Un trabajo realizado por la cátedra de Economía General de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) reveló que Argentina pierde nada menos que 600 millones de dólares al año por restricciones comerciales a nuestras exportaciones de carne y harina de soja, de parte principalmente de países del Sudeste Asiático. Pero, según asegura, esto podría ser superado.
“A partir de 1945, el comercio internacional creció de manera exponencial. Al mismo tiempo, diferentes países buscaron proteger sus industrias por medio de aranceles; es decir, impuestos a los bienes importados. Sin embargo, a fines del siglo XX, organismos internacionales recomendaron reducirlos para promover el intercambio global. En ese nuevo contexto, muchos establecieron medidas no arancelarias —o MNA— para limitar que las mercancías extranjeras inunden sus mercados locales y resguardar a sectores productivos clave, como el agroalimentario”, explicó Eduardo Polcan, docente de la cátedra de Economía General de la FAUBA.
De acuerdo con las conclusiones del estudio publicado por la agencia Sobre La Tierra, hay tres países que integran la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, que restringen el comercio con nuestro país.
“Indonesia, Malasia y Vietnam son grandes importadores de agroalimentos argentinos, y al incrementar sus medidas no arancelarias, nuestras exportaciones bajaron”, indicó Luciano Cristofaro, investigador de esa cátedra.
En el caso de Malasia, según se apuntó, se demanda carne Halal, una certificación que asegura el respecto por los estándares y principios islámicos, que exige instalaciones de cría y faena exclusivos para su producción.
“Argentina presentó una preocupación comercial ante la Organización Mundial del Comercio porque esta medida acota ingresos por casi 90 millones de dólares anuales”, dijo Cistofaro.
En este sentido, añadió: “Indonesia impide importaciones de carne vacuna argentina alegando razones sanitarias. Nos exige carne libre de fiebre aftosa durante 12 meses y sin vacunación durante tres años previos al envío, lo que es incompatible con las normas de la Organización Mundial de Sanidad Animal. Por este motivo, dejamos de exportar carne por un valor mayor a 200 millones de dólares por año”.
En cuanto a Vietnam, un comprador importante de harina de soja, exige pruebas de laboratorio, certificaciones y etiquetados difíciles de cumplir para los exportadores locales.
“Esta barrera comercial para la Argentina implica relegar 300 millones de dólares al año”, sostuvo Cristofaro, quien añadió que superar estas MNA supondría percibir unos 600 millones de dólares adicionales por año.
“Para abordar la certificación Halal de Malasia debemos informar bien al productor sobre esta preferencia de consumo. El caso de Indonesia requiere intervención gubernamental, un acuerdo entre ambos países para facilitar el comercio de carnes. Si hablamos de Vietnam, tenemos que informar a los productores y promover un etiquetado adecuado”, argumentó el investigador.
Patricio Calonge, también docente de Economía General en la FAUBA, señaló que “los agroalimentos superan el 60% de las exportaciones argentinas y que es posible hacerlos crecer”.
“La Argentina tiene capacidades para duplicar el valor de las exportaciones. Para ello tenemos que estudiar bien la demanda, analizar qué pasa en el resto de los países del mundo y mejorar la competitividad de nuestros agroalimentos”, concluyó.
Interesante. Ahora corresponde que hagan un estudio de todas las medidas, arancelarias, para arancelarios, sanitarios, financieras, biologicas y de TODA indole que le pone la Republica Argentina a todo el mundo para que los habitantes (ex-ciudadanos) puedan traer un mero piolin desde afuera.
El alineamiento carnal con EEUU e Israel en detrimento de China no iba a salir gratis, este impresentable que tenemos de presidente ” no la vio “, pero el campo sabía lo que se venía con esa actitud.
Esto también venía con el cambio, con China no se jode
¿Dónde dice que esto es desde que Milei asumió?