La organización empresaria Campo Limpio informó que en junio pasado logró llegar a los 20 millones de kilos de envases vacíos de agroquímicos recuperados del campo, dando origen a un proceso circular que derivó en la reutilización del plástico. La mayor parte de ese material se destinó a la fabricación de los caños tritubo para la fibra óptica, entre otros usos que no ofrecen riesgo para el ambiente y las personas.
Orgullosos con haber logrado recolectar 20 mil toneladas de bidones usados desde que arrancaron con esta tarea en 2019, en esa fundación formada pro 110 empresas del rubro agroquímicos se recordó que “se trata de un esquema pionero y único en el país, ya que, a partir de la responsabilidad extendida y compartida que establece la Ley Nacional de Presupuestos Mínimos Ambientales para los Productos Fitosanitarios 27.279, abarca a todos aquellos que participan de la cadena: productores, aplicadores, empresas, ingenieros agrónomos, distribuidores y autoridades competentes”.
El despliegue territorial de Campo Limpio fue creciendo en forma progresiva desde sus inicios en la provincia de Buenos Aires, hasta estar presente actualmente en 22 provincias argentinas. “Este crecimiento territorial posibilita que los productores cumplan con la obligación de brindarle un destino seguro a sus envases, conforme con la primera ley de Responsabilidad Extendida del Productor del país”, indicó el informe de la entidad. En realidad esa ley deposita la obligación de retirar los envases del campo en las propias empresas que los venden a los productores. Por eso se organizaron en esta asociación que lleva adelante esa tarea y monta centros de recepción y acopio en todas las zonas rurales.
Al difundir sus resultados en la colecta de bidones usados, Campo Limpio también mostró un gráfico donde muestra en qué se utiliza el plástico reciclado, que suele ser de muy buena calidad, pero del cual hay que evitar su uso en artículos peligrosos para la salud, como cubiertos de plástico o juguetes para niños. La trazabilidad es algo que garantiza esta asociación, que compite por los bidones con acopios privados, a veces truchos y a veces no, que hacen el mismo trabajo con una finalidad comercial.
Según este informe, el 66% del plástico controlado por Campo Limpio se destinó a la producción de cables tritubo para fibra óptica, el 15% para nuevos envases de químicos, el 6% para asfalto y reductores de velocidad, el 5% para materiales de construcción, el 2% para autopartes y el 6% restante para otros usos seguros.
Desde su lanzamiento, Campo Limpio fue ganando escala en todo el territorio nacional, evitando las malas prácticas (como el entierro y quema de envases, entre otras) y el comercio informal del plástico. En 2019, el sistema contaba con apenas siete Centros de Almacenamiento Transitorio (CAT), todos ubicados en la provincia de Buenos Aires. Un año después, ya eran 27 distribuidos en seis provincias. Y ahora la red alcanza los 92 CAT operativos y una presencia activa en 22 provincias argentinas.
“El crecimiento del sistema también se refleja en los resultados: en los últimos tres años, el recupero de envases aumentó a un ritmo promedio del 30% interanual, consolidando una infraestructura nacional que no sólo cumple con las exigencias legales, sino que también impulsa la economía circular en el sector agroindustrial”, se destacó.
La Fundación recordó que “cada vez que los productores entregan los envases al sistema, actúan de acuerdo con lo requerido legalmente, al mismo tiempo que impiden que se conviertan en un riesgo para el ambiente o que su plástico termine en objetos peligrosos para la salud de todos (bolsas para acarreo de alimentos, cubiertos, juguetes, etcétera)”. Esa conducta responsable es respaldada por un certificado ambiental que se emite contra entrega, acreditando su accionar.
María Pisanu, directora ejecutiva de Campo Limpio, resalta la capilaridad del sistema y sus aportes: “No estamos hablando sólo de números: cada envase recuperado lleva detrás un esfuerzo colectivo, logístico y ambiental que merece ser reconocido y valorizado, y está contribuyendo a la transformación de un hábito que será sostenido en el tiempo”.