Por la sequía, que dinamitó la oferta de pasturas a campo abierto, siguió creciendo el ingreso de hacienda en los feedlots, lo que garantiza que en los próximos meses habrá un buen abastecimiento de carne en el mercado doméstico.
De acuerdo con los datos relevados por el Senasa, en los engordes a corral hay actualmente unas 1,6 millones de cabezas de ganado bovino, de las cuales el 85% corresponden a categorías livianas, como novillitos, vaquillonas y terneros/as, que serán los que tengan como destino el consumo interno.
Apenas 15% de las cabezas encerradas en corrales son novillos y vacas, categorías que suelen orientarse a la exportación y que están faltando en el mercado, algo que impulsó sus precios en las últimas semanas.
Forzado por la sequía, el nivel de ocupación de los corrales es alto y va a contramano. En el verano suelen vaciarse, aprovechando la menor oferta de invernada y los altos calores que complican el engorde. El estío se aprovecha para hacer los trabajos de reparación y preparado de la infraestructura de cara a la siguiente zafra de terneros.
Pero este año la cuestión es bien diferente. La seca obliga a más encierres porque no hay pasturas donde recriar o retener, eso eleva el stock de animales en los engordes intensivos.
Según el reporte mensual de la Cámara de Feedlot en diciembre siguió entrando hacienda a los corrales y se llegó así al 60% del nivel de ocupación, casi 2% más que en el cierre del año y 4 puntos porcentuales más que en enero de 2022.
Este es el informe:
Informe de Encierre - Enero 2023 (2)
Pero en este contexto, contra lo que pueda pensarse, también son altas las pérdidas económicas para este eslabón de la cadena ganadera.
Los precios de los novillitos y vaquillonas no superan los 340 pesos el kilo vivo. Pero esa hacienda debería valer cerca de 500 pesos si el valor de un año atrás hubiera tenido la actualización por inflación correspondiente.
Por ahora la mejora interanual es de sólo 30%, por lo que la esperada suba de precios no sería más que un recorte de la brecha con la inflación que tiene la economía argentina. Es decir, llegaría la famosa recomposición de valores, pero no serían incrementos reales de las cotizaciones.
Los cálculos de la Cámara de Feedlot dan cuenta de que para que el negocio sea viable habría que estar vendiendo un novillito liviano en 400 pesos, valor inalcanzable ya que no supera los 340 pesos. A la hora de comprar terneros para la invernada, además, deberían pagarse 240 pesos por kilo vivo, valor muy inferior al que tienen los terneros en el mercado, donde no bajan los 350 pesos. El desfasaje es mayúsculo.
Si a eso se agrega el alto costo del maíz, las pérdidas se sostienen en los 20.000 pesos por animal bajo engorde, y llegan a los 40.000 pesos cuando se cuenta el costo financiero del dinero invertido.