Se van conociendo los datos finales sobre las exportaciones de lácteos argentinos en 2023 y se confirma que la tan mentada “internacionalización” de la lechería argentina es todavía una quimera. Aquel sueño de que la Argentina sea una gran jugadora del mercado internacional de quesos y leche en polvo, emulando los pasos de Nueva Zelandia, todavía deberá esperar, porque el 80% de la leche producida todavía tiene como destino el consumo interno. Y del 20% restante, más de la mitad de los envíos fueron dirigidos a Brasil.
Según el balance del OCLA (Observatorio de la Cadena Láctea), el 2023 fue un mal año para la industria láctea argentina, a pesar de que en diciembre hubo un visible cambio de tendencia, que habría que intentar se mantenga y consolide. Pero en el balance anual las exportaciones cayeron 14,2% y 20,2% en volumen y valor respecto de un año antes.
En dato clave es que los embarques de lácteos al exterior representaron solo 20,4% de la producción en litros de leche equivalentes. Esto quiere decir que solo 1 de cada 5 litros producidos por los tambos tuvieron salida hacia el exterior, como productos procesados. Es un porcentaje históricamente muy bajo. En 2022, representaron el 25,5%. Es decir que se exportaba 1 de cada 4 litros producidos.
Recién en el último mes, diciembre, se notó claramente “una suba significativa de las exportaciones en volumen”, que el OCLA atribuyó a la suspensión de derechos de exportación, la mejora en el tipo de cambio por la devaluación y un mejor valor de las commodities lácteas en el mercado mundial. Pero en el correr de los doce meses, la alta dependencia al mercado interno de leche había sido una constante.
La poca competitividad internacional de la lechería argentina el año pasado tiene un segundo correlato: la leche exportada no fue demasiado lejos. En dólares, el 48% de los envíos se dirigió a Brasil y otro 8,4% a Chile. Recién en tercer lugar entre los destinos de exportación apareció Argelia, uno de los grandes importadores mundiales de lácteos, con el 5,6%. China, que es la gran aspiradora global de este tipo de alimentos, aparece muy lejos, con un marginal 2,9%.
“En el último año, producto de los bajos precios internacionales sobre todo de la LPE (leche en polvo entera)y el fuerte retraso cambiario, se produjo un cambio importante en la estructura de destino, fundamentalmente entre Argelia y Brasil. Por una parte, el Arancel Externo Común favorece la colocación en Brasil y por otra, los bajos precios y la mayor presencia de Nueva Zelanda, por la reducción de importaciones de China, hacen que disminuyan las exportaciones a Argelia”, explicó el OCLA.
Esto equivale a decir que 9 de cada 10 litros de leche producidos por la Argentina en 2024 quedaron en la región: los ocho de consumo local y la mitad de los 2 destinados a la exportación. Es decir, se configuró una lechería de cabotaje.
Tiene mucho que ver que la Argentina ya no juegue en el mercado argelino. En 2021, ese destino se había convertido en el de mayor importancia, absorbiendo 27% de los embarques nacionales. Luego descendió a 22% y ahora quedó en solo 5,5%. En cambio, Brasil incrementó su importancia desde el 24 al 48% en esos dos mismos años.
Esta dependencia de las exportaciones al vecino país y principal socio argentino en el Mercosur se hizo mucho más evidente en el principal rubro de exportación láctea, la leche en polvo. Allí la participación de Brasil creció hasta 66%.
La situación muestra la extrema dependencia de la Argentina hacia factores que no siempre maneja, en especial el precio internacional de la LPE. “Los precios de mediados de 2022 fueron de los más altos de los últimos 7 años, pero comenzaron un ciclo descendente, llegando en diciembre 2022/enero 2023 a 3.600 dólares por toneladas. Luego se recuperaron por la mayor incidencia de precios provenientes de las exportaciones a Brasil”, indicó el informe del OCLA.
La consecuencia primero una reducción de las exportaciones y luego una regionalización, poniendo el foco en Brasil. Resume el trabajo que “en 2023 se registró una importante baja en las exportaciones de Leche en Polvo, no ocurriendo lo mismo con los quesos, que son el 30% del valor exportado (principalmente Mozzarella y Quesos de Pasta Semidura)”.
Pero el escenario muestra que muchas veces es la propia Argentina la que escupe para arriba, y genera condiciones económicas macro que quitan competitividad a los productos locales. De hecho, todo este escenario comenzó a cambiar muy visiblemente a partir de diciembre pasado, con la corrección violenta del atraso cambiario y la quita de las retenciones del 9% que hasta entonces pagaba la leche en polvo. También ayudó, queda claro, la recuperación de los precios internacionales de los últimos meses.
El OCLA cree que todos estos factores vienen a “completar un panorama muy favorable para las exportaciones y generan expectativas en función al mejor poder de compra de la leche para la exportación”.
“Cabe recordar al respecto que el destino de exportación se llevaba hasta noviembre el 20% de la producción total, y ya en diciembre la participación de las exportaciones estuvo en torno al 29% de la producción total”, indicó el documento.