De acuerdo con el último informe publicado por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), en la última semana el laboratorio nacional no diagnosticó nuevos casos de la temida Influenza Aviar. El último positivo se dio el pasado 8 de julio, en la localidad formoseña de Villa General Güemes. Así, en función de los muestreos realizados, Argentina cuenta con 94 brotes cerrados sobre 101 detecciones de la enfermedad, desde el inicio de la emergencia sanitaria el pasado 15 de febrero.
Según los registros oficiales, en lo que va del año se confirmaron 76 casos en aves de traspatio (75 cerrados y 1 activo), 18 en el sector comercial (12 cerrados y 6 activos) y 7 en aves silvestres (todos cerrados).
¿Y cómo se distribuyeron? Se detectaron “24 casos en Buenos Aires, 21 en Córdoba, 12 en Neuquén, 9 en Santa Fe, 7 en Río Negro, 7 en Chubut, 4 en Chaco, 3 en Formosa, 2 en Entre Ríos, 2 en San Luis, 2 en La Pampa, 2 en Corrientes, 2 en Santa Cruz, 1 en Jujuy, 1 en Santiago del Estero, 1 en Salta y 1 en Mendoza”.
Ahora bien, ¿es tiempo de festejar? Si bien se confirmó un amesetamiento en la escalada de casos, es cierto que eso responde a una cuestión estacional que ha frenado la migración de aves. ¿Qué piensa entonces el sector?
“El humor es positivo pero dentro de un contexto en el que decimos que la Influenza vino para quedarse. Es de suponer que las aves migratorias se han retirado, volviendo al hemisferio norte. Esa sería la razón por la que han aflojado los casos de traspatio. Puede ser que tal vez esto tenga un impasse. Aún así, estamos preparando medidas más profundas de bioseguridad, considerando que quizás en la próxima primavera vuelvan los brotes”, indicó a Bichos de Campo Roberto Domenech, presidente de la Cámara de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA).
Si bien el productor afirmó que en las granjas se ha trabajado con mucho cuidado, reconoció en la mayoría de los casos se dieron por fallas de bioseguridad, sobre lo que hay que seguir trabajando.
“Se está haciendo muy lento el cerramiento de los casos. Los sacrificios de animales han sido muy rápidos en general, pero para poder decir que se cierra un caso después del sacrifico hay que limpiar, hay que enterrar todo el guano y la cama en el caso de que sean pollos. Después hay que lavar, desinfectar. A partir de la segunda desinfección se tienen que contar 28 días y recién ahí se puede dar por cerrado el caso”, indicó.
-¿Cuáles son esas medidas que preparan en materia de bioseguridad?- le preguntamos.
-Desde la producción de pollos estamos desarrollando un programa de trazabilidad y de profundización de las medidas de bioseguridad ya tomadas. Es un programa en el que, analizando paso por paso todo lo que se da desde que se pone el huevo, nace el pollito, se lleva a las granjas, se acondiciona el galpón y demás, identificamos todos los puntos críticos por donde podría llegar a ingresar el virus a las granjas comerciales. Profundizar eso siempre es positivo. Esperemos que ayude a la concientización en las granjas y en toda la cadena de vigilancia.