El 2 de marzo pasado, al presentar a su equipo de funcionarios, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, prometió en su primer conferencia de prensa formal (quizás la única) que iba a brindar conferencias de prensa para los periodistas especializados en la temática al menos una vez por mes, para responder sus preguntas. Es algo inherente a la democracia el dar explicaciones y respuesta a los interrogantes que pudiera tener la ciudadanía y que expresan, a veces bien, otras veces mal, los que trabajamos en medios de prensa.
Pero eso no sucedió. El funcionario no volvió a dar conferencias de prensa. Incluso violó una promesa formal hecha al Círculo Argentino de Periodistas Agrarios (Capa) sobre dar continuidad a este tipo de encuentros.
Marzo, abril, mayo, junio y julio. Debieron haber sucedido al menos cuatro conferencias de prensa más. Pero no hubo ninguna.
Hubo en el medio un montón de cosas para preguntarle al funcionario nacional. La situación cambiaria se deterioró, y también la brecha de la que se quejan los productores. Las retenciones a los derivados de la soja subieron dos puntos, aunque algunos cuestionan su legalidad porque se han vencido las facultades delegadas por el Congreso. Se armó un fideicomiso triguero que no funciona, porque los molinos lo rechazan y el pan no baja de precio. La Ley Agroindustria que Domínguez prometió cuando arribó al gobierno no se discute. El mundo vive una guerra y necesita alimentos, pero Agricultura sigue fijando cupos de exportación para carne, trigo y maíz. El Plan Ganar se preanunciaba como una gran herramienta de Estado, pero por ahora solo son créditos a tasa subsidiada sin ningún tipo de asesoramiento. Y finalmente, cuál es la función del abogado preferido de CFK, Eduardo Barcesat, como el asesor mejor pago dentro del Ministerio.
Hay tantas cosas para preguntarle a Domínguez. Pero no se pudo.
El Círculo Argentino de Periodistas Agrarios (CAPA) ha reclamado de manera sostenida durante más de 2 años la realización de conferencias de prensa por parte de la cartera agraria nacional.
@AgriculturaAR @DominguezJul @NanetteGiova pic.twitter.com/lQSO3UeDYT
— CAPA | Oficial (@AgroPeriodistas) March 2, 2022
En contraste a la falta de conferencias de prensa, el ministro de Agricultura salió raudo en las últimas horas a dar entrevistas a los medios de comunicación, la mayoría de ellos alineados con el oficialismo, ya sea por convicciones compartidas o por la suculenta pauta oficial, que sigue siendo generosa. Para disimular, también otorgó alguna nota a TN o A24. Pero casi siempre a periodistas de política, que entienden poco y nada de lo que sucede en el agro. La única excepción fue que también se animó a contestar las preguntas de Canal Rural.
En definitiva, lo que el ministro quería transmitir en estos reportajes es que -según la mirada oficial- no hay motivo para que las cuatro gremiales del agro realizarán una protesta mañana miércoles 13, y mucho menos un cese de comercialización. Según el funcionario, no hay motivos porque ahora sobran tanto gasoil como fertilizantes, los dos insumos de los que se denunciaban faltantes. Eureka. De los precios mucho más elevados no dice nada el ministro, al que tampoco se le puede preguntar.
“Los sectores de la producción y de la agrobioindustria tienen hoy todo un horizonte para seguir creciendo”, resumió Domínguez en un comunicado oficial todo el resto de sus declaraciones a los canales de televisión. Además consideró que “el estado de ánimo de los productores no se condice con lo que expresan los dirigentes de la Mesa de Enlace”.
Según el ministro, es falso que la presión fiscal sobre los productores sea insostenible y mucho menos cierto es que la soja valga 600 dólares afuera, pero aquí la paguen a 400 dólares, que además se transforman en 200 cuando se paga en el tipo de cambio oficial. Tampoco es cierto que haya cepos a las exportaciones. Ni siquiera es cierto que los funcionarios del sector público respondan a las preguntas.
El problema es nuestro, que no lo vemos. Y de los dirigentes rurales, que juegan a la política y estarían aislados del resto de los productores, que en realidad aman este modelo y siempre le prenden velas a Cristina Fernández de Kirchner.
Aseguró Domínguez: “El clima que se vive en el sector es diferente. ExpoAgro, Agroactiva y AgroNea superan todas las operaciones de ediciones anteriores”.
No sucede que todo el mundo quiera gastar los pesos que queman en las manos, porque la inflación los devora. No. El ministro de Agricultura que no brinda conferencias de prensa apela en entrevistas prefabricadas a todo tipo de indicadores para demostrar que en realidad el paro agropecuario de solo 24 horas (el más tibio del que tengamos memoria) no tiene sustento, y por lo tanto entonces es un acto político y desestabilizante.
“Siempre es el momento del diálogo y más aún frente a un conflicto mundial. Estamos en medio de una guerra, vemos todos los días especialistas internacionales anunciando la hambruna para el mundo, con crisis de producción a nivel global y aumento en el precio de los insumos. Estamos trabajando codo a codo con los productores desde el gobierno nacional en las soluciones que requieren para fortalecer las capacidades nacionales”, añadió Domínguez.
Si no lo conmovió a usted, es porque no tiene sangre en las venas.
Al Gato Sylvestre, en cambio, lo conmovió hasta el tuétano con esas palabras. Tras despedir al ministro, en el bloque siguiente de su programa en C5N, el avezado periodista pronunció lo que todos a esta altura pensamos -o debemos pensar- de los dirigentes ruralistas: “Son unos cipayos antipatrias y golpistas”, dijo. Domínguez no lo piensa, pero lo manda decir. La misma cantinela que se escuchó en la red de medios oficialistas.
Mientras tanto se prolongaba el raid mediático de un Domínguez que no responde a las preguntas, en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú los principales dirigentes del campo (o lo que queda de ellos, o lo que queda de aquel) brindaban… una conferencia de prensa.
En ese momento, la verdad, no había mucho que preguntar. Los dirigentes rurales no están obligados, como sí los funcionarios de Estado, a brindar conferencias de prensa y mucho menos a dar explicaciones sobre sus actos. Además, vale la pena decirlo, suelen ser muy aburridos y hasta anodinos. Ni ellos mismos saben bien explicar las razones de la protesta que los tendrá en las próximas horas como protagonistas. Uno presiente que se sienten mal con el estado actual de cosas, pero no saben explicarlo.
De la conferencia de prensa de la Mesa de Enlace con suerte lograremos los periodistas un título de muy escaso impacto. Como la jornada de protesta (tiernos, inclusive la bautizaron “jornada de demandas”) y el paro agropecuario que casi nadie respetará porque simplemente es una consigna echada al viento.
Pero allí estaban los golpistas, hidalgos, sometiéndose a las preguntas de los periodistas en conferencia de prensa. Si el Gato Sylvestre hubiese querido ir, hubiera podido preguntar si realmente eran “cipayos golpistas”, como él cree, como insinúa Domínguez.
Pero no sucedió nada divertido. En la conferencia de prensa, y aquí compartiremos el audio, los dirigentes rurales, tanto de las entidades provinciales como nacionales, no tenían demasiado para decir. Pero igual contestaron las preguntas:
Realmente a veces luce algo triste el papel de los ruralistas que no tiene demasiado para justificar su propia protesta, habiendo como hay tantas cosas de las que quejarse.
Pero mucho más triste es el papel de un ministro, funcionario público el tipo, y ben pago, que debe responder preguntar pero las elude porque no sabe qué decir, y entonces se ataja en el jueguito de la política berreta de dividir entre ellos y nosotros, los golpistas y los demócratas, el pueblo versus la oligarquía.
La pucha que era simplote el asunto.
Nosotros, los periodistas de Bichos de Campo, mañana adheriremos a la jornada de demandas, pero no por las retenciones y mucho menos porque tengamos ánimos destituyentes. Lo que demandamos son conferencias de prensa, pero no de la Mesa de Enlace -que a veces abundan y aburren- sino de las autoridades bien constituidas.
Porque son ellas, es Domínguez, las que deben dar explicaciones y no los dirigentes privados. Que es ahí, en esa negativa a responder, en esa prepotencia de la narrativa, que comienza a flaquear la democracia y comenzamos a alumbrar la dictadura.