El 2022 definitivamente será un año triste para los productores azucareros de la provincia de Misiones. Por primera vez en sus 60 años de historia, el ingenio San Javier, ubicado en la localidad homónima, no encenderá sus máquinas ni abrirá sus puertas. La causa está en la sequía que azotó a gran parte del país a comienzos de esta campaña, que dejó prácticamente sin producción a los colonos y mermó la rentabilidad de la fábrica.
Esto no supone solo un golpe económico sino también uno emocional ya que, aún explicando solo 3 de cada 1000 kilos de azúcar producidos en el país, el ingenio San Javier siempre acompañó la inserción de los pequeños productores de la zona en esa actividad agroindustrial.
Su historia se remonta a la década de 1950, cuando un grupo de colonos decidió formar la Cooperativa San Javier Limitada, con el objetivo de darle más valor agregado a la caña de azúcar que hasta ese momento solo usaba para alimentar animales o para hacer dulce de rapadura, un tipo de azúcar casero.
Una vez formalizada la organización comenzaron con los trámites para adquirir la maquinaria necesaria para levantar el ingenio. Ante la falta de fondos y la necesidad de recibir apoyo estatal, la Cooperativa aceptó la oferta más asequible que provenía de la Metalúrgica M. Dedini S.A., de Piracicaba en Brasil.
Esa es quizás una de las perlitas más interesantes que el ingenio San Javier tiene en su haber, ya que toda la carga cruzó al país desde Porto Xavier en balsa maroma, y terminó por ser retenida por la aduana en el ingreso a Misiones. Fueron las gestiones del gobernador César “el Chango” Ayrault las que permitieron que la maquinaria entre sin papeles –es decir como un contrabando- al país. El funcionario tenía relación con el presidente de aquel entonces, Arturo Frondizi, con quien compartía el espacio de la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI). Eso por eso que durante muchos años el ingenio no estuvo dentro del inventario ni del balance de la Cooperativa.
San Javier no solo se abocó a la producción de azúcar bajo la marca Alto Uruguay, distribuida en Misiones y en otros puntos del país, sino que también incursionó en la de alcohol –producto que se mantiene hasta el día de hoy y al que le sumaron su presentación en gel- al 96%.
También se dijo que el ingenio investigó la posibilidad de hacer licores, según los deseos de Ayrault, como el ron tipo “Bacardí” de Cuba. Incluso prepararon tierras al costado de la planta para experimentar con cañas traídas del NOA y también del país cubano.
El ingenio funcionó bajo la figura de la Cooperativa hasta fines de la década de 1990, tiempo en que la situación nacional de la actividad hizo que la firma entrada en un concurso de acreedores. Sin embargo y a contramano de las privatizaciones impulsadas por el presidente Carlos Menem, la gobernación de Misiones -a través de la Ley 3276 del 11 de abril de 1996- expropió el establecimiento, disponiendo su reactivación con gerenciamiento y administración a cargo del Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial (IFAI).
Ese Instituto continúa administrando el ingenio al día de hoy, que cuenta con 260 empleados considerados como estatales.
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Con el paso de los años sus maquinarias se repararon y renovaron a partir de piezas provenientes de la industria metalmecánica tucumana, una de las tres provincias azucareras más importantes del país junto a Jujuy y Salta. Según datos relevados por el Ministerio de Agricultura, la Argentina cuenta con 22 ingenios concentrados en el NOA, siendo los tres más importantes el Grupo Los Balcanes (del matrimonio Ferro-Lonac), Ledesma (de la familia Blaquier Arrieta) y el Grupo Luque (de la familia Luque).
Pero regresando a la actualidad, ¿qué ocurrirá con los productores azucareros frente al cierre temporal del ingenio San Javier? Recientemente el gobierno provincial firmó un acuerdo con 236 colonos para brindar una asistencia económica total de 50 millones de pesos, que se distribuirá en dos tramos entre los meses de junio y julio.
“Tomamos la decisión de subsidiar la producción con un valor igual al 50% de lo que ellos entregaron el año anterior, y que la caña que se coseche sea destinada a asociaciones ganaderas que también se vieron afectadas en sus pasturas por la sequía. Si entregaron 10.000 kilos se les pagará por 5.000 a precio actual”, dijo a Bichos de Campo Roque Gervasoni, presidente de IFAI.
“Nuestro ingenio es uno chico e íbamos a procesar un tercio de lo que se procesó el año anterior. De 24.000 toneladas íbamos a pasar a 8.000. Poner a funcionar el ingenio por esa cantidad no tiene sentido. Producimos 50 mil toneladas como capacidad máxima. Si ves la producción de Tucumán probablemente la nuestra sea la de dos días de ellos”, agregó el funcionario a continuación.
-¿Qué representa para la provincia de Misiones que este ingenio no abra este año?– le preguntamos.
-En lo emocional es mucho porque la sirena que suena todos los días de junio a octubre, anunciando que la planta entra en funciones, no va a sonar. Económicamente tenemos un perjuicio porque son situaciones muy especiales y nosotros vamos a tener que afrontarlas. Esos 50 millones los vamos a subsidiar sin obtener nada a cambio. El ingenio está en condiciones de funcionar normalmente pero bueno, no tenemos producción.
-¿Qué proyectan de cara a la campaña siguiente?
-Lo que tendríamos que ver durante este tiempo que estamos sin zafra es mejorar la semilla de caña y ordenarnos en una caña más temprana, una media y una tardía como para organizar mejor las entregas. Creo que de alguna manera nos puede beneficiar en la planta. También como alternativa hicimos una plantinera muy importante a un costado del ingenio. Estamos produciendo plantines de distinto tipo de hortalizas para llegar a los productores de la zona y que puedan diversificar.