La lechería está en crisis desde hace años, acorralada por problemas internos, propios de la cadena, pero sobre todo por las políticas (o la falta de políticas) que hacen más evidentes esas deficiencias.
En la gestión de gobierno anterior los controles de precios y sobre las exportaciones perjudicaron sobre todo a los productores, el eslabón más débil de esa cadena. Lejos de generar soluciones, el cambio que impuso la gestión de Macri (eliminando esos controles y dejando todo librado al mercado) no hizo más que profundizar esa crisis. Hubo sí, de parte de las autoridades, una mayor apertura al diálogo
Pero finalmente los incrementos en las tarifas de la energía y la devaluación (que impactó de lleno en el costo de la alimentación), complicaron las cuentas y aceleraron el cierre de tambos.
El problema queda expuesto en los números que muestran diferentes organismos oficiales. Así mientras el Ministerio de Agroindustria da cuenta de que si bien en julio el precio promedio de la leche a tranquera de tambo aumentó el 5%, desde el Inta Rafaela se aclaró que los costos de producir leche son muy superiores al valor que perciben los productores.
Según la estadísticas de Agroindustria, en junio el costo promedio por litro fue de 6,75 pesos por litro. Pero de acuerdo con los modelos productivos publicados por la estación experimental santafesina, un tambo chico tuvo un costo por litro ese miso mes de 7,45 pesos. Se trata de los establecimientos en mayor riesgo, que producen menos de 3 mil litros diarios y que suman el 70% del total.
Auqnue tampoco los tambos grandes cubrieron sus costos con el precio que se pagaba ese mes, ya que sus costos llegaron en junio a los 7,21 pesos.
Marcos Snyder, asesor con más de 35 años en la actividad, dijo que “nunca vi algo igual. Llevamos más de 3 años sin poder sacar la cabeza debajo del agua”. Explicó que el 70% de los costos están dolarizados por lo que “cuando el dólar sube 1 peso, suben 70 centavos los costos” de los tambos.
Para el analista, en el contexto político y económico actual la chance de sobrevivir pasa por la eficiencia (productividad) y la escala: “La salida será lenta y más traumática para los que tienen menos capacidad. La dispersión es muy grande en cuanto a tamaño y eficiencia y en esta crisis se requiere de una combinación de ambas para sobrevivir”.
En tanto, Ezequiel de Freijo, de la Sociedad Rural Argentina, dijo que los 7,12 pesos que se pagaron en julio de promedio tampoco llegan a cubrir los costos, por lo que consideró necesario que se trabaja en la corrección de las distorsiones para que haya mayor competencia entre las usinas.
El referente de SRA tiene las esperanzas puestas en que la mayor competencia de la exportación y el consumo interno derrame en el precio a tranquera de tambo y que finalmente se logre cerrar la brecha entre costos e ingresos.