En estas horas la lechería tiene novedades con aumentos en el precio de la materia prima, que va a rondar el 20 por ciento, con ajustes en los valores de los productos.
Pero también hay una gran incógnita sobre quien será el futuro secretario de Lechería de la Nación, si trabajará para eliminar las retenciones a los lácteos de manera definitiva, si se darán de baja los reintegros a la exportación para hacer más justo el mercado y las cuentas estatales, si será alguien dialoguista y con ideas nuevas, pero también si atenderá las mejoras estructurales que necesita la cadena.
Más allá de las cuestiones políticas, la Bolsa de Comercio de Rosario trabaja y mejora herramientas clave para elevar las condiciones reinantes de una cadena cubierta por tradiciones, a la que le llega su momento de utilizar nuevas estrategias para transaccionar.
Fue en 2012 cuando se comenzó a dar forma a elementos que un año más tarde ya tenían denominación y posibilidades. A pesar de la utilidad, desde el propio sector lechero se dejaron en el olvido, pero ahora podrían revitalizarse y ponerse a disposición de productores y empresas, con más condimentos que hace una década.
Bichos de Campo dialogó con Julio Calzada, director de Informaciones y Estudios Económicos de la BCR; “En aquel momento la Bolsa empezó a trabajar con FunPEL para tratar de darle instrumentos, herramientas para una mayor formalización al mercado de la leche. Se había hecho un modelo de contrato de suministro para la compra-venta de la leche, habíamos visto todas las cuestiones jurídicas e incluso habíamos definido un tribunal de arbitraje, ante cualquier problema que pudieran tener las partes, que lo ofrecía la Cámara de Cereales. Si bien es de la Bolsa, son dos entidades distintas, pero se había dispuesto armar ese espacio para el sector”.
Claro que hace tantos años no había referencia posible para el precio. Estarán los que dicen que el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería es un promedio, pero registra el valor de la leche formal y en definitiva refiere a cómo se paga la materia prima.
“Hoy estamos estamos ante una situación en la cual la Bolsa tiene modelos de contratos de compra-venta de leche para ofrecerle a las industrias y a los productores, con sistemas de financiamiento calzados a esos contratos, de manera tal que las empresas podrían darle un mes de financiamiento al productor para capital de trabajo, por ejemplo; y con ese contrato podría ir recuperando ese crédito a lo largo del plazo que se defina”.
Del mismo modo, “con ese mismo contrato de compra-venta de leche, en el Mercado Argentino de Valores que es nuestro mercado de capitales, se puede instrumentar”. Del mismo modo se podrían usar ante entidades financieras tradicionales para la toma de créditos.
Calzada entiende que a diferencia de hace más de una década, “hoy la situación está mucho mejor, porque todos esos contratos son digitales, con firma digital, tenemos un área específica que se puede hacer desde una oficina, desde el tambo, desde la casa del productor, sin necesidad de generar un contrato en papel”.
Están dadas las condiciones para poner en marcha esta herramienta que puede mejorar el valor de la leche cruda, mejorar los vínculos y en definitiva avanzar en la formalización.
“La Bolsa ofrece esto. El sector tiene un precio de referencia, que bien o mal los productores lo utilizan como precio de referencia y en muchos casos lo utilizan para negociar con las industrias, por lo tanto las condiciones son mucho mejores que antes”.
Julio Calzada entiende que la demora en la puesta en marcha, en la adopción, tiene una relación directa con la costumbre, con la tradición lechera.
“Este es un sector que tiene una práctica comercial ya definida a lo largo de muchísimo tiempo, contrariamente a lo que sucede en granos que simplifica todas las transacciones. Esto debe ser un cambio cultural, tiene que dejar de haber operaciones en las que el productor no sabe cuánto le van a pagar y empezar a tener una mayor certidumbre”.
Hoy por hoy son muchas las industrias que están pagando por calidad, a las que les quedaría mejor tener un contrato de por medio para adecuar las condiciones y esto redundaría en beneficios para el productor.
Es remarcable que además de la agilidad, la digitalización, tienen estos contratos un costo muy bajo a partir del impuesto a los sellos, que por ejemplo en Santa Fe es del 0,5 por mil.
“Es cuestión de volver a sentar a todo el sector, mostrarle todas estas herramientas de la mano de la digitalización, los sistemas de firma digital y todas las utilidades”.
Desde la BCR ya se piensa en un relanzamiento de estos elementos para brindar “reglas de juego más estables, con más previsibilidad, para acceder a herramientas financieras, a más seguridad sobre todo para el productor”, del mismo modo que mejoraría condiciones de informalidad que fueron creciendo en los últimos años.