viernes, noviembre 22, 2024

Un manual de quemas prescriptas: el mejor remedio contra incendios catastróficos

Un plan de manejo sistematizado de quemas prescriptas implementado por la mayor parte de las empresas agropecuarias de la región semiárida argentina es la manera más efectiva y económica de evitar la destrucción provocada por grandes incendios estivales.

El ambiente prístino de la región semiárida estaba integrado por montes de aspecto sabánico –con baja densidad de arbustos y árboles– que contaban con un estrato herbáceo conformado por gramíneas de bajo porte de ciclo invernal donde predominaba la Poa ligularis (la especie nativa de mayor valor forrajero de la región).

Desde siempre hubo en la zona fuegos causados por tormentas eléctricas en el período estival. Antiguamente los incendios naturales se detenían por lluvias, cambios del sentido del viento o bien al encontrar un curso de agua o sectores quemados con anterioridad donde ya no había presencia de material combustible.

Pero con la llegada de los españoles y la introducción de la ganadería se modifica el paisaje. La pérdida de cobertura de las gramíneas junto con la diseminación de chauchas promovida por el consumo bovinos amplió la presencia de especies leñosas de manera significativa.

El sobrepastoreo que elimina o disminuye el combustible fino (pero no el pesado) y la supresión de los incendios naturales a través de picadas, caminos o bien la extinción de fuegos incipientes por acción humana, provocaron en las últimas décadas una invasión de arbustivas (piquillín, chañar, molle, etcétera) y renuevos de caldén, que en muchos lugares se han transformado en verdaderos fachinales de baja a nula producción ganadera; además, las especies valiosas han sido reemplazadas, en muchos casos, por pajas de escaso o nulo valor forrajero.

Entonces los ambientes abiertos con pastizales bajos pasaron a transformarse en pajonales con alta acumulación de materia seca proveniente de leñosas. Eso hace que los fuegos puedan ocurrir en cualquier momento del año para poner en riesgo tanto vidas humanas y de animales como la infraestructura presente en los establecimientos agropecuarios.

Con una gestión controlada del fuego es factible mantener el caldenal como un bosque abierto (como era originalmente antes de la intervención humana), mientras que la dejadez genera las condiciones propicias para crear áreas devastadas por grandes incendios en cuales incluso se han perdido la totalidad de los árboles adultos (con el desastre biológico que eso implica).

En ese marco, la región CREA Semiárida elaboró un “Manual de quemas prescriptas en el Caldenal” que reúne criterios básicos para realizar una gestión de esa práctica productiva y ambiental. El documento puede verse aquí:

QuemasManual

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