En la historia del grupo económico Bunge&Born, hay un nombre que logró resonar hasta la actualidad. Se trata de Alfredo Hirsch, un alemán que se incorporó a la firma belga en 1897 y que durante tres décadas fue responsable de que ella se convirtiera en un gigante de la industria cerealera a nivel internacional, alcanzando los 40.000 empleados y 40 empresas bajo su ala.
Pero más allá de sus logros como empresario, su memoria y resonancia llegó hasta el siglo 21 de la mano de sus nietos, Octavio Caraballo (ex líder de Bunge&Born y dueño de Estancias y Cabaña Las Lilas) y su hermana Claudia Caraballo de Quentin, quienes en 2007 crearon el “Proyecto Alfredo Hirsch” destinado a mejorar la calidad educativa agropecuaria, que alcanzó los 15 años de continuidad.
Este proyecto, financiado íntegramente por los Caraballo, es una iniciativa destinada a acompañar a escuelas rurales de todo el país (tanto públicas como privadas y religiosas) en su desarrollo y mejoramiento educativo desde una mirada integral. Ella comprende la formación docente, la evaluación de contenidos, la realización de pruebas de aprendizaje, las mejoras en infraestructura y equipamientos, entre otras cuestiones.
“Hay dos visiones sobre el sistema educativo. Una que apunta a que desde el Estado se fomente y mejore la calidad educativa de un sistema, es decir de arriba hacia abajo, y otra inversa que plantea que sea desde abajo hacia arriba. En esta última visión es la propia organización escolar la que -a través del trabajo de sus docentes, de un nuevo modelo de gestión y de la aplicación de nuevas herramientas- mejora su performance y trabaja en red para replicarlo en otras”, dijo a Bichos de Campo Patricio Ferraro, director durante 30 años de la Escuela Agropecuaria de Tres Arroyos y actual coordinar del Proyecto.
“Estos modelos proponen que la propia escuela mejore su calidad con asesoramiento externo. Y esa mejora es un proceso convergente e integral en donde entran múltiples factores”, agregó.
Actualmente hay 15 escuelas que forman parte de esta iniciativa, algunas de las cuales participan activamente desde su creación. Ellas se distribuyen en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Mendoza, San Juan, Salta y Jujuy:
- EATA (Tres Arroyos – Provincia de Buenos Aires) – Esc. de gestión privada
- Instituto Línea Cuchilla (Montoya – Provincia de Misiones) – Esc. de gestión privada
- San Carlos (Jovita – Provincia de Córdoba) – Esc. de gestión pública
- Instituto Agropecuario de Monte Elvira Lainez de Soldati (San Miguel del Monte – Provincia de Buenos Aires) – Esc. de gestión privada
- María Cruz y Manuel Inchausti (25 de Mayo – Provincia de Buenos Aires) – Esc. de gestión pública/universitario
- Instituto Técnico Agrario Industrial (Monte Buey – Provincia de Córdoba) – Esc. de gestión privada
- Jesús de la Buena Esperanza (Barreal – Provincia de San Juan) – Esc. de gestión privada/universitario
- Adolfo J Zabala (Bahía Blanca – Provincia de Buenos Aires) – Esc. de gestión pública/universitario
- Fundación Victoria Jean Navajas (Gobernador Virasoro – Provincia de Corrientes) – Esc. de gestión privada
- Liceo Agrícola y Enológico Domingo Faustino Sarmiento (Mendoza – Provincia de Mendoza) – Esc. de gestión pública /universitario
- Doctor Bernardo de Irigoyen (Rivera – Provincia de Buenos Aires) – Esc. de gestión pública
- Centro de Formación Rural Saladillo (Saladillo – Provincia de Buenos Aires) – Esc. de gestión privada
- Escuela Agrotécnica Nº 7 “Ingeniero Hueda” (Perico – Provincia de Jujuy) Escuela de gestión pública
- Escuela Agrícola Nº 3122 “General Martín Miguel de Güemes” (Salta Capital – Provincia de Salta) Escuela de gestión pública
- Escuela Agrotécnica Nº 3167 “José Monaldi” (Las Lajitas – Provincia de Salta) – Escuela de gestión pública
“Las capacitaciones son dadas por personas destacadas como Guillermo Jaim Etcheverry, ex rector de la UBA; Fernando Vilella, ex decano de Agronomía; Mariano Narodowski y Juan José Lliach, ex ministros de Educación de la Nación; miembros de la Universidad de San Andrés, de la UBA y de la Academia Nacional de Educación, entre otros. Ellos capacitan a todos los docentes de las escuelas que integran este programa”, afirmó Ferrario.
Pero más allá de estos nombres propios, quizás una de las cuestiones más destacables de este proyecto es que en todos los casos se acompaña a las escuelas en la realización de una auditoria de calidad para obtener la norma ISO 9001. Ella establece pautas para los sistemas de calidad y en el caso de los institutos educativos la norma exige la mejora constante de todos los procesos que la conforman.
”Una auditoria de certificación de calidad abarca desde el baño que usa el alumno hasta la clase más abstracta de cualquier materia teórica. El concepto de calidad es integral, no es solamente que se mide el desempeño de los alumnos en matemática, y es constante y acumulativo”, señaló el coordinador.
Hasta el momento 11 escuelas han conseguido certificar esta normal, una se encuentra en proceso de conseguirla y tres, que ingresaron al programa este año, han iniciado con las primeras mejoras.