Cuando una idea no solo es buena sino que sirve para hacer frente a una necesidad concreta, las adhesiones que genera llegan muy rápidamente aceleradas. Es lo que está sucediendo con el Programa Paisaje Protegido (PPP) de la Fundación Proyungas, que viene a ser una puerta abierta para que el sector agropecuario se meta de lleno en la lucha global para comenzar a cuidar el medio ambiente y enfrentar el cambio climático. ¿Cómo lo hace? Pues diseñando paisajes donde no se frena la producción, pero sí se frena el deterioro del ecosistema que la rodea.
Alejandro Brown, el biólogo que originó esta forma de trabajo en Tucumán hace un par de décadas, cuando casi nadie hablaba del asunto, explicó a Bichos de Campo que la idea fuerza del PPP es “poner en valor o darle visibilidad a los muchos e importantes compromisos ambientales que tiene el sector productivo, pero que en líneas generales el grueso de la sociedad de nuestras sociedades lo desconocen”.
En rigor, muy pocas personas saben que en esta región del planeta existen 28 empresas agroindustriales de primera línea que en cuatro países de la región (Argentina, Chile, Paraguay y Bolivia) ya han aplicado diferentes criterios de conservación sobre 2,5 millones de hectáreas de territorio, de los cuales aproximadamente el 64% es área productiva y el 36% son áreas silvestres protegidas. Ese porcentaje de reservas privadas equivale a casi 1 millón de hectáreas. Equivale a más del 10% de la superficie custodiada por el Estado a través de los Parques Nacionales. Pero Brown cree que este es apenas el principio, la punta del iceberg, y que el sector privado en realidad actúa como custodio de una superficie mucho mayor.
Mirá la entrevista a Alejandro Brown:
La inmensa mayoría de las empresas adheridas a la iniciativa coordinada por ProYungas participaron días atrás de una reunión anual de evaluación realizada en instalaciones del ingenio jujeño Ledesma, que fue uno de los precursores, ya que varias décadas atrás donó las tierras para la creación del Parque Nacional Calilegua y más recientemente generó otra zona protegida de 110 mil hectáreas. Allí estuvieron firmas del sector azúcar, papel, cítricos, productos forestales, yerba, té, granos, legumbres, miel, vid y ganado que se están subiendo a esta idea de generar paisajes donde convivan la producción y el cuidado del medio ambiente.
Brown, al cual presentamos a nuestros lectores el año pasado porque no siempre es frecuente encontrar a un ambientalista que trabaje a la par de los productores y los considere “aliados” en vez de “enemigos” del cuidado del medio ambiente, aprovechó esa reunión para mostrar estos avances al embajador de la Unión Europea en Argentina, Amador Sánchez Rico. Explicó que lo invitaron especialmente porque “sentimos que este desconocimiento que tiene nuestra sociedad también lo tienen los organismos internacionales, que de alguna manera están marcando el rumbo. Por eso el sector productivo siente que le van poniendo obstáculos o le van cambiando la vara, le mueven el arco”.
-En Europa piensan que acá arrasamos con todos los bosques, que no cuidamos nada. Me imagino que cambiar esa mirada es el objetivo de ProYungas
-Yo creo que también la mirada de los europeos se alimenta de la mirada que a veces nosotros mismos transmitimos al mundo. Nosotros también hemos venido contribuyendo a generar una imagen, yo diría distorsionada, de cómo la actividad productiva se vincula con la preservación del ambiente. El programa Paisaje Productivo Protegido intenta justamente poner en valor las alianzas positivas entre producir y conservar la naturaleza. Espero que este programa contribuya significativamente a cambiar esa imagen.
ProYungas (que como su nombre lo indica originalmente tuvo como objetivo el estudio y la defensa del ecosistema Yungas), fue extendiendo su radio de acción y comenzó a abarcar todo el llamado Norte Grande, conformado por diez provincias argentinas. Pero últimamente también se han sumado productores de Paraguay, de Bolivia y de Chile.
“Lo que nosotros buscamos es, dentro de esta idea de demostrar la vinculación sobre la actividad productivas y la conservación de la naturaleza, ejemplos en distintos ecosistemas y en distintas rubros productivos. Por eso trabajamos con empresas forestales en Misiones, con arroceras en Corrientes, con dos ingenios azucareros (Ledesma en Jujuy y el de Arcor en Tucumán). Pero también con los cítricos, y hasta hemos incorporado viñedos. Estamos buscando distintas producciones en distintos ecosistemas para poder mostrar que independientemente de donde ocurra la producción o qué tipo de producción sea, hay una alianza positiva entre lo ambiental y lo productivo”, indicó Brown.
-¿Esa alianza positiva qué implica? A veces se cree que lo mejor es no tocar el ambiente. Pero ustedes proponen establecer reglas de convivencia para preservar ese ambiente, pero sin congelarlo.
-De ahí viene el concepto cierto de un paisaje, de una mirada más holística, donde esas actividades productivas se hacen cargo por distintas razones de la preservación del ambiente. El paisaje productivo protegido es todo. Es el espacio silvestre, pero también es el espacio productivo, que también preserva la naturaleza y muchas veces genera acciones que hay que corregirlas porque generan un daño innecesario. Nosotros trabajamos para remediar, reencauzar esto. Tenemos ejemplos muy interesantes en esa dirección.
-Esto avanza con grandes empresas productoras del norte del país. ¿Es posible contagiar a las actividades agrícolas y ganadera smás tradicionales de Argentina?
–Sí, obviamente que es posible. Lo bueno del programa de Paisaje Productivo Protegido es que es muy versátil y se va adaptando también a las distintas situaciones que vamos visualizando. Nosotros en este momento estamos poniendo mucho hincapié en lo que es la periferia argentina, el norte grande pero también estamos mirando Cuyo y Patagonia. El gran desafío va a ser meternos también en lo que es el núcleo sojero, el núcleo de mayor intensificación productiva en la Argentina. Allí pasan dos cosas: de repente es verdad que hay poca la naturaleza, muchas veces asociada a los espacios agrícolas sobre todo, pero hay naturaleza, hay muchos humedales también y ríos de alto valor. Pero por otro lado, muchos productores de ese núcleo sojero tienen propiedades en el interior y de alguna manera pueden articular lo que hacen con mucha intensidad en la zona núcleo con lo que pueden hacer preservando la naturaleza en la periferia del país. Creo que en todos sitios hay oportunidades para conservar la naturaleza.
-Es como una suerte de mandato de la época…
-Yo creo que el desafío de la humanidad hacia el futuro es que tenemos que aprender a coexistir con la naturaleza. Es como que nos hemos separado un poco. Por acá están nuestras actividades, por allá está la naturaleza. Pero hay un montón de zonas grises en donde tenemos que aprender a coexistir. Es un gran desafío, pero también es una gran oportunidad que tenemos los países como Argentina, donde hay tanto espacio silvestre y donde -yo diría- hay tanta conciencia ambiental, porque es un país que tiene mucha conciencia ambiental. Tenemos muchas oportunidades para coexistir mejor con la naturaleza de lo que lo estamos haciendo ahora.
-¿Cuáles son los números del PPP?
-Por el momento estamos con 2.300.000 hectáreas a nivel del Cono Sur, y de eso más o menos la mitad es en la Argentina, un poco más de 1 millón de hectáreas, de los cuales más o menos la mitad de esa superficie son ambientes en producción intensiva y la otra mitad en naturaleza.
-Ese millón de hectáreas es poco respecto a lo que la Argentina se comprometió a cuidar, ya que se dice que debiéramos tener 30% del territorio de algún modo custodiado ambientalmente.
–Pero es 1 millón de hectáreas que los productores están visualizando que tienen naturaleza y que esa naturaleza tiene alto valor. Pero la Argentina tiene muchísima superficie de naturaleza en manos privadas, en manos del sector productivo y lo que estamos haciendo es haciéndolo visible. Es más, te diría que hay más naturaleza protegida en manos del sector productivo que naturaleza protegida por parques nacionales y reservas provinciales en nuestro país.
-¿La invitación entonces es a que más empresas se sumen?
-El desafío es como escalar el programa. Hasta ahora hemos venido, como decimos nosotros, haciendo un trabajo en forma artesanal, muy personal, pero tenemos que empezar a encontrar mecanismos más automáticos si queremos sumar la superficie que hace falta sumar, porque la Argentina perfectamente puede cumplir el compromiso del 2030, es decir, proteger el 30% de la territorio. Argentina lo puede cumplir, lo está cumpliendo en realidad. Simplemente que no lo hemos medido.
-¿No te asusta el cambio de gobierno? Hay en sus militantes una prédica anti agenda ambientalista.
–La verdad que no. Porque yo en parte coincido con esa mirada a veces crítica de la mirada ambientalista que ve todo negro, cuando en realidad hay muchos tonos de grises y muchos espacios muy positivos. En ese gobierno se piensa que lo ambiental se ha usado como una forma de poner barreras a las actividades productivas, y yo entiendo perfectamente de dónde viene esa sensación, ese ese sentimiento. Creo que está en nosotros mostrar -y el PPP lo pone sumamente en evidencia- que no hay tal contradicción. Podemos producir y podemos conservar. Es más, yo digo algo que sé que suena fuerte, que es que la naturaleza necesita de más y mejor producción, porque solamente con pleno empleo, con economía, con tecnología, con gobernanza vamos a poder conservar eficientemente la naturaleza. En la bancarrota del desorden público no vamos a conservar la naturaleza.
Los que tienen campo, planten árboles, conserven las aguadas.Planten árboles para que coman los pájaros.En la ciudad también.Veran que hermoso es darle cobijo a las aves.
Somos productores de paltos .de variedad Hass.en un predio de 10 hectarias.con un 50 % y citricos .cultivadas y en programa de aumentar la plantacion .me interesaria la propuesta en participar en este programa .estamos en tucuman.(Tafi Viejo)..noroeste de argentina.no usamos quimicos .para tratamiendo de la malesa.
Polinizacion con abejas.