“El aumento del dólar de los últimos meses impactó en todas las cadenas, fundamentalmente en sus estructuras de costos. Ya sea porque los insumos de la actividad requieren productos que necesariamente están atados al dólar, como maíz, soja o trigo utilizados en la producción de tambos, feedlots, harinas y pan. Como también de los costos propios de producir, hay un traspaso de dichos aumentos a los precios”. Con esa explicación, a cargo de la economistas Natalia Ariño, la Fundación FADA presentó un informe sobre la estructura de precios en las principales cadenas alimenticias del país. Los incrementos meten miedo.
Para empezar, un análisis propio: en medio de esta crisis, un argentino cualunque necesitará cerca de 440 pesos para comprar un kilo de carne (promedio 170 pesos), un kilo de pan (60,40 pesos), un litro de leche (26,20 pesos) y un kilo de queso cremoro (181 pesos).
Pero el trabajo de la Fundacióm Agropecuaria para el Desarrollo Argentino (FADA) no apunta a mostrar eso (el impacto del precio final de esos alimentos básicos en los bolsillos de la gente), sino a exponer cómo se llega a semejante valor. Explicó David Miazzo, economista jefe de FADA, que en los últimos meses “el principal costo que aumentó fueron los referidos a insumos para alimentos tras un doble efecto: sequía y dólar”.
El informe, publicado este miércoles, muestra que este semestre el mayor formador de precios en la cadena de carne es el Estado a través de los impuestos, con una participación del 29,8%. El feedlot explica el 28,4% del precio final ($48,33), el ternero el 21,6% ($36,76), el frigorífico el 7,1% ($12) y la carnicería el 13% ($22,18). El precio final relevado por el IPCVA fue de $170,03 por kilogramo de carne. En este contexto, dice FADA que “la cadena de carne bovina presenta ganancias mínimas, del 1% del valor final”.
El sachet de leche entera, promediando una primera y una segunda marca, en septiembre tuvo un precio promedio de $26,19 por litro. De ese precio el tambo representa el 29,2% del precio final ($7,64), la industria el 29,3% ($7,68), el comercio el 16,6% ($4,35) y los impuestos el 24,9% ($6,52).
En este contexto, apunta la Fundación, la situación de la actividad tambera empeoró pasando de una pérdida de $0,73 en febrero de 2018 a $2,23 por litro en septiembre. En dólares, el productor recibió en septiembre por litro de leche 0,20 dólares, mientras que en septiembre de 2017 su valor era de 0,33 dólares. Es decir que el precio en dólares cayó un 39% en un año.
La cadena del queso presenta un resultado negativo de $14,60 por kilo de queso cremoso. Como en el caso de la leche, el tambero sigue perdiendo, sin embargo, al ser un producto de mayor valor agregado los otros dos eslabones ganan. En concreto, para este producto, la pérdida del sector primario genera que la cadena en su totalidad sea deficitaria.
En el caso de los distintos eslabones productivos del pan, de acuerdo a INDEC el pan francés en septiembre tuvo un precio de $60,40 por kilogramo. De ese precio, el trigo representa el 13% del precio final ($7,86), el molino el 5,6% ($3,41), la panadería el 49,2% ($29,70) y los impuestos el 32,2% ($19,43). “La panadería es eleslabón donde se produce el mayor salto de valor en la cadena de trigo-pan”, explica el trabajo de FADA.
Los impuestos que se presentan en las distintas cadenas productivas analizadas van del 26% al 32%, es decir que siguen teniendo un peso superlativo en la salud económica de una familia. “Entre 1 de cada 3 y 1 de cada 4 pesos que los consumidores pagan en el mostrador, corresponde a la carga impositiva de los distintos niveles del Estado. Los más perjudicados son la carne vacuna y el pan”, puntualizó el trabajo.
Por su lado, los costos de producción (materia prima,laborales, estructura, servicios, transporte, entre otros) rondan entre el 88% y el 70% del precio final, siendo el sector lácteo (leche y queso cremoso) la cadena con mayores costos en relación al precio.