En Europa se peleaba la primera Guerra Mundial y en Rusia se preparaba la revolución bolchevique, cuando en la tranquilidad de Colonia Caroya y al pie de las sierras cordobesas Juan Alberto Grión comenzó a vender carne, en un carro llamado “jardinera”.
En esa época la industria frigorífica local daba sus primeros pasos y el consumo era bien en fresco, porque tampoco en los hogares había muchas posibilidades de mantener los productos enfriados.
Desde entonces, la familia Grión fue testigo y protagonista de los cambios que tuvieron la industria y el negocio de la carne vacuna.
Juan Alberto fundó la empresa en 1917. En esa época la carne se llevaba a domicilio, lo que resultó ser el puntapié inicial para la posterior industria especializada en la producción de los famosos chacinados y embutidos de Colonia Caroya.
En los primeros años, la fabricación de esos productos se hacía en la casa familiar, y con el paso del tiempo se fue transformando en un frigorífico ciclo 2 y 3 que procesa principalmente carne de cerdo, pero también vacuna.
En la actualidad, esta planta da trabajo a 25 personas en forma directa que despostan y procesan la carne para comercializar luego fiambres de primerísima calidad.
Para eso la empresa debió invertir continuamente y sortear, como todas las empresas que han sobrevivido tantos años, las sucesivas y recurrentes crisis económicas del país, que no desanimaron a sus propietarios.
Diego Grión, socio gerente y propietario junto con su madre, explicó a Bichos de Campo que “la planta se hizo muy de abajo. Nosotros mismos armamos los paneles de los secaderos y de las cámaras con recursos propios, porque nos resultaban muy costosos de otra manera. Así que investigamos cómo armarlos y los terminamos con mucho esfuerzo en base a prueba y error, hasta luego instalarlos”.
Diego contó además que “la planta hoy tiene más de 2.000 metros en un predio de 12 hectáreas. Siempre todo lo que ganamos lo fuimos invirtiendo en la fábrica para lograr avanzar y generar productos de primera calidad, y agregar cada vez más valor. La verdad es que los productos tienen muy buena aceptación”.
Grión también se refirió a la situación y perspectivas para el negocio de la carne. En tal sentido dijo que la quita de subsidios energéticos y la desregulación del mercado de los combustibles le va a impactar al sector, pero también al consumo, lo que eso afectaría a la colocación de este tipo de productos.
Además consideró que si se aplicaran derechos de exportación de 15% a la de carne de cerdo, que es lo que quiere el gobierno, “no se va a exportar nada de carne porcina”.
Pese a estas “amenazas” que tiene el negocio, en la empresa siguen apostando por el crecimiento. “El objetivo es obviamente la eficiencia. Se está trabajando mucho en la incorporación de maquinaria que nos permita hacer productos de mayor calidad y ser más competitivos”, finalizó Diego.