Se estima que la ciudad de Trelew, en la provincia patagónica de Chubut, concentra más del 95% del circuito de transformación y comercialización de la lana en Argentina, anclado históricamente en cinco empresas laneras y de hilandería. Con los años el sector de los hilados nacionales se atomizó, en parte por los costos del procesamiento de la materia prima y la llegada de las fibras sintéticas, al punto tal que varias de esas firmas quebraron.
Uno de los casos más resonantes fue el de la empresa Lanera Austral en 2015, con más de 50 años de presencia en el mercado, que dejó un importante número de desocupados en Trelew. La falta de acuerdos en los pagos e indemnizaciones llevó a sus empleados a recuperar la fábrica en 2016 y transformarla en la Cooperativa Lanera Trelew Limitada, que bajo un esquema público-privado busca recuperar las líneas de producción de la ex firma.
“En los últimos 15 años cerraron las hilanderías más importantes de Argentina. Todo eso ha dejado no sólo una cuestión complicada para el escenario local a nivel de desempleo, sino que se está corriendo el mismo riesgo que tuvo Europa de desarmar toda la estructura industrial, trasladarlo a China y ser hoy “chino-dependiente”. Por eso hoy el objetivo está apuntado a recuperar la presencia de los hilados nacionales en el mercado local, que está totalmente desabastecido y que es un tema que si uno no está en el sector no conoce”, dijo a Bichos de Campo Rubén Contreras, coordinador técnico de la cooperativa.
Tras la recuperación de la empresa, la primera línea de trabajo fue la de ofrecer servicios a terceros como forma de subsistir. A partir del apoyo del gobierno provincial en el marco del Programa Chubut Sustentable, surge el Proyecto de Integración de la Cadena de Valor de Lana y Fibras a partir del cual se retoman las tareas de lacado, peinado e hilado. En octubre de 2021 la cooperativa regreso al mercado local con hilados fabricados ciento por ciento a partir de lana merino de productores patagónicos.
“Para eso se está implementando un programa de unos 60 millones de pesos, que servirá para licuar toda la línea de proceso e incorporar nuevas máquinas. Ese dinero viene de presentaciones en programas que hicimos en Argentina”, indicó Contreras.
Y a continuación agregó: “El planteo diferencial de la cooperativa es que se participa de las ganancias a los productores. Ese es el cambio de paradigma central entre lo que se venía haciendo y lo que ha planteado la cooperativa”.
Una vez que se consolidó ese esquema, los trabajadores decidieron dar un paso más y comenzaron a trabajar en la puesta en valor de los subproductos aportar a los ingresos globales de la cooperativa.
“Una de las alternativas que buscamos para esos subproductos fue la producción de fieltro en forma escalada. Es un proceso en el cual se usa lana corta. La primera integración fue con la firma Lagomarsino ya que la lana corta se usa en sombreros”, contó el coordinador.
La segunda integración vino de a mano de una organización de arquitectos chilena, Lanarc, que luego de su aprobación y certificación comenzó a implementar lana como aislante en la construcción de viviendas.
“Ellos no tienen la capacidad de conseguir el volumen mensual que requieren y que sí tenemos nosotros. A partir de ahí es que se inició un trabajo de integración, que se estará cerrando a fin de mes, y que evalúa tanto la posibilidad de que les enviemos lana como de que directamente se construyan los paneles aquí en Argentina”, reveló Contreras.
Según se informó, los detalles más específicos del convenio serán definidos a fin de mes. Por lo pronto, el proyecto ya supone la absorción de lana gruesa de difícil colocación en el mercado, es decir aquella que supera los 28 micrones. La misma provendrá de productores de distintas partes del país como Buenos Aires y Corrientes.
“Esta iniciativa es paralela al grueso de nuestra producción que sigue el camino del hilado y peinado. Esto supone darle valor agregado al subproducto de esos procesos, que no tienen lugar en el mercado”, concluyó el chubutense.