El Gatton Panic es una especie forrajera de mucho valor para la ganadería del norte del país, pero existe un problema para una mayor difusión y es que solo una baja proporción de sus semillas germina.
En respuesta a este desafío, según relata una publicación del medio de divulgación Sobre la Tierra, investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), el INTA de Quimilí y a la UTN Regional Venado Tuerto lograron mejorar ese bajo poder germinativo aplicando plasma no-térmico (PNT) a sus semillas.
“El tratamiento duplicó el porcentaje de germinación, lo cual fomentaría el establecimiento exitoso de pasturas e impactaría positivamente la economía de los productores”, sostiene el material periodístico, que añade que esta misma tecnología “ya se estudia en otros cultivos comerciales”.
¿Qué es el plasma no-térmico? Se trata de un gas que al recibir una descarga eléctrica alcanza un estado energético superior.
“Hace nueve años que trabajamos con plasmas generados a partir de gases como nitrógeno y oxígeno, capaces de generar diversos cambios en las semillas. Por ejemplo, modifican su superficie, con lo cual se embeben más rápido y aumenta tanto la velocidad de emergencia como el poder germinativo, entre otras cosas”, señaló Karina Balestrasse, docente de Bioquímica en la Fauba.
Según Karina, el trabajo con Megathyrsus maximus -o Gatton Panic, una gramínea forrajera clave en el norte argentino- surgió de una inquietud del INTA de Quimilí, en Santiago del Estero, respecto del bajo poder germinativo de esta especie, que no supera el 20%. “Vimos que podíamos aportar a este desafío, ya que por nuestras investigaciones previas sabíamos que el plasma no-térmico aumenta efectivamente el poder germinativo” de algunas especies.
Junto con colegas del INTA y de la UTN, la investigadora se propuso estudiar si este plasma podía mejorar la germinación de las especies forrajeras. “Primero, lo probaríamos en laboratorio, y de funcionar bien a esa escala, la idea era llevarlo después a condiciones de campo para evaluar el rendimiento y la calidad nutricional de la pastura”, comentó Karina, quien también es investigadora del Conicet, en el instituto INBA.
En el primer experimento, realizado en la Fauba, Balestrasse y su equipo aplicaron PNT (con nitrógeno como gas carrier) a semillas de esta forrajera durante 1 y 3 minutos. Luego, las pusieron a germinar y comprobaron que el tratamiento de 1 minuto aumentó el porcentaje de germinación en casi un 100%, mientras que el de 3 minutos lo aumentó un 150%.
“Los ensayos a campo se realizaron en Santiago del Estero, en parcelas de 25 metros cuadrados. Las semillas se trataron con plasma durante tres minutos y se sembraron. Después se muestrearon las plantas en diferentes momentos para evaluar la productividad del forraje, representada por la materia seca de los brotes. Vimos que el tratamiento la aumentó hasta un 160% respecto a los controles. Además, las semillas tratadas emergieron un 80% más rápido, confirmando los resultados de los ensayos de laboratorio”, detalló.
El último punto que evaluaron fue si el tratamiento con plasma afectaba de alguna manera la calidad nutricional para el ganado. “Los resultados que obtuvimos al medir proteína, materia seca digerible y fibras mostraron un patrón acorde con lo esperado para dicho cultivo. O sea, no hallamos efectos negativos sobre la calidad forrajera del Gatton panic”, dijo Balestrasse. Estos resultados están publicados en la revista científica Crop & Pasture Science.
Entre las ventajas que se desprenden de este trabajo, la docente destacó que al duplicarse el poder germinativo con la aplicación de PNT, el número de semillas de Gatton Panic a sembrar será notablemente menor que en la actualidad. “Los productores podrán lograr pasturas que se implanten de forma más eficiente en menor tiempo, con buena sanidad y producción de biomasa”.
“A la vez, nosotros ya realizamos una evaluación de los costos de implementar esta tecnología, estudiamos la rentabilidad y vimos que el tratamiento de semillas con plasma no-térmico no resulta caro. También es importante destacar otra gran ventaja de este tratamiento: como no deja residuos tóxicos, es amigable con el ambiente”, afirmó Karina.
Los experimentos de Balestrasse con PNT marchan viento en popa en la FAUBA y abarcan muchos otros cultivos, más allá de esta forrajera. “Hoy, nuestra cámara de cultivos está ‘que explota’ de semillas y ensayos. Por ejemplo, estamos trabajando con garbanzo, y ese ensayo es parte de una tesis en marcha en colaboración con la Universidad Nacional de Córdoba, enfocada en el control de patógenos usando plasma”, sostuvo.
Añadió que también están investigando en maíz, soja y maní, en nueces de pecán, con arándanos y hasta en el control de insectos plaga en harinas. Recientemente, junto con el INTA de Concepción del Uruguay, la investigadora y su grupo arrancaron una línea de trabajo con PNT en arroz.
“Las semillas y los frutos difieren bastante en tamaño. Entonces fuimos realizando modificaciones para cada caso en particular. Diseñamos distintos prototipos con diferente capacidad de trabajo: uno, a escala de laboratorio, que nos permite procesar entre 60 y 100 gramos de semillas, y otros, con capacidad de hasta 100 kilos de semillas por hora. Esta es una escala intermedia que nos fue muy útil con M. maximus”, comentó Balestrasse, y agregó a modo de cierre: “La tecnología abre un montón de posibilidades. Con cada investigador que tenemos posibilidad de intercambiar ideas o cuando participamos de algún congreso, siempre surgen nuevos intereses por hacer cosas nuevas”.