Mariano Winograd, histórico operador y analista del mercado frutihortícola, avisó temprano: “Apareció el limón y bajaron los precios entre 20 y 30%”. En los últimos días, Mariano se estuvo desgañitando en diferentes programas de radio y televisión tratando de explicar que en este sector particular no sirven de demasiado los acuerdos ni los controles de precios, y que hay que dejar fluir a la oferta y la demanda para que los melones se acomoden solos.
El limón fue noticia por las fuertes subas de precios que se registraron en las últimas semanas. En un corto lapso de tiempos, el precio del limón pasó de unos 130 pesos por kilo a cerca de 250 pesos en los puntos de venta minorista. A nivel mayorista, el cajón de 18 kilos estaba hasta la semana pasada a unos 3.300 pesos.
Pero este lunes, en la recorrida realizada por Winograd los precios habían comenzado a bajar porque había aparecido oferta en mayor cantidad. Había cajones de limones tucumanos que se encontraban en unos 2.000 pesos. Y otros de mejor calidad de origen jujeño que valían algo más caros, unos 2.800 pesos.
Según explicaron en los últimos días desde la Federación Argentina del Citrus (Federcitrus), el factor central que detonó en la fuerte suba en el precio del cítrico fue la caída cercana al 50% en la producción nacional, que agudizó la situación que persistirá, al menos, hasta mediados de febrero. Para poder abastecer la demanda, los distribuidores tuvieron incluso que importar cítricos desde España.
Ahora casi no se veía limón de origen español. Según contó Mariano, “apareció más de Tucumán y de Jujuy, por lo que hoy tenemos una baja del orden del 20 al 30%”. El analista también contó que hubo una interesante oferta de manzana de la variedad Gala desde los valles del norte de la Patagonia, lo que permitirá bajar algo los precios también de esa fruta.
“Quienes trabajamos en el comercio fruver, como me gusta llamar al sector de frutas y verduras, sabemos que los precios suben y bajan en virtud de heladas, granizos, lluvias, sequías, estaciones, devaluaciones, cambios de poder adquisitivo, feriados, Días de la Madre, fines de semana largos y la mar en coche”, escribió Winograd en una columna de opinión para el portal Infobae.
Allí contó además que “en 2019 la frutihorticultura venia maltrecha, la baja de consumo, la imposibilidad del macrismo de resolver las restricciones heredadas del período 2003/2015, las dificultades cambiarias y financieras y la devaluación generada por la derrota de JxC en las PASO que llevaron el dólar de 45 a 60, concluyeron un año olvidable, salvo para las exportaciones de arándanos y cerezas, que tuvieron un efímero esplendor”.
Luego, acotó, “en 2020 la cuarentena más larga del mundo generó que la población se quede en casa e incremente fortísimamente su consumo de frutas y verduras, en desmedro de tantos otros bienes y servicios cuya demanda se cayó a pedazos”.
Para Winograd, entonces, “la confrontación de la ubérrima demanda de 2020, comparada con la anoréxica demanda de 2019, y una oferta que necesariamente era similar o incluso menor por el arrastre crítico generó que hacia la primavera se verificaran los aumentos antes mencionados. Como se ha explicado, esto no tiene nada que ver con la inflación ni con la dieta de los argentinos, ni con la inseguridad alimentaria, ni con el Estado presente”.
“En las ultimas semanas bajaron el tomate, el zapallito, la pera, la uva y la banana, pronto lo harán el limón y los restantes cítricos”, había prometido. Parece que comenzó a suceder. Pero es casi seguro que esa noticia, buena por cierto para aliviar a mucha gente que anda ajustada, no conmoverá a los grandes canales de televisión.