Cuando se puso en marcha el Dólar Maíz, por el cual el gobierno pretende recaudar 2.000 millones de dólares para oxigenar las vacías arcas del Banco Central, se advirtió que la medida tendría impactos en la inflación de productos básicos, en especial los alimentos, y que golpearía más duro a los sectores vulnerables.
Lamentablemente desde hace mucho que los funcionarios no hacen otra cosa que mirarse el ombligo y reinventarse para sobrevivir en sus cargos sin importarle lo que le pase a los consumidores ni a los productores.
Ahora un informe confirma que el Dólar Maíz, que generó una ventana de oportunidad de venta para los agricultores castigados por los derechos de exportación y el desdoblamiento cambiario, tendrá efectos negativos sobre el valor de muchos alimentos. La culpa no será del productor que aprovechó esa posibilidad de ganar un mango extra sino de los políticos.
El economista Adrián Gutiérrez Cabello, docente del Centro de Economía Regional de la Universidad de San Martín, expuso con claridad los perjuicios de esta decisión de supervivencia cambiaria sobre la economía real.
Un informe del especialista revela que los nuevos precios del maíz a partir de la suba artificial del tipo de cambio “representaron un aumento del 20% en el costo” de producción de un kilo de pollo”, lo que “termina impactando irremediablemente en el precio que paga el consumidor final.
El precio del “Pollo Parrillero Vivo” aumentó en promedio, entre la tercera y cuarta semana de julio, el 21%. Por su parte, el pollo entero eviscerado mayorista se incrementó un 13%. “Si bien el mecanismo de transmisión de precios no es inmediato, en una semana el precio del pollo entero creció poco más del 5%”, dice el documento al que accedió Bichos de Campo.
En cuanto a la producción porcina, Gutiérrez Cabello estimó un encarecimiento del costo en 47,5 pesos por kilo, mientras que “el precio del corte costillita de cerdo a lo largo del mes de julio tuvo un incremento del 25%”.
Respecto de la producción de carne vacuna, el aumento en los costos fue de “99 pesos por kilogramo en pie, que ajustados por el rendimiento que se obtiene en la faena, se transforman en 170,7 pesos por kilogramo más IVA”. Así las cosas, “en el lapso de una semana, los cortes de carne vacuna se incrementaron alrededor del 20%”.
En cuanto al sector lechero “a partir de su entrada en vigencia del dólar maíz hubo un aumento de 22% en el costo de sus derivados los lácteos. Es relevante el efecto en el costo de producción que se elevaría en al menos 7,6 pesos por cada litro producido en el campo.
“De acuerdo a las consultas realizadas en julio, el litro de leche se pagó en alrededor de 106 pesos. Por lo tanto, este incremento en los costos representa el 7,2% del precio de venta”, define el trabajo.
El economista destacó, en las conclusiones de este análisis, que el Dólar Maíz no es sino otra distorsión en la economía que no hace más que complicar las cosas para la población y los productores.
“No cabe duda de que la suba del precio del maíz por medio del PIE mejora la rentabilidad de los productores agrícolas, pero también afecta a la actividad de cría de animales por el encarecimiento del alimento”, contextualiza.
Y agrega que “en el contexto de múltiples tipos de cambio, esto puede generar una distorsión más en la economía nacional, con un efecto claro en el proceso inflacionario que atraviesa el país y tendrá un claro impacto en la próxima medición del Índice de Precios al Consumidor (IPC), ya que las carnes y derivados representan el 10,5% de la canasta de bienes y servicios en la cobertura nacional”.
Según el analista, por “cada 10% que suban el conjunto “carnes y derivados” esto se traduce en un incremento de al menos el 1% del IPC”.
Por su parte, leche, productos lácteos y huevos explica otro 3,7% del IPC. De igual modo que el caso anterior, una suba en conjunto de estos del 10% significaría un incremento del índice de precios del 0,37%.
“Por lo tanto, es probable que el impacto en precios de esta medida sea de alrededor del 1,5% en la suba del IPC”, determinó.