Aunque el ministro Sergio Massa comenzó ahora a utilizar como explicación a sus fracasos en materia inflacionaria el asunto de la grave sequía, desde hace al menos 12 meses los funcionarios del gobierno, empezando por el propio Presidente Alberto Fernández, machacaron con el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania para justificar al desbarajuste de los precios internos de los alimentos y defender las medidas e intrevenciones de mercado que fueron tomando.
Pues bien: A partir de ahora se declara formalmente aquí que el argumento de “la guerra” ya no corre más, oficialmente ha caducado. Van a tener que buscar otra cosa.
¿Y por qué nos animamos a decretar tan enfáticamente que el versito de la guerra ya está vencido? Porque la realidad es que los precios de los alimentos en el plano internacional han regresado, doce meses después, a los niveles previos a los del inicio del conflicto en Ucrania. Como la guerra comenzó a fines de febrero de 2022, la comparación pertinente es entre marzo de ese año y marzo pasado.
Avancemos: la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) justamente monitoreo los precios globales de los alimentos y elabora un índice que abarca a todos los commodities agrícolas. Este índice se ubicó en un promedio de 126,9 puntos en marzo de 2023, “disminuyendo así por 12° mes consecutivo tras alcanzar su nivel máximo hace un año”, cuando comenzó la guerra y los políticos argentinos comenzaron a usarla de excusa para todo.
Es cierto que en un primer momento de zozobra todos los precios se empinaron. Pero el último informe de la FAO destacó que desde marzo de 2022, “el índice ha caído hasta 32,8 puntos (un 20,5%)”. Esto vuelve a indicar el índice de precios de los alimentos en niveles previos a los de la invasión rusa, y que en 2021 promediaron los 125 puntos, un valor semejante al actual.
Este cuadro resume la evolución de ese indicador internacional:
Así como habían subido por el temor a una escalada incontrolable, ahora todos los rubros del comercio de alimentos muestran un regreso a la normalidad. En el caso de los cereales, el índice registró en marzo un promedio de 138,6 puntos, un 18,6 % por debajo del nivel de hace un año.
Justamente los dos actores de esta guerra son protagonistas de esta caída de los precios, pues la FAO explicó que el descenso se debió, entre varios factores, a “la prórroga de la Iniciativa que permite que Ucrania siga exportando desde sus puertos en el Mar Negro” y a “la fuerte competencia de la Federación de Rusia, donde la abundante oferta sigue favoreciendo unos precios competitivos”.
También se han acomodado los precios de los aceites vegetales, ya que ese índice se situó en marzo en un promedio de 131,8 puntos, nada menos que un 47,7% por debajo del nivel de hace un año.
Aquí la Argentina pierde ingresos, más que sentir presión inflacionaria como dicen las autoridades. “El descenso del índice se debió totalmente a la bajada de las cotizaciones de los aceites de soja, de colza y de girasol”, precisó la FAO.
En materia de productos lácteos, la FAO midió en marzo pasado un promedio de 130,3 puntos, 10,7% por debajo del nivel registrado en el mismo mes de hace un año. En el rubro carnes, la caída ha sido algo menos, de solo 5,3% en relación a los días posteriores al inicio de la guerra. El único rubro que sufre un incremento desde entonces ha sido el azúcar (que aquí no pesa en los cálculos), donde se notó un incremento interanual de 1,5%.