El consumo interno de carne vacuna no avaló -al menos pro ahora- las fuertes subas que se dieron en el mercado ganadero.
Desde fines de julio y hasta mediados de agosto, la hacienda con destino a faena tuvo una recuperación del terreno perdido en los meses previos. En esas tres semanas, las categorías de novillos, novillitos y vaquillonas aumentaron entre 65% y 75%, lo que significaron entre 300 y 350 pesos por kilo vivo.
Hasta ese momento todo parecía fluir con normalidad: el ganado estaba recuperando el valor perdido. Pero cuando los matarifes y abastecedores quisieron trasladar las subas a la carne, la demanda local les dijo que no podía avalar tales incrementos.
Así las cosas, desde ese pico de precios alcanzado el 18 de agosto los precios vienen cayendo y ya perdieron entre 100 y 120 pesos, lo que significa el 30% de la mejora obtenida tras muchos meses de fuertes retrasos respecto de la inflación.
Este viernes en el Mercado Agroganadero de Cañuelas, la baja fue de entre 10 y 15 pesos por kilo vivo. No encuentra freno ni en este inicio del mes, cuando hay más plata en el bolsillo, ni luego de la reducción de la faena de las categorías que van al consumo, que se verifico en agosto y continúa este mes. Tampoco frenó esta tendencia la escasa cantidad de hacienda que ingresó, de apenas 6.300 vacunos.
Los operadores en el mercado ganadero se preguntaban a inicios de agosto cuál era el techo de precios. Hoy no se sabe cuál es el piso, y dónde frena la merma en las cotizaciones, que no se reflejan en los valores de la carne en el mostrador donde el salto fue importante.
El precio de la carne en gancho a inicios de julio era de 870 pesos, y paso a los 1400 pesos a fines de agosto. Esos incrementos en la hacienda y a salida de fábrica tuvieron su repercusión. En el último eslabón comercial los precios subieron, al menor parcialmente respecto de la mejora de la hacienda, pero no cayeron como lo hizo el ganado en las últimas semanas.