Martín Bono maneja desde hace 22 años uno de los tambos más prolijos, más productivos y más modernos del país. Una “pinturita de tambo”, dirían los que saben. Se llama “Doña Luisa” en homenaje a su abuela y queda cerca de Oliva, en Córdoba. Tiene coquetos tinglados de color verde donde las vacas lecheras parecen descansar muy cómodas.
No siempre fueron las cosas así en este establecimiento. Alberto Aymar, el marido de Doña Luisa, el abuelo de Martín, se inició en la producción de leche en 1965 y tenía un tambo mucho más precario y tradicional que el que ahora puede verse. Ni peor ni mejor, muy diferente.
Alberto tuvo todas hijas mujeres y ninguna quiso tomar la posta. Faltó una generación. Martín apareció recién en 1996 y por eso los cambios parecen tan violentos.
“Esto cambió mucho. Antes teníamos 8 litros promedio por vaca, hoy tenemos 32 litros. Se ordeñaba con un tinglado levantado con paredes de barro y con brete a la par, con los terneros despuntando antes del ordeñe. Hoy los terneros nacen y se recrían en una estaca. Hicimos una sala de ordeña nueva, con retirador automático de pezonera. Después metimos una sala de refrescado, para el verano, para bajar el estrés calórico”. Así va contando Bono un proceso que parece acelerado pero llevó mucho tiempo.
Mirá la entrevista completa con Martín Bono:
-¿Cómo fuiste incorporando todos estos cambios?- le pregustamos a Martín.
-Yo vengo de una familia de comerciantes, nada que ver con el tambo. Fui viajando y preguntando, y copiándole a la gente que le iba bien. Y como me gusta desafiar tecnologías e implementar cosas nuevas me largué y bueno.. Me fue bien.
Martín abrió su establecimiento a otros productores durante el tour lechero organizado por el medio especializado Todo Agro, de Villa María. Mostró con orgullo sus nuevos tinglados color verde, que le viene construyendo una metalúrgica vecina, que es de un amigo al que le puede pagar a su ritmo. “Los bancos no te darían plata para hacer una inversión de esta, ni siquiera hipotecando el campo”, se lamenta.
“Esto es un sistema de compost, pero en realidad no es compost, Es una pista central de cemento de alimentación, de 13 metros de ancho, y tiene dos alas de 24 metros de ancho por lado. Las vacas tienen una cama de 15 metros cuadrados. Y eso hace que el animal viva ahí abajo. La cama se mueve dos veces por día con un cincel y así las vacas duermen sobre una superficie blanda, seca y esponjosa. La pasan bien y producen mas leche”, resume el productor de Oliva.
Los tinglados tiene 15 meses de utilización y en ese breve periodo el tambo incrementó de 26 a 32 litros diarios de leche la productividad por vaca. Pero Martín no cree en las solucionas mágicas sino en un esfuerzo continuo: “Dicen que el tambo es el negocio de los mil detalles. Tenés que manejar reproducción, nutrición, manejo, confort (ahí entra el galpón). Pero con el galpón solo no vas a sacar los 30 litros. es una sumatoria de cosas bien hechas”, reivindica.
Le preguntamos por qué insiste en innovar si el precio de la leche no acompaña…
“Eso depende mucho de la eficiencia también. Hay muchos tambos que están en 18 litros de promedio. Y de 18 a 32 litros hay mucha diferencia. Nosotros no somos extraterrestres, tratamos de hacer las cosas lo mejor que se pueda”, responde el productor, que obtiene unos 8.000 litros diarios con un plantel de 300 vacas a las que ordeña tres veces por día.
-¿Qué consejos le darías al resto de los productores?
-Yo les diría que primero empiecen con buenas aguadas, con sombras móviles, con piletas de madera. Y después ver la posibilidad de hacer un piso de cemento para que coman, para las lluvias. Son todos pasos. Después tratar de techarlo. No es fácil, pero acá lo fuimos haciendo así y lo logramos.
Frente a la crisis lechera, Martín Bono tiene clara solo una cosas: “Para llevar adelante una explotación tambera, los 365 días del año, hay que trabajar. Se puede si uno esta dispuesto a hacer lo que hicimos nosotros, que hace 22 años trabajamos, con todos los gobiernos”.