Para indagar que andan pensando los empresarios agropecuarios argentinos que todos los años invierten unos 20.000 millones de dólares en el país, además de un par de encuestas realizadas pro los grupos CREA o las universidades es bastante útil el informe mensual que realiza el estudio de Teo Zorraquín y Alejandro Meneses, que se titula “Apuntes para empresas”.
Allí, muy visibles en la edición de abril, surgen las primeras señales concretas de cierto desencanto del empresariado agrícola sobre la gestión económica y política de Javier Milei. O mejor dicho, las primeras “sensaciones encontradas” de ese sector clave para la economía.
“Hablamos de sensaciones encontradas cuando una persona experimenta emociones ambivalentes ante un estímulo, y es sin dudas la sensación de muchos a cinco meses de gobierno del Presidente Milei. Por un lado la razón y por el otro, la emoción. Cosas que entendemos que son necesarias y otras que nos hacen ruido y nos llevan a preguntarnos ¿Pero cómo puede funcionar un país así? o ¿No es más de lo mismo?”
“A estas sensaciones, le podemos agregar conceptos o frases ‘maradonianas’ acuñadas por el presidente como ‘Casta’ o ‘No hay plata’, combinado con una máxima argenta que dice ‘Estoy de acuerdo con el ajuste y que todos tenemos que esforzarnos, siempre y cuando no sea con la mía’”, agregan los analistas.
Los expertos expresas su contrariedad por la falta de acuerdos para llevar a cabo los ajustes necesarios para la política y la economía. Escriben: “Si se pusieran todas estas partes (sectores, intereses, necesidad de hacer ajustes, etc.) en círculos y se tratara de hacerlos coincidir, el conjunto daría ‘vacío’. Es decir que no es posible, inicialmente, hacerlos coincidir, aunque sea en partes. Aparecen muchos ‘no es posible’”.
Y se explayan: “No es posible para un outsider de la política gobernar un país en todos sus aspectos (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Nacional, Provincial y Municipal) sin una parte de la Casta. No es posible, si no hay plata, que el ajuste a realizar no toque a todos los estamentos productivos y capas sociales. No es posible tener un afinado manejo político y gestión diaria cuando los que lo llevan adelante no poseen la experiencia y la consecuencia sea marchas y contramarchas. (DNU, Ley de Bases, Pacto de mayo)”.
“Todo esto está bien, se entiende el momento. Pero podríamos preguntarnos: ¿Qué se prioriza? ¿Qué se recorta primero en un país atravesado por un esquema de subsidios y prebendas en todas sus clases sociales y empresariales?¿Que se hace mientras se aprende? Preguntas sin respuestas claras o sin contradicciones”.
Zorraquin y Meneses tienen claro que “el gobierno ha priorizado el déficit cero, y la baja de la inflación a como sea (motosierra y licuadora) entendiendo que son las primeras metas. Y que, sin ellas, será difícil un después pero posee un tiempo acotado para lograrlas”.
Pero remarcan, con visible tono crítico: “En dicho ajuste la pérdida de poder adquisitivo que sufrieron las jubilaciones no parece muy equitativo comparado con el aumento de la dieta de los senadores”.
Y añaden: “Si hablamos del rechazo a la Casta, no se entiende la incorporación de Daniel Scioli a la cartera de Turismo o el proponer al juez Lijo para la Suprema Corte. El affaire de los seguros, descubierto por un funcionario del ANSES (Osvaldo Giordano) que ya no está, se contradice con el silencio hasta el momento del régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego. El relato libertario no pareciera alineado con la resolución que obliga a las prepagas a retrotraer sus aumentos. Y podríamos seguir”.
Pero parecen marcar todavía cierto margen para la tolerancia: “Debemos entender nuestro punto de partida. El país ha elegido en las últimas elecciones y por cuatro años, a alguien con poca o nula experiencia en la gestión pública, con principios o ideas libertarias, que mencionó la necesidad de realizar un ajuste importante en su campaña, en una Argentina de subsidios y prebendas. Sería imposible que, con este punto de partida, no tengamos sensaciones encontradas durante su gestión”.
A nivel de producciones agropecuarias, los analistas trasforman este dilema argumentando que los productores no saben si el gobierno de Milei juega a favor o en contra de ellos. “O las dos cosas a la vez, donde a veces el perjuicio de corto plazo es percibido como algo necesario para generar un mejor largo plazo. Repasemos algunas de las cosas que pasan afuera”, aclaran.
“El gobierno actual ha encarado un camino difícil con audacia, intentando corregir en el menor tiempo posible problemas estructurales de larga data. En un incendio a los bomberos no se les pide prolijidad sino eficacia. Por ahora estamos en la etapa donde los bomberos siguen intentando apagar el fuego, y muchos lo entienden. Pero esto sólo podrá mantenerse un tiempo, luego deberían aparecer las señales del crecimiento y el desarrollo. Sin ansiedad ni saltando pasos, pero teniendo claro que es parte de la estrategia”, concluyen.