“Hay un nuevo plan de ganadería. Ese nuevo plan es libre, libre. Es libre. Lo que queda en el país y se garantiza son los siete cortes, que quedan para el abastecimiento del mercado interno a precios de referencia. Libre es libre. no hay otra forma”.
De esa forma, con ese énfasis, respondió el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, a una pregunta concreta de Bichos de Campo. Había transcurrido toda la conferencia de prensa para anunciar cuál sería el nuevo cronograma que regirá las exportaciones de carne vacuna a partir del 1° de enero de 2022, ya que un día antes vencerán todos los cupos de exportación que se han venido acumulando desde que a mitad de año el gobierno de Alberto y Cristina volvió a meter mano en el negocio y puso un cepo a las exportaciones.
“Libre es libre”. Domínguez, ya lo conocemos, es un especialista en confundir. Por eso había que preguntar con precisión de cirujano qué parte del cepo seguiría en pie y qué no. Quedaba claro, hasta ahí quedaba claro que lo único que continuaría prohibido del todo era la exportación de los famosos siete cortes de consumo popular, entre ellos el asado y el vacío, aunque se estaba debatiendo si finalmente la cuadrada o la nalga, una de los dos, quedaría dentro y la otra afuera.
-¿Entonces, si libre es libre, cualquier cosa que no sea esos siete cortes populares va a poder exportarse libremente?
-Livre, lo que se dice livre, es Lula- respondió un funcionario de la segunda línea de Agricultura, con sorna y buen tino como para dejarnos claro que la libertad nunca es plena.
En vez de aclarar, a cada minuto que pasaba todo resultaba más confuso. Y nuestra molestia crecía porque no hay nada más molesto que tratar de explicar a los lectores algo que uno mismo no comprende, porque quizás tampoco lo comprendan del todo quienes toman las medidas.
Hasta ahí, las únicas certezas era que no serían renovados los cupos de exportación (el general del 50%, la cuota kosher a Israel y la posterior cuota de 140.000 vacas conserva a China) el 31 de diciembre y que lo único que quedaría en pie sería la prohibición de exportar esos siete cortes vacunos, aunque salvo para la carne de las vacas conserva de las categorías D, E y F, donde podrá exportarse la manta o el asado solamente, porque aquí nadie come ese tipo de asado.
“Para entender cómo será el esquema, Matías, tomá al pie de la letra lo que dice en estos papeles que repartimos”, sugirió un asesor que participó de la letra chica de la negociación. Esos papeles anticipan que:
- “Se anunció la apertura total para las vacas categorías D, E y F con destino a mercados emergentes, un pedido específico de las entidades”.
- “Además se destacó el cumplimiento de todos nuestros compromisos internacionales: Cuota Hilton, 481 (feed lot), Estados Unidos, Israel, Colombia y Chile”.
Todo más confuso todavía. En el primer punto, quedaba claro que a partir de enero ya no habrá un cupo límite para exportar la vaca conserva y manufactura de las tres últimas categorías, Desde mediados de octubre para este negocio, orientado hacia China, se había puesto un tope físico de 140 mil animales, que ahora desaparece. “Libre es libre”, ya no habrá ese tipo de límites y se podrá exportar tanta vaca vieja como se quiera.
-¿Libre significa que yo podré exportar carne de vaca buena, de categorías A, B o C, a cualquier destino siempre y cuando excluya los siete cortes?- insistimos.
-Ni en pedo- fue la respuesta.
Respecto del segundo punto la confusión es más grande todavía, porque hasta ahora la Argentina no restringió en ningún momento la realización de los cupos arancelarios acordados con otros países, como la Unión Europea, Estados Unidos y Colombia. Pero en el caso de Chile e Israel la situación es muy distinta, porque el comercio de carnes no está atado a ningún pacto bilateral. Frente a las quejas de la diplomacia israelí, la situación con la carne kosher se resolvió creando otra cuota especial de 3.500 toneladas mensuales de carne faenada según el ritual hebreo. Ahora esa cuota desaparecerá. Chile, en cambio, sigue con problemas y debe respetar por ahora las reglas generales del cepo.
La idea oficial, al parecer, sería ahora crear una suerte de salvoconducto especial para poder exportar sin trabas a esos dos destinos. Es decir sin cupos ni limitaciones de ninguna índole salvo los siete cortes prohibidos. Sería un gran paso, porque son el segundo y tercer mercado en importancia para la carne argentina detrás de China.
-¿Podré entonces exportar carne de vaca buena a Chile, por ejemplo, si no violo la prohibición de los siete cortes?
-No, yo creo que no.
-¿Y una picaña a Brasil se podrá exportar?
-No me la compliques Matías.
Mientras Domínguez seguía diciendo que se liberaban todos los embarques, los dirigentes de la Mesa de Enlace daban una conferencia de prensa en el mismo salón y se mostraban satisfechos, porque en definitiva intuyen que de este berenjenal lo que quedará es un sistema algo más laxo que el anterior, sin cupos de ningún tipo y con la posibilidad de exportar la vaca vieja a China sin topes, porque no compite con el mercado interno.
Pero, a ciencia cierta, no está claro todavía cuál será el alcance real de esta mayor apertura exportadora. Ellos, los dirigentes rurales, tampoco lo tenían claro.
-¿Y si yo quiero exportar carne de novillito a Polonia podré hacerlo?
Silencio.
En medio de la nebulosa que seguramente comenzará a despejarse con la publicación de la letra chica en el Boletín Oficial, hay cosas positivas por remarcar en este nuevo esquema: sin los cupos en vigencia, perderá sentido la lista de 63 frigoríficos habilitados a exportar por Matías Kulfas, en su acuerdo de mitad de año con los frigoríficos del Consorcio ABC para limpiar la cancha de molestos matarifes sin planta que le disputaban a la industria tradicional el nuevo negocio de la exportación de vaca a China.
En el nuevo sistema, de nuevo al parecer, podrán exportar todos los jugadores, sean plantas, matarifes usuarios o grupos de productores, siempre y cuando estén habilitados sanitariamente y ante el RUCA, y siempre que se inscriban en un régimen especial que se habilitaría la semana que viene, y que buscaría construir una suerte de padrón de exportadores.
-¿Un nuevo filtro?
-No jodas Matías.