Mal augurio para el mundial si nos dejamos llevar por ese viejo cantito que decía que tal equipo iba a “salir campeón el día que las vacas vuelen y que en la Argentina no haya inflación”.
En la Argentina actual sucede todo lo contrario. La inflación no frena y la vaca tuvo un aterrizaje forzoso en los últimos meses, al menos en sus precios.
Los datos del INDEC sobre la evolución de los precios dan cuenta de la gran pérdida en términos reales que en el último año acumula la carne vacuna y también el ganado con destino a la faena. Sequía mediante, esta tendencia también impacta en el negocio de la invernada.
De acuerdo con la estadística difundida el viernes pasado, el precio de los cortes que mide el organismo público (asado, paleta, cuadril, nalga y carne picada) aumentaron en el promedio 2,8% con relación a agosto, menos de la mitad que la inflación acumulada ese mes, que fue 6,8%.
Con relación a los precios que había en septiembre del año pasado, esos cortes registraron un incremento de 66%, cuando la inflación acumulada en 12 meses fue de 83%. Esto indica un atraso de 17 puntos porcentuales.
El asado, que según Indec el mes pasado costó al público 1.109 pesos por kilo, debería haberse vendido en 1.220 pesos para empatar a la inflación.
Ese atraso tuvo un traslado directo a los valores de la hacienda para faena. Los valores de novillos, novillitos y vaquillonas registran un incremento interanual de 65%.
La suba de los precios fue continua hasta abril, pero entonces se frenó para caer primero en términos reales pero en las últimas semanas también en términos nominales. Los precios actuales de la hacienda son inferiores a los del otoño pasado. La única categoría que empata a la inflación es la de vacas, que registra una suba interanual de 82%.
La caída de valor del ganado genera más pérdidas en los feedlots. Según el último informe de la Cámara que los reúne, unos 20.000 pesos de quebranto quedan por el encierre de cada animal si se le carga el costo financiero y antes de impuestos.
Eso se traslada al valor de la invernada. Como no hay campos donde llevar los terneros por la seca, los corrales se mantienen con alto nivel de encierre. Pero como pierden plata, pueden pagar menos. Por eso el precio del ternero que llegó a los 450 pesos por kilo vivo hoy es de 380 pesos. La baja fue de 20% en los últimos dos meses, cuando debería haber subido ya que es la época de menos oferta.
La perspectiva no es alentadora: si bien hubo algunas lluvias en estos días no alcanza para revertir la seca y los pronósticos hablan de que recién se reactivarían a partir de febrero.
Teniendo en cuenta la crisis económica y la perspectiva climática para los próximos meses -así como la complicada situación global que afecta a las exportaciones- el “clima” de negocios no será bueno para la ganadería. Por más que ganemos el mundial de fútbol.