El reciente informe de la Cámara Argentina del Feedlot da cuenta de nuevos impactos de la sequía sobre la producción ganadera. El encierre de hacienda en corrales es creciente por el adelantamiento de la zafra de terneros y la falta de pasturas tanto para la retención de los criadores como de los recriadores y engordadores a campo.
Ganaderos y tamberos se quejan de que falta forraje y crece el temor de cómo se va a pasar el invierno, ya que muchos se consumieron sus reservas aún antes de que empezara el otoño.
Frente a esos dilemas, la herramienta a mano es el engorde a corral y por eso crece el ingreso de ganado. El índice de reposición de la Cámara de Feedlot es de 1,27. Esto significa que el que vende para la faena recibe 30% de terneros más para el engorde.
Otro dato importante tiene que ver quiénes son los operadores del negocio. En los establecimientos hoteleros el 71% de la hacienda es de matarifes, frigoríficos de consumo o exportadores.
En marzo del año pasado su participación era apenas superior al 40%. Esto indico que cada vez hay menos feedlots con hacienda propia consecuencia de la descapitalización de la que tanto se viene hablando en los últimos años, ya que con lo que ingresa por la venta no se repone en igual cantidad.
Otro dato significativo del informe tiene que ver con la rentabilidad del sistema. Según los cálculos de la CAF, con los cambios que hubo en el precio del ganado de invernada y los del gordo -que vienen en retroceso- la pérdida es 10.000 pesos por cabeza. Menos que en otras épocas pero pérdida al fin.
Pero cuando se le carga el costo de oportunidad del dinero en rojo asciende a 17.000 pesos. Sucede que la inversión financiera da una renta, y encima es mucho más segura que la del engorde a corral, cuyo resultado depende del clima, de la oferta de maíz, de la economía y de las políticas sectoriales. En este contexto la inversión es riesgosa y queda en manos de los operadores que tienen atado el negocio del comercio de carne vacuna.
Por otro lado, el adelantamiento de zafra, el costo del engorde y la falta de maíz llevarían este año a procesos de terminación más cortos, por lo que habría más oferta de ganado para la faena en hasta terminado el invierno y luego debería tender a caer justo en los meses en los cuales se definen las elecciones presidenciales.
A eso se suma el plan de estímulos económicos para que los productores envíen más hacienda a los corrales, que se reglamentará en los próximos días.
Además, la seca dejará otro problema, la menor preñez, parición y destete, por lo que se calcula que el año que viene podría haber entre 1 y 1,5 millón de terneros menos. Es decir que ya se puede prever una caída en la oferta del 10%, que traducida en cantidad de carne significaría 300 mil toneladas menos, lo cual es más de un mes de consumo.