Desde el minuto uno advertimos que las “retenciones cambiarias” son peores que los derechos de exportación por la suma gigantesca de daños que generan.
Siempre, al momento de realizar tales denuncias, aparecían los entusiastas de la intervención y amantes de las planillas Excel para explicarnos, desde la tarima, que ese planteo era errado porque tanto los costos como los precios de venta, en el caso de una empresa agropecuaria, deberían “empalmar” con el tipo de cambio oficial intervenido por el gobierno.
Pero eso, que en la teoría funciona a la perfección, en la práctica está bastante lejos de ocurrir, porque en un escenario de cepo cambiario con restricción de divisas los valores de los insumos tienden inexorablemente a acercarse al tipo de cambio real, como puede ser el caso, por ejemplo, del dólar negociado en el mercado bursátil local (MEP).
La empresa petrolera estatal YPF acaba de reconocer –nada menos que en un informe oficial– que logró “trasladar las paridades internacionales a los precios locales” del gasoil, que es, precisamente, el combustible empleado para cosechar y trasladar la cosecha en la Argentina.
Mientras que los precios de los granos que reciben las empresas agrícolas están recortados por derechos de exportación, “retenciones cambiarias” y “retenciones encubiertas” (fideicomisos), además de encontrarse distorsionados, en el caso de los cereales, por cupos de exportación, los costos de producción se determinan a valor “lleno”.
Por supuesto que ese desmadre no es gratuito: en un mundo por demás hambriento de trigo –luego de la retirada de la oferta ucraniana de cereales– el área de trigo argentina descenderá este año para tener por lo menos una oferta exportable 2022/23 que será dos millones de toneladas inferior a la registrada en la presente campaña.
Eso representará una menor venta de agroinsumos, menos empleo, menos viajes de transportistas, etcétera, etcétera, para finalmente generar un menor ingreso de divisas necesarias para importar bienes críticos para la población y el normal funcionamiento de muchos rubros económicos.
En Brasil, donde no existen derechos de exportación ni retenciones ni cupos de ningún tipo, este año los productores incrementarán el área de trigo en un 3% respecto de 2021 para producir –si el clima acompaña– casi un 6% más.
En materia de política económica se puede –es cierto– hacer cualquier cosa desde el poder, pero jamás se pueden esquivar las consecuencias generadas por malas decisiones. Y, luego de una cena opípara, siempre llega el momento de pagar la factura.
Argentina Unitaria: ¿Quién gana y quién pierde con las retenciones cambiarias?