El agregado de valor se volvió la clave del crecimiento del Grupo María Elena, que pasó de ser una empresa agrícola-ganadera tradicional a producir sus propios biofertilizantes y sobre todo energía, la suficiente como para autoabastecerse y además aportar a la red el equivalente a la mitad del consumo hogareño de General Villegas, donde tienen parte de su producción.
La firma, que nació en 1953, era una empresa mixta típica con campos en San Luis, Saladillo y que además alquilaba en Trenque Lauquen. Hasta hace pocos años producía pasturas, granos, hacían cría y recría vacuna, y luego sumaron un feedlot.
El cambio más importante llegó hace unos 15 años. Sus directivos decidieron viajar a Dinamarca para establecer un vínculo comercial con una empresa de genética porcina internacional. Entonces armaron un criadero de cerdos, desde el que proveen de las madres a otras empresas, pero también engordan parte de su producción de machos.
“En esa primera etapa empezamos a mirar qué posibilidades teníamos y vimos que había oportunidades en el negocio porcino. Ya sabíamos producir con granos porque teníamos un feedlot y eso ayudó”, recordó Juan Martín Ospital, directivo de la firma.
Escuchá la entrevista a Ospital:
Luego del viaje a Dinamarca, entonces, los empresarios construyeron el establecimiento porcino y trajeron el primer núcleo genético, que se radicó en Villegas. “Nosotros producimos las líneas puras, las multiplicamos y seleccionamos y vendemos esas líneas puras. Además, vendemos semen y engordamos parte de la producción”, enumeró Ospital.
Pero esa transformación del grano que producían en carne no fue suficiente. Fueron por más. Decidieron invertir en biodigestores.
El 85% del silo de maíz que producen es la materia prima para la producción de energía que se realiza allí y sólo el 15% se utiliza en el engorde vacuno. Dentro de los biodigestores, el silo se une a los efluentes bovinos. Además reciben otros tipos de ingredientes, como el purín de cerdos.
La conclusión es que, convirtiéndole primero ese contenido en biogás y luego ese biogás en electricidad, ahora producen la energía eléctrica suficiente para abastecer a la empresa y al pueblo. Pero además extraen de los biodigestores también biofertilizantes que vuelven al campo. Así se cierra el redondel de la economía circular que esta y otras empresas están implementando cada vez más en el país.
“Consumimos gas, gasoil y electricidad, pero el balance entre producción y consumo nos da positivo: producimos mucho más de la que consumimos”, aseguró Juan Martín.
El referente de la empresa indicó que el agregado de valor fue de la mano de la incorporación de personal, con las mujeres participando de forma más que significativa.
“En el grupo antes trabajaban 18 personas y un solo profesional. Hoy hay 120 empleos directos y el 85% de ese trabajo lo generamos en el interior y donde damos oportunidades a las mujeres. Un 35% del personal son mujeres contra el 11% del promedio del sector primario. De los profesionales de la firma 50% son hombres y 50% mujeres”.
Interesante proyecto. En la última parte de la nota menciona a la mujer en el agro… siendo profesional del sector y vivido varias injusticia me sorprende con la liviandad que se planteo el tema, genera mi curiosidad si los sueldos son iguales a los profesionales hombres? El cuerpo directivo también está compuesto por el 50% de mujeres?
Los sueldos (me imagino) son acordes al trabajo realizado en la empresa independientemente del género del trabajor, no crees que debería ser así?