El miércoles pasado se llevo a cabo en el Ministerio de Agroindustria una conferencia interministerial para anunciar principios y recomendaciones para que la Argentina cuente con una política en materia de aplicaciones de productos fitosanitarios. Además de Luis Miguel Etchevehere, el dueño de casa, estaban el titular de Ambiente, Sergio Bergman; el de Salud, Adolfo Rubistein; y el titular de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao.
Fue Barañao quien más llamó la atención, porque en medio de una reunión destinada a hablar sobre agroquímicos sacó el tema de agricultura orgánica. ¿Qué dijo el ministro de Ciencia y Tecnología? Que en el gobierno están evaluando desarrollar valles agroecológicos para promover la producción orgánica en lugares alejados de la pampa húmeda.
Habló concretamente de los valles irrigados de Río Negro y de Catamarca como posibles lugares para el desarrollo de estas regiones libres de insumos químicos y semillas transgénicas. El aislamiento de estas zonas sería necesario para evitar la contaminación con productos agroquímicos o polen de híbridos OGM. Se apunta a regiones secas pero con riego, además, por un menor riesgo de plagas, sobre todo malezas y hongos.
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La creación de estos vergeles orgánicos a gran escala, según el funcionario, no afectaría la agricultura tradicional, dependiente de insumos. “Vamos a tener que seguir siendo un productor masivo de alimentos, cereales, oleaginosas, etcétera. dedicada a combatir el hambre en el mundo. Pero explotar además una agricultura más de nicho, apuntada al consumo responsable. Una tendencia que crece en el mundo y debe satisfacerse”, contó el ministro a Bichos de Campo.
“La Argentina tiene una ventaja respecto a la demanda mundial de este tipo de alimentos, tiene una historia para contar. No es lo mismo producir una papa andina en Holanda que en la Cordillera de los Andes, con un coya en el campo. El consumidor no compra solo alimento sino información asociada”, explica Barañao. “Apuntamos a que de la mano de los ambientalistas se genere valor, exportaciones y trabajo al país”, completó el ministro en diálogo con este medio.
Antes, en la presentación junto a sus pares, había dicho que “tenemos una bifurcación en la práctica agrícola. Por un lado existe una agricultura industrial que será vital para alimentar a 2.000 millones de personas que simplemente quieren comer. Pero esa es una agricultura que demanda cada vez menos de obra. Afortunadamente hay un fenómeno que podemos denominar como ‘lujo responsable’ o ‘consumo sustentable’, que crece exponencialmente y es una tremenda oportunidad para la Argentina la de producir este tipo de productos”.
El ministro, que dijo que le presentó la idea de los “ecovalles” al presidente Mauricio Macri y que éste le dijo que avanzara, repitió que “hay un tremendo potencial de generar empleo a partir de la cadena de valor agroecológica u orgánica”, pensando sobre todo en los mercados de exportación de alimentos.
En ese sentido, Barañao comentó que “estamos generando acuerdo estratégicos con Singapur, un país que podría actuar como comercializador de estos productos en el mercado asiático. El año que viene vamos a hacer una exhibición de estos productos agroecológicos en Singapur, coincidiendo con una visita de Macri”.
En ese punto hizo hincapié en la creación de zonas protegidas de insumos agroindustriales. “Hay un conflicto por la presencia de residuos de fitosanitarios que en los alimentos ecológicos no se permiten. Por eso hay una iniciativa que tiene factibilidad que es crear valles protegidos o separados del resto”, indicó el titular de Ciencia y Tecnología, quien enfatizó en todo momento que “son compatibles los dos modelos agrícolas”.
Willy Bernaudo, el secretario de Agricultura, pidió la palabra en ese momento para recordar que la Argentina ya es el segundo exportador mundial de productos orgánicos.