En las últimas semanas se dio un cambio de tendencia en el ritmo de encierre de terneros en los feedlots: de la moderación en los ingresos, que primó desde el arranque de la zafra, se pasó a una aceleración, consecuencia principalmente de la llegada del frío de forma temprana y con más intensidad de lo previsto.
En los corrales hay dos millones de animales, un volumen apenas inferior al pico que hubo el año pasado, cuando la seca obligó a sacar ganado de los campos de cría de manera forzada, y a recurrir a los feedlots ya que no había pasto para la recría.
En cualquier negocio de volumen, el mayor nivel de producción licúa costos, pero en este caso podría suceder que se transforme en pérdidas importantes.
Eso es lo que temen los engordadores, que se llenaron de ganado pero también de incertidumbre.
“Los resultados de la actual zafra de terneros estarán marcados por los costos de alimentación y estructura del ciclo, y fundamentalmente por la situación de la demanda en los primeros meses de la segunda mitad del año, tanto del consumo interno como de lo que pueda traccionar la exportación, en cuanto a precios con mejores condiciones para la industria desde las limitantes internas”, se indicó en el último informe de la Cámara del Feedlot.
En criollo, si no mejora el poder de pago de los argentinos y el ritmo devaluatorio sigue siendo inferior a la inflación, se las ven negras.
En breve comenzarán a salir los terneros del primer ciclo de engorde. La invernada la compraron en buenos valores. Apuntaron a hacerse sobre todo de vaquillonas y no convalidan precios por encima de los 1850 a 1950 pesos, a lo que hay que sumarle los costos comerciales. Y luego venden a 2100/2200 pesos que, menos costos, deja una ecuación casi empatada.
El beneficio lo obtendrían en el agregado de kilos de la hacienda en las recrías, quienes puedan hacerlo, o en el corral, ya que la relación de precios con el maíz viene siendo buena.
Pero nada hace prever que el valor del ganado acompañe la suba de costos en pesos: salarios, manejo y acondicionamiento de los corrales, y fletes, por dar algunos ejemplos. Estos aumentos, con atraso cambiario mediante, se traducen en inflación en dólares.
Para que se salven las papas, debe reaccionar el consumo o debe haber una mayor salida exportadora. Pero desde este canal comercial tampoco se reciben buenas señales. En el último mes, las ventas de carne vacuna al extranjero cayeron por la falta de competitividad del negocio, debido a que los precios de la carne, el valor del dólar al que se liquida (80/20), y las retenciones del 9%, hacen que se trabaje a pérdida.
Hoy la industria compra el novillo a 3500 pesos el kilo de carne en gancho, y su capacidad de pago es de 3000 pesos.
Si no cambian las condiciones comerciales de la carne, quienes engordan (industriales y productores), perderán plata y eso impactará en todos los eslabones. Antes o después, el derrame se produce, en la buena y en la mala.