La dinámica de precios de los productos del complejo sojero en Brasil comenzó a alinearse con la situación presente en EE.UU. ante el avance del uso del aceite de soja como insumo energético.
Los precios del aceite de soja subieron en el mercado brasileño en marzo pasado impulsados por una mayor demanda interna, especialmente proveniente de industrias del sector alimentario.
“Representantes de esas fábricas mostraron preferencia por adquirir volúmenes para el mediano plazo, conscientes de las expectativas de un aumento de la producción de biodiésel en Brasil”, señala el último boletín mensual del Centro de Estudios Avanzados en Economía Aplicada (Cepea) de la Esalq/USP.
“Cabe señalar que el aceite de soja es la principal materia prima en la producción de biodiésel en el país, representando alrededor del 70% del total”, añadió.
Actualmente la mezcla obligatoria de biodiésel con gasoil en Brasil es del 14% (B14), pero el gobierno nacional está evaluando incrementar el corte al 25% para evitar registrar faltantes de combustibles durante las épocas de cosecha.
Un relevamiento de Cepea muestra que el precio promedio del aceite de soja crudo y desgomado comercializado en la región de São Paulo (con impuestos incluidos) comenzó a recuperarse el mes pasado en línea con la mayor demanda.
La contrapartida de lo que sucede con el aceite se observa en el mercado de la harina de soja, donde los valores de venta del producto se vienen desbarrancando a causa de una mayor oferta.
“Para satisfacer la mayor demanda de aceite, el volumen de soja triturada debe aumentar, lo que genera consecuentemente un excedente de oferta de harina de soja en un contexto en el que la recuperación de la oferta argentina debe limitar las exportaciones brasileñas de ese producto”, advierte el boletín.
“En el mercado interno, los consumidores nacionales compran sólo pequeños volúmenes de harina a la espera de mejores oportunidades de negociación en los próximos meses”, apunta.
Lo que está sucediendo en Brasil de manera incipiente ya ocurrió en EE.UU., donde el aceite de soja ya es técnicamente un commodity energético porque la parte del mismo en ese país se destina para la elaboración de biodiésel.