Las adversidades climáticas afectaron (o van camino a afectar) la producción local de muchas especies forrajeras, al tiempo que la implementación del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) dificultó por demás las gestiones para ingresar materiales al mercado argentino desde el segundo semestre de 2022.`
El problema es que, excepto por la alfalfa, los stocks remanentes de semilla de la campaña previa son nulos o bajísimos, con lo cual la disponibilidad de semilla estará por demás ajustada.
Tal como sucedió con los cultivos agrícolas tradicionales, la producción de semillas forrajeras también resultó afectada por el aumento de costos de producción, lo que configura un contexto desafiante no solo en lo que respecta a la disponibilidad de oferta, sino también al incremento de precios.
“Incluso en una situación climática normal, los precios de la mayor parte de las especies habrían experimentado alzas ante la necesidad de trasladar los mayores costos de producción”, apuntó Juan Lus, de PGG Wrigthson Argentina, en un informe publicado por CREA.
Debido a los desastres climáticos, se esperan reducciones de producción de entre 30 y 50% para las distintas gramíneas sembradas en la Argentina. En lo que respecta a las leguminosas, si bien la cosecha aún está por definirse, muchos lotes debieron darse de baja por problemas tempranos de déficit hídrico.
“En la cosecha de raigrás registramos rendimientos inferiores a los presupuestados y, por la sequía, la variable peso de 1000 semillas resultó inferior al valor promedio histórico; lo mismo aplica para triticale, cebadilla criolla y festuca”, comentó Alberto Goñi, de Barenbrug Argentina.
El impacto devastador de la sequía y las heladas tardías se presentó en simultáneo con una política oficial (SIRA) orientada a reforzar los controles de solicitudes de divisas para concretar importaciones al tipo de cambio oficial.
“La importación de semilla operó con algunas dificultades en el último año, pero fue en los últimos meses cuando los requisitos oficiales dificultaron su ingreso. Se estima que el 30% del consumo nacional de semillas proviene de la importación, y parte de este ingreso hoy está frenado”, advirtió Félix Roumieu de Gentos.
En la actual coyuntura, las empresas dedicadas al rubro de semillas forrajeras se muestran muy cautelosas en su estrategia comercial, porque aún no saben de cuánta oferta dispondrán en la campaña 2023. Y es muy probable que al momento de distribuir la escasa oferta disponible de cultivares privilegien a los clientes tradicionales.