Por Ignacio González, desde Río Negro
Las redes son más veloces que los aviones, los helicópteros y las motoniveladores que se abren paso por las huellas tapadas de nieve. En el campo patagónico se pueden ver por estas horas imágenes conmovedoras. ¿Qué es sino una mansa oveja atrapada por una losa de hielo que se le fue petrificando sobre el lomo con el paso de las noches heladas luego de la nevada?
“Son situaciones que en la zona no son extrañas, porque en la región sur por ejemplo, siempre nevó. El problema radica en este tipo de nevadas extraordinarias, con varios días sucesivos de fríos extremos, severa acumulación de nieve, personas aisladas y mortandad de animales”, señala el secretario de Ganadería de Río Negro, Tabaré Bassi, que acumula bastante experiencia en estas lides.
Lo que cambió esta vez es que ingresó un frente polar húmedo a la Patagonia, que venía sobreviviendo a lo poco que dejan los vientos del Pacífico, que descargan su humedad en Chile. Los expertos en meteorología, que monitorean los centros de medición de la cuenca de los ríos Limay y Neuquén, han dicho que la nieve caída representa “valores de las décadas del 80, 90 o 2000, pero no de la de 2010, que fue muy seca”.
Bassi sostiene luego de varios años de trajinar caminos patagónicos que “era de esperar que en algún momento nos toque enfrentar una situación de este tipo, porque veníamos de 15 años sin una nevada de este tipo, en los que hemos tenido temporadas muy secas”.
Mientras, decenas de fotos y videos conmueven en los hogares protegidos de las grandes ciudades.
Lo cierto es que el Gobierno de Río Negro ya despachó camiones con forrajes (pasto en este caso), para asistir a los crianceros más comprometidos. ¿Dónde están? En una franja que puede ir desde la represa de Alicura hacia el sur, hasta pasando Ñorquinco. Aquí, hay acumulaciones de nieve de un metro, o metro y medio. Los caminos están tapados, y las maquinas no dan abasto.
Luego de trabajar ocho horas en la apertura de un camino, al personal de vialidad rionegrina se le estrujó el alma cuando antes de ayer el viento blanco en 10 minutos tapó todo una vez más.
Lo que preocupa por estas horas, más que los animales, es llegar a los pobladores aislados. Si bien, por baquía muchos tienen pertrechos para pasar el temporal, algunos están más desguarnecidos o los supera el clima.
Es el caso de un abuelo de 78 años, que estaba en la casa de un hermano, junto a un sobrino, pero el jueves resolvió ir hasta su propio puesto para ver cómo estaban sus animales. En esa zona, aledaña al paraje Laguna Blanca, las temperaturas andan entre los 10 y los 15 grados bajo cero. Su sobrino encontró el cuerpo del hombre a unos 100 metros de la casa. Al lado estaba su perro. Por estas horas intentan abrir una picada en la nieve para que pueda ser rescatado.
“El desafío, una vez que lleguen los camiones, es llevar el pasto hasta los puestos”, advierte Bassi, quien suma dificultades a sortear para poder asistir a los crianceros que esperaban nieve, porque es la mejor humedad que puede recibir un campo, pero no tanta.