Los precios del ganado con destino a la faena tienen importantes retrasos con respecto a la inflación. También se están dando subas de costos significativas en la producción, tanto en el engorde como en la recría.
La caída real de las cotizaciones de la hacienda es consecuencia de la debilidad de una demanda interna que debe enfrentar mayores costos de vida, sobre todo de las tarifas de servicios públicos, transporte, obras social, colegios, etc. Eso lleva a que quede menos dinero para destinar a la compra de alimentos, entre ellos la carne vacuna.
Las cuentas en los feedlots dan muy mal: se compró el ternero a cerca de 2500 pesos para venderlo a los actuales 2.000. Inflación mediante, y asumiendo los costos comerciales y productivos, las pérdidas son enormes. Según el último informe de la Cámara de Feedlot, estas llegan a 150.000 pesos por animal que va a la faena
Como si eso fuera poco, los costos de la ganadería subieron de forma significativa. “El Índice Ponderado de Insumos Ganaderos, que calculamos desde 1999, tuvo en junio pasado un sorpresivo incremento del 6,9%, pero luego en julio la suba se desacelero a un 2,6%, en agosto a un 2,3% y en septiembre a sólo un 1,7%. Desde el 1° de noviembre pasado este índice de Insumos ha subido un 143%, contra un 186% del IPC, 124% del novillo y un 117% de suba del ternero de invernada”, explicó el analista Ignacio Iriarte en su último informe ganadero.
La menor demanda se encuentra por otro lado con una alta oferta, sobre todo de ganado liviano que sale de los feedlots, y por eso la faena del mes pasado fue de 1,2 millones de cabezas. Y a pesar de que se exportaron 82.000 toneladas, el consumo recuperó posiciones y quedó en 49 kilos por persona al año.
Por el lado de la exportación, el retraso cambiario y las subas en las tarifas de energía eléctrica, gas y personal se combinaron para que los precios no les permitan a las empresas integrar el negocio. Con los precios que viene teniendo la venta de carne al extranjero, los exportadores consultados coinciden en que se podrían pagar entre 3.500 y 3.600 pesos el kilo de novillo en gancho, que esta semana se negoció entre 3.800 y 4.000 pesos.
Eso sucede a pesar de la muy buena demanda mundial: mejoran los precios de China, de Israel, de Estados Unidos y los de Europa, si bien bajaron en la SIAL de París, quedaron en los 15.000 dólares que es muy bueno en términos históricos.
“Cae la rentabilidad de la cría, del feedlot y de la industria frigorífica, con una oferta ganadera que en los últimos tres meses ya no muestra las caídas interanuales del primer semestre”, indicó Iriarte.
Luego agregó: “Los precios reales para el gordo y la invernada después de unos nueve meses de caída, ya se ubican por debajo de los promedios históricos. Mientras se mantenga esta política cambiaria, que neutraliza el extraordinario momento de la demanda internacional, es difícil que se registren subas importantes del precio real del ganado. Ni el consumo ni la exportación están en condiciones de enfrentar aumentos importantes”.
En este sentido, el analista resumió el panorama: “Un consumo muy débil, una exportación limitada por el atraso cambiario, una oferta que no se reduce lo suficiente como para gatillar una suba de precios”.
Muchos esperaban que esa suba se diera en diciembre pero, a la luz de lo que está pasando con la oferta y demanda local, esa expectativa se fue diluyendo y ahora los cañones apuntan a febrero-marzo.