Federico Alonso es ingeniero agrónomo. Nació en Salta, pero hace ya más de un cuarto de siglo que vive en Catamarca, donde nos hizo de guía en una visita a un establecimiento olivícola de los que han logrado sobrevivir y afianzarse, Cerro Guacho, ubicado a pocos kilómetros de la capital de esa provincia.
Se preguntarán los lectores de Bichos de Campo, ¿sobrevivir a qué? Pues hay que recordar que en los años 90 hubo una fiebre inversora, fagocitada por los famosos diferimientos impositivos, que provocó que muchas compañía grandes de Buenos Aires invirtieran grandes sumas de dinero en plantar olivos en varias provincias, pero sobre todo en Catamarca. Hoy más de la mitad de esos establecimientos han sido descuidados o están directamente abandonados. Algo sucedió.
Alonso no esquiva esta conversación, pese a que ese especie de fracaso colectivo también lo involucra, porque él creció profesionalmente asesorando agronómicamente a varios de esos proyectos. “Por supuesto hemos cometido muchos errores y algunos aciertos”, admite el agrónomo y cualquiera lo comprende. Es imposible que todo salga bien en un proyecto de semejante escala, y no tanto por cuestiones agronómicas sino por los desacoples constantes de la economía argentina.
El agrónomo recuerda que en Catamarca, con los diferimientos impositivos de 1996, se proyectó implantar 25.000 hectáreas de olivos para aceite y aceitunas de mesa, de las cuales se lograron concretar unas 22.000 hectáreas. ¿Qué quedó de todo aquello? “Hoy realmente en producción tenemos 11.900 hectáreas produciendo en toda la provincia”, precisa Alonso. En el Valle Central, donde estaban la mayoría de los diferimientos, existen ahora unas 5.500 hectáreas en producción.
-Es muy poco, porque está zona era la gran promesa…
-Exactamente, era. Pero se han cometido muchos errores de variedades. En agricultura, lo sabemos todos, no se puede extrapolar. No se puede traer lo que pasa en otro continente, en Europa, y traerlo acá como si fuese lo mismo. Porque los climas son distintos, los suelos son distintos, los regímenes de lluvias son distinto. Eso lleva a cometer muchos errores. Y otra cosa que yo siempre digo: la gran mayoría de los que han hecho la inversión acá no eran agricultores, ese era un punto negativo. Eran cabezaduras, de insistir e insistir. Nada más pendientes del balance, del debe y el haber. No comprendían el negocio. Y eso nos lleva a que algunos hayan abandonado.
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Alonso, que estaba en el territorio, cree que muchos de los grandes inversores que aprovecharon el diferimiento nunca entendieron el olivo ni se preocuparon por hacerlo. Son los que ahora deben estar lamentándose por no estar produciendo aceite cuando falta en todo el mundo y los precios son extraordinariamente altos. “Este es un negocio a largo plazo, porque uno planta y a los cinco años empieza a haber recién fruta. Y además hay años, bueno, hay años malos, hay avatares. Bueno, hay que luchar”, resume.
-Pero vos sos asesor de unos 20 campos. ¿Quiere decir que hay gente que sigue apostando?
–Sí, hay mucha gente que sigue apostando pero ha habido un filtrado. Se han quedado lo que realmente le siguen apostando y siguen queriendo que el negocio funcione. Por supuesto que hay que hacer lo mejor posible los deberes en un contexto de un país que no es fácil, que es complicado para la agricultura.
“Yo siempre escucho hablar en las noticias que hablan del campo, peor hablan solo de la soja. A mí me enoja porque hay mucho otro campo que son las economías regionales, desde el olivo, desde los nogales, desde la vid, desde el tabaco, un montón de economía que son dadores de mano de obra”, se lamenta el agrónomo.
Como ejemplo pone a la propia finca Cerro Guacho donde hay 400 hectáreas de olivos y se emplean más de 100 personas solo para la cosecha manual del olivo, aunque además cuentan con una máquina cosechadora. En la soja, esas mimas cuatrocientas hectáreas se pueden atender con una sola persona y un teléfono celular.
Pero volvamos a los olivos. Alonso tiene claro que, más allá de los vaivenes económicos, hubo errores en la selección de algunas variedades aceiteras que no se adaptaron bien al clima de Catamarca, en especial porque no soportaban las heladas. Por eso el gobierno, entre los que quedaron y los productores tradicionales del lugar, ha promovido una reconversión varietal hacia la variedad Hoja Blanca, que produce aceitunas de mesa y se ha adaptado muy bien a la zona.
-¿Y funciona mejor?
-Tenemos algunos campos con plantaciones de veintipico de años de Hoja Blanca y la verdad que son un sueño.
Federico cree que el perfil que irá tomando la olivicultura en Catamarca, por lo tanto, estará más volcado a la aceituna de mesa, aunque las fincas que lograron consolidar su producción de aceite serán las más beneficiadas por “el precio de aceite en el contexto mundial, porque la cuenca del Mediterráneo, ya sea Portugal, Grecia, España, vienen con la seca hace dos años” y la guerra entre Ucrania y Rusia, que son productores de aceite de girasol, también ayuda a que haya un alza en los precios.
“Todo eso ha hecho que los productores vuelvan a ver con buenos ojos la parte aceitera, que vuelvan a fertilizar, que vuelvan a podar, tratar de trabajar de la mejor forma posible el riego. Y el olivo responde. Cuando uno le da esos elementos, responde rápidamente. Es una planta muy noble, una planta que tiene la edad de Jesucristo”, cierra Alonso.
Que bueno! Ahora si salio el sol porque se perdio el 50% de la cosecha en Espana, y duplico precios… es algo frugal…digo para tomarlo con pinzas
La olivicultura hay que apoyarla, es una actividad a la largo plazo con atencion tecnica constante y cumplir el aporte tecnologico, al tipo de suelo/fertilizaciones anuales, control fitosanitario, cosechas en tiempo y forma (Enveros) y almazaras con capacidad de precesamiento para obtener los aceites de excelente calidad, tratando lo cosechado lo antes posible( procesar en 24 horas).-
No olvidar que obtenemos “el LLAMADO” ORO LIQUIDO ” base primordial de la DIETA MEDITERRANEA, de alli su alto valor de la canasta familiar, hoy dificicil de adquirir,
pero con gran aporte a la SALUD DEL MUNDO.-