Con la precampaña de la cosecha gruesa 2022/23, los productores argentinos entran en la época de mayor demanda de fertilizantes. Pero existe un pequeño problema: Hay serias dudas respecto de la disponibilidad de dólares que habrá para la importación de un insumo clave, al menos a la cotización oficial del tipo de cambio.
La falta de los nutrientes necesarios para la campaña agrícola puede afectar el rendimiento de los cultivos, la economía de los productores y finalmente la disponibilidad de dólares el año que viene. Pero pensar a un año de plazo parece, para las nuevas autoridades económicas, una utopía.
Por lo pronto, y hasta no se tengan precisiones de nuevas medidas que adoptará el flamante ministro de Economía, Sergio Massa, el cupo de dólares que se dispondría desde el Banco Central es muy inferior al necesario.
Un reciente informe de los economistas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires destaca la suba en el valor de estos insumos en el último año, al punto tal que en julio se necesitaba “entre 30% y 40% más de grano para comprar la misma cantidad de fertilizantes que el año pasado, lo que impacta negativamente sobre la decisión del productor” de utilizar estos insumos.
El encarecimiento habla a las claras de que también se requieren de más dólares, que es el flujo que el gobierno está recortando.
Para hacer frente a estas importaciones estratégicas, el Banco Central estableció un “tope equivalente al menor del valor de las importaciones FOB de 2021 más un 5%, o de las importaciones del año 2020 más un 70%, que se estima en 1.889 millones de dólares”.
A partir de allí, y considerando un escenario de base (las cantidades promedio 2020 y 2021, y precios promedio del primer semestre de 2022), los analistas de la Bolsa de Cereales calcularon que ese tope de divisas se alcanzaría en el mes de agosto.
De este modo, si se corta allí el chorro de la importación, “quedaría un 57% de las necesidades de importación sin cumplir hacia fines del presente año”, alertan los analistas de la bolsa porteña.
En el sector dicen que, atento a las presentaciones hechas por los privados, se adoptaron medidas para flexibilizar el acceso a las divisas bajo ciertos requisitos, aunque persisten dudas sobre el grado de aprovechamiento que puedan realizar las empresas importadoras.
En este contexto, los técnicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires analizaron los escenarios posibles El primero se plantea siguiendo el hecho de que los requerimientos de fertilización (por hectárea) son menores para la soja que para el maíz, y que por ende se necesitarían 3.742 millones de dólares” para importar los fertilizantes necesarios superando así el tope impuesto por el BCRA en un 98%.
“El segundo escenario alternativo considera el hecho de que recientemente los precios de fertilizantes experimentaron un retroceso, tendencia que podría continuar. De ese modo, tomar el promedio de lo transcurrido de 2022 se podría estar sobreestimando los valores de las importaciones de la segunda mitad del año”, se consuelan los expertos.
Por eso tomaron como referencia los precios del segundo semestre del año pasado. En este caso el cálculo indica “una baja en valor respecto al primer escenario aunque se superan ampliamente los montos impuestos por el BCRA. De hecho, para que las importaciones alcancen el límite habilitado por el BCRA sin compensar vía cantidades, los precios de los fertilizantes a importar deberían caer, en promedio, un 58% adicional con respecto a los precios observados en junio 2021”, se aclaró.
Un tercer escenario que no fue analizado por el informe implicaría un ajuste en las cantidades aplicadas, dado que la relación insumo/producto no es favorable. Los economistas de la entidad creen que podría darse una combinación de ambos efectos: menos cantidades a aplicar y caída en los precios que podrían reducir los niveles de necesidad de dólares para la importación aunque quedarían de todos modos por encima del cupo fijado por el gobierno.
Con estas políticas restrictivas de las divisas en este rubro, eso sí que queda claro, el propio gobierno se muerde la cola. Disponer de menos dólares para estos productos podría significar una cosecha menor el año que viene y en consecuencia seguir arrastrando o profundizando el faltante de divisas.