por el contrario en poder ver su fase de solución para no solamente la soberanía alimentaria de la Argentina, sino de proponerle al mundo un alimento argentino que siga estando a la vanguardia y que tenga la posibilidad de seguirse vendiendo en el mundo, pero de manos productoras”.