Hay cosas que no se puede entender, o mejor dicho que son difíciles de explicar. Una de ellas es por qué se desperdician tantos alimentos a nivel global y también en la Argentina, donde 6 de cada 10 niños se van a cama sin haber comido de modo adecuado.
Sabiendo que en el país se registra una pérdida de aproximadamente un tercio de la producción de alimento, un reciente estudio de la FAUBA( Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires) ahora analizó la situación de varias cadenas productivas, para detectar en qué rubros se producen los mayores desperdicios. Con claridad, surgió que el problema es más grave en aquellos productos más perecederos.
La investigación arrojó que las principales pérdidas están en el tomate, la manzana y la naranja, donde los desperdicios son cercanos al 30%. Mientras que en cadenas como la carne bovina, el arroz, el trigo y el girasol las pérdidas se ubican por debajo del 10%.
Los datos del estudio, vienen a corroborar las estimaciones de la FAO (el brazo agrícola de Naciones Unidas), que afirman que “en el mundo nunca se llega a consumir el 30% de los alimentos que se producen”.
Esta realidad, que contrasta notablemente con los niveles de pobreza e indigencia que existen en la Argentina, se ha convertido en el disparador para que desde los gobiernos se busque revertir la situación. A propósito , el país cuenta con un Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, integrado por una red amplia de ONG, empresas, universidades y gobiernos locales, entre otros actores.
“Desde hace 10 años, en todo el mundo se investiga cómo podemos reducir las pérdidas y los desperdicios de alimentos. Nuestro país es pionero en el tema. En 2013 se creó un espacio para tratar este problema en el entonces Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, y en el año 2018, el Congreso lo convirtió en Plan Nacional”, declaró Mariano Villani, Coordinador General del Programa de Agronegocios y Alimentos de la FAUBA, al sitio de divulgación Sobre la tierra (SLT).
El equipo de Agronegocios de la FAUBA que llevó a cabo la investigación ajustó los cálculos mundiales a la realidad local, donde se contemplaron las pérdidas desde la producción en los campos, la merma por transporte y almacenamiento, y hasta los llamados desperdicios dentro de la industria y el comercio mayorista. Asimismo lograron identificar los segmentos el mayor número de pérdidas .
“A nivel precosecha, los factores climáticos y las enfermedades son muy importantes. En la cosecha, se ven ineficiencias y falta de tecnología adecuada. Los precios bajos son claves también. Por ejemplo, en ocasiones, se decide no cosechar los tomates o tirarlos, por no llegar a cubrir sus costos comerciales”, apuntó el coordinador.
Al respecto Villani siguió explicando: “En las hortícolas se pierde mucho en el almacenamiento o el transporte, ya que no todos los productores poseen cámaras o transportes refrigerados para extender la vida útil de los alimentos”, remarcó Mariano, y subrayó que conocer dónde ocurren grandes mermas abre posibilidades de acción y mejora.
En este sentido, los especialistas advierten que para abordad la problemática, hay que tener en cuenta las características propias de cada localidad y aplicar medidas concretas .”Si un municipio tiene al turismo o a la gastronomía como sector productivo preponderante en su economía, nos enfocamos en disminuir los desperdicios de los restaurantes u hoteles”, enfatizó.