Los ganaderos no “lloran al pepe”: este año las pérdidas económicas son más que evidentes e incluso quedaron plasmadas en un informe oficial que estima el resultado económico de diferentes eslabones de la cadena.
Los técnicos de la Secretaría de Agricultura vienen publicando desde hace años un informe trimestral en el que dan cuenta de la evolución del negocio ganadero en diferentes planteos y regiones.
En la última publicación dan cuenta de los factores que castigan a la ganadería, entre los que se destacan, además del clima adverso y la caída de los precios internacionales de la carne vacuna, la debilidad de la demanda interna debido a los flacos bolsillos de los consumidores argentinos.
“Sequía, faena y producción en alza, bajo poder adquisitivo de los salarios y precios a la baja en los mercados interno y externo resultan ser los factores determinantes del momento por el que está pasando la ganadería bovina: mientras la cría sobrevive, la invernada y el feedlot presentan márgenes que en algunos casos son negativos y en otros se encuentran entre los mínimos históricos”, arranca el informe.
Luego dice que el precio medio del novillo para faena está 16% por debajo del promedio de la serie 2011-2022 y un 35% inferior con relación al valor máximo del último año, mientras que la cotización del ternero de invernada se encuentra entre 13% y 35% por debajo a los mismos valores de referencia.
“La esperada recomposición de los precios dependerá finalmente de la caída de la oferta y esto a su vez será consecuencia de la normalización del clima”, lo que da cuenta –con total sinceridad– que nadie, ni siquiera el propio gobierno nacional, está esperando una recomposición de la demanda interna, que es por lejos el principal cliente del sector cárnico argentino.
Con respecto a los resultados económicos de la cría, indica que en la Cuenca del Salado un modelo productivo promedio permite generar, considerando el costo de oportunidad de la tierra, un ingreso neto de 4962 pesos hectárea, es decir, ni siquiera 15 u$s/ha tomando el tipo de cambio contado con liquidación (CCL).
De todas maneras, la cría sigue estando mucho mejor posicionada que la invernada, actividad que –si no está integrada con otros eslabones de la cadena– genera actualmente un importante quebranto económico (el cual está agravado en aquellas zonas afectadas por la sequía).
El mismo panorama adverso está contemplado para los empresarios ganaderos que terminan hacienda en corrales, actividad que, con los actuales precios “planchados” de la hacienda, es una “máquina” de perder dinero.
La pregunta del millón: ¿Comenzó la tan ansiada recomposición de los precios ganaderos?