Este martes se presentó formalmente un trabajo pionero a nivel internacional en el cual se determinó no sólo la evolución del tenor proteico de la soja a nivel nacional, sino también componentes nutricionales esenciales para la producción de proteínas animales.
El trabajo en cuestión, realizado por INTA a pedido de ACSoja, consistió, a partir de muestras relevadas en las campañas 2020/21 y 2021/22, en determinar el contenido de proteína bruta, aceite y aminoácidos esenciales presentes en la soja argentina con el propósito de elaborar el primer “mapa” integral regional de calidad del poroto.
El estudio se focalizó en la evaluación de los aminoácidos esenciales que tienen elevado interés nutricional para alimentación animal, como es el caso de la metionina (Met), treonina (Tre), cisteína (Cys), triptófano (Try) y lisina (Lys).
“En muchos trabajos científicos se evidencia una relación inversa entre el nivel de proteína cruda y la proporción de los cinco aminoácidos esenciales más críticos”, destacó Rodolfo Rossi, presidente de AcSoja, durante la presentación del trabajo realizado en un evento virtual.
Eso implica que focalizar la atención en el tenor proteico de la soja como único factor de calidad deseable puede no resultar apropiado porque, en definitiva, el uso de la proteína obtenida del poroto es la alimentación animal y, en ese sentido, los aminoácidos esenciales tiene un rol relevante en la eficiencia de conversión y la calidad de las carnes obtenidas.
Por su parte, Karina Zelaya (INTA Balcarce) y Cecilia Accoroni (INTA Oliveros) explicaron cómo fue el protocolo y la metodología instrumentada por llevar a cabo la investigación que fue plasmada en un documento final de 64 páginas. El documento había sido adelantado por Bichos de Campo a comienzos de septiembre pasado.
Al tratarse del primer trabajo en la materia, las científicas indicaron que se requieren nuevas evaluaciones en diferentes campañas contrastantes para poder validar los datos obtenidos y comenzar a explorar las causas de las diferencias regionales detectadas.
Rossi aprovechó la ocasión para recordar que la disminución del contenido proteico de la soja impacta económicamente en la calidad de las harinas y puede generar descuentos comerciales en el mercado internacional.
A nivel industrial provoca pérdida de rendimiento debido a un mayor secado y descascarado, lo que genera un mayor consumo de energía por tonelada procesada con un incremento de los costos. Otra manera de entender el problema es que un bajo tenor proteico disminuye la capacidad de molienda de soja.
De todas maneras, el presidente de AcSoja aclaró que el problema está lejos de tratarse de una particularidad argentina. “EE.UU. también ha tenido una caída en lo que hace a proteína de soja en los últimos años”, comentó.
En lo que respecta a Brasil, mientras que algunas zonas productivas se caracterizan por generar partidas de soja con un bajo tenor proteico, otras, en cambio, permiten producir poroto con un elevado nivel de ese atributo.
En ese sentido, una tesis reciente (Zelaya Arce, M. 2024) muestra en Brasil una relación consistente entre el aumento de los rendimientos y la caída del tenor proteico en soja en los últimos años.