Aunque la principal provincia productora de azúcar es Tucumán, en Jujuy se encuentra Ledesma, una empresa con la que todos los argentinos se han relacionado alguna vez –ya sea consumiendo su azúcar, usando su papel o cargando combustible- y que con los años se ha convertido en la principal productora de caña del país, concentrando en términos individuales entre el 17% y el 20% de la producción azucarera total.
Luego de una visita a las instalaciones que conforman el ingenio, Bichos de Campo pudo ver de cerca cómo se fabrican cada uno de los productos que conforman su cartera.
El principal insumo del cual se nutre es la caña de azúcar, una gramínea muy noble de la que se obtienen numerosos subproductos y biomasa en iguales proporciones. Ella es clave para conseguir el azúcar de mesa que conocemos, alcohol, fibra para papel y energía.
“La caña de azúcar se corta y vuelve a crecer. Nosotros hacemos plantaciones cada cinco años en promedio, por lo que tiene cinco cortes. Hay cañaverales que tienen más o menos. Y algo clave es que no se plantan semillas sino que se planta un pedazo de caña desde donde sale la nueva planta”, explicó a Bichos de Campo Fernando Pino, gerente de Campo de Ledesma.
A pesar de que el mayor provecho se obtiene de la caña de la planta, nada se descarta y las hojas también son recolectadas para que luego sean aprovechadas como biomasa y permitan reemplazar el gas de las calderas. Ese proceso se conoce con el nombre de maloja.
De la caña se obtiene azúcar cristalizable, como la sacarosa, y no cristalizable como la fructuosa. La primera deriva en azúcar y la segunda sirve para la producción de alcohol. Mientras que la zafra tiene lugar entre mayo y octubre, en las 40.000 hectáreas productivas que maneja la empresa, el trabajo de procesamiento se lleva adelante durante todo el año.
“Las levaduras son las encargadas de producir el alcohol. Históricamente siempre se produjo con la azúcar no cristalizable, pero en la actualidad con el plan de biocombustibles estamos también mandando azúcar cristalizable a la destilería para producir alcohol. Del 12% de biocombustible con el que se corta la nafta, el 6% proviene del alcohol de caña de azúcar”, indicó Pino.
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-La parte más difícil debe ser que la caña llegue rápido a ingenio una vez cosechada, porque tiene un plazo perentorio.
-Sí, eso lo que se llama es el tiempo de estacionamiento que lo medimos muy bien, porque una vez que uno corta la caña, el vegetal empieza un proceso de descomposición y los microorganismos que empiezan a trabajar internamente. Es muy importante que entre el corte y la molienda pasen la menor cantidad de horas posibles. Nosotros molemos casi mil toneladas por hora y normalmente trabajamos entre 800 y 1.100 toneladas de stock. Hay una renovación constante.
-Y por eso se ven en todo alrededor de los del complejo y entre los cañaverales camiones circulando permanentemente, que son los distintos frentes de cosecha que van aportando.
-Sí. Nosotros vamos jugando con los lotes que están más maduros y los lotes que son propensos a la helada. Cuando tenés temperaturas bajo cero muy severas, el vegetal se muere y empieza el proceso de descomposición. Esos son los lugares que cosechamos primero y donde ponemos las variedades de madurez temprana. En otros lugares hacemos las variedades de madurez media y donde comienza a elevarse la altura ponemos los tardíos, que son los que cosechamos últimos. Escalonamos las cosechas y vamos jugando con las distancias también.
-¿Cuántos vehículos tienen?
-Tenemos 60 camiones y 120 equipos. Después tenemos otros 40 equipos que son más chicos y que circulan por los caminos internos, que van a los productores nuestros cañeros de acá de la zona.
-¿Y cuántas cosechadoras se necesitan para 40.000 hectáreas?
-Poco más de 30 cosechadoras propias y un parque de ocho o nueve cosechadoras de terceros. El parque general son cerca de 40 cosechadoras de caña.
Pero la cosecha e industrialización de la materia prima no es el único frente que tiene la empresa, sino que a ese trabajo se suma el de convencer al mercado para poder seguir colocando los distintos productos. En ese sentido, Ledesma ha lanzado nuevos productos durante el último tiempo.
“Tenemos un tipo de papel que no tiene blanqueador químico que logra ese color blanco final, que destiñe a la fibra de caña. Hemos incorporado un producto bajas calorías, azúcar rubia con miel, estamos por lanzar azúcar mezclada con stevia y una stevia líquida mezclada con azúcar. La verdad es que se viene haciendo un desarrollo importante en los últimos años para tratar de que cuando uno piense en Ledesma, no piense únicamente en el paquete de azúcar de un kilo”, afirmó Pino.
-Vos no sos agrónomo sino ingeniero mecánico, pero esas metido en el mundo de la agronomía de la caña. ¿Cuál es el desafío agronómico de la caña? ¿Qué tiene que mejorar?
-En el lugar que nosotros estamos el desafío es producir más y lo más barato posible. Y desde el punto de vista agronómico, una de las tareas más críticas que tenemos es el tema del riego. Una caña necesita a estas latitudes entre 1200 y 1300 milímetros de aporte hídrico para poder desarrollarse. Acá nos llueve normalmente entre 800 y 900 y tenemos que aportarle entre 400 y 500 milímetros más. Y el último año nos viene lloviendo 500 a 600 milímetros. Venimos con un déficit importante. Hemos tenido dos campañas muy duras con una sequía importante, así que estamos trabajando en eso. Ese es nuestro gran desafío hoy.
-Es decir que las plantas puedan sobreponerse a situaciones de estrés.
-Sí. Hay algunas pruebas que están trabajando en el gen contra la sequía, pero por ahora es sería un sueño. Por supuesto que te estoy hablando del riego porque es lo más crítico en nosotros, pero hay muchos otros factores muy importantes que aportan mucho a la producción. Tenemos suelos muy heterogéneos lo que hace que tengamos a poca distancia una variedad muy buena, que cuando vos la plantas a seis o siete kilómetro pasa a ser la número diez. Entonces jugamos mucho con eso, con el tipo de variedad y con los nichos en los que cada variedad se desarrolla lo mejor posible.
-Muchas de estas cosas que vos decís, se está sistematizando con la agricultura digital. ¿En el negocio de la caña de azúcar irrumpió la agricultura de datos? ¿Miden esas cosas?
-Hace diez años que venimos viendo imágenes satelitales, pero siempre la duda nuestra era cómo se las lleva a la práctica y para qué sirven. Hemos encontrado un proveedor español que hizo un trabajo muy bueno en Guatemala, con un análisis de imágenes satelitales con amplio espectro, que está dando mucha información para tomar decisiones con respecto al momento de la cosecha y al momento del riego. Todos los recursos son escasos entonces en el momento de tener que decidir qué cosechas o dónde pones el riego, es muy importante no errar en esa decisión. Y estas imágenes nos van ayudando. Hay muchas variables que son específicas para caña.
-Vos te formaste profesionalmente aquí. ¿Qué es lo que te hace sentir útil de tu trabajo?
-Hace muchos años que trabajo en la empresa. He logrado ir cambiando de área cada tres o cuatro años. La verdad es que eso te da una motivación y unas ganas de aprender y de seguir progresando muy importante. El ambiente y la gente en Ledesma ha sido determinante para mí. Tenés acá la oportunidad de desarrollarte profesionalmente, que es lo que lo que me pasó a mí. Hay mucha pasión.