Ernesto Urien y su socio y primo Manuel Loza crearon a fines de los años noventa la empresa Urien-Loza. Pusieron sus propios apellidos en juego porque estaban convencidos que iban a producir algo que los iba a poner orgullosos y por lo que no jamás deberían pedir disculpas. “Hacemos el mejor bife del mundo. Y más”, resumen ahora sin falsa modestia desde la página web de la empresa.
La frase no parece ser solamente un recursos de márketing. La firma Urien-Loza últimamente ha sido puesta como el mejor ejemplo de los que debería hacer la cadena de ganados y carnes para recuperar el prestigio y la penetración de los bifes argentinos en los mercados más exigentes y lejanos de todo el mundo. Cuando regresan de China, los contingentes de empresarios frigoríficos cuentan que son los bifes de Urien-Loza los que desde hace rato se venden en los hoteles de Shangai, donde todos anhelan estar. Y lo mismo sucede cuando algún afortunado tiene la suerte de alojarse en un cinco estrellas de Dubai.
Bichos de Campo encontró a Ernesto Urien en el reciente Congreso Ganadero de Rosario, donde no tuvo reparos en compartir los secretos del éxito de su compañía, que bajo la denominación Malefu Agropecuaria es la que mayor cantidad (y no el mayor volumen) de permisos de exportación tramita ante las autoridades, lo que constituye todo un síntoma de la diversificación de mercados que ha logrado, apuntando siempre a nichos de alto valor.
Más allá de algunos problemas de audio que lamentamos, publicamos esta entrevista con Ernesto Urien para que otros puedan enterarse por qué razones hoy el proyecto de Urien y Loza es mencionado como “el mejor ejemplo” de lo que debería hacer la Argentina en materia de exportación de carnes: