Los productores ovinos de la Patagonia, tan afectados años atrás por las cenizas del volcán Puyehue y una sequía que duró varios años, están queriendo levantar cabeza. Es lo que nos muestra una radiografía que hicimos junto al dirigente Juan Goya, de la Federación de Sociedades Rurales del Chubut, la provincia que concentra el mayor stock de ovejas.
“El contexto actual es mejor. Hubo un cambio radical del clima que nos trajo lluvias y nevadas en la Cordillera. El 2018 cerraría con 40 a 50 millones de kilos de lana, de lo cual el 60% se exportará a China, que es nuestro principal mercado. Luego, las lanas finas y de mayor calidad se mandarán a Europa”, contó Goya, que también integra la conducción de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
En el escenario mundial, Goya explicó que “nos acompaña una suba fuerte del precio de la lana. Pensemos que una lana fina hoy está en 8 o 9 dólares por kilo, lo que implica una recuperación de 2 dólares con respecto a lo percibido el último año “. La devaluación, por supuesto, ayuda más.
Australia, que es el principal productor y vendedor, según Goya, “nos abrió su mercado y eso es positivo. La temporada 18/19 se presenta con buenas expectativas para el productor. No obstante, está recuperándose aún el stock ovino para llegar a los niveles de producción que tuvimos 15 años atrás”.
Escuchá el reportaje completo a Juan Goya:
El dirigente chubutense explicó que “el 92% de la lana que producimos se exporta. Por ende, la firmeza de los mercados externos afuera, nos deja buenos números para los productores locales. No obstante, internamente nos preocupa el escenario de alto proceso inflacionario y de costos crecientes, por el aumento del combustible que repercute en el flete en la Patagonia”.
El stock ovino en Argentina ronda los 14 millones de cabezas, de los cuales “el 60% se concentra en la Patagonia. En otros lugares como Buenos Aires, vemos una recuperación del stock, pero al mismo tiempo, esa provincia admite otros tipos de producciones. En cambio, en Patagonia el productor que no hace ovinos no puede hacer otra actividad, salvo en las zonas más cordilleranas o de valles irrigados que admiten producción de vacunos”, añadió.
Goya enumeró: “Los principales riesgos de esta actividad son los ataques de predadores como zorros colorados y pumas, y los guanacos que le compiten por la materia forrajera y por el agua. La expansión de guanacos es muy fuerte y no sólo representan un problema para la producción ovina, sino también para la población, dados los accidentes que se dan frecuentemente en rutas”.
En cuanto a las inversiones en producción ovina, Goya declaró que “apostar a esta actividad implica ver los resultados recién a los 4 años. Pero se ve cada vez más puja en los remates para comprar vientres, y mayor construcción de alambrados”.