La producción de caña de azúcar tuvo un buen año en términos productivos, pero el panorama para 2021 es sombrío por el impacto del clima y por las decisiones de la política en materia de biocombustibles.
Marcelo Fernández, de la Asociación de Cañeros Independientes del Este de Tucumán, explicó que si bien la cosecha 2020 fue buena, la continuidad del clima seco le está pegando a los cañaverales sembrados hace 3 o 4 años, lo que afectaría los futuros rendimientos en la zafra 2021.
El dirigente contó que la campaña terminó hace unos 20 días y se produjeron 2,2 millones de toneladas equivalente en azúcar de las cuales: “De 1,2 a 1,3 millones van al consumo interno, otras 250 a 300 mil toneladas son para la exportación, para tener un precio competitivo a nivel local, y otras 580 mil toneladas se transforman en alcohol”. De ese insumo se elabora el bioetanol, con el que se deberían cortar las naftas al 12% (en combinación con el originado en maíz).
Escuchá la entrevista a Marcelo Fernández:
En el año 2006 surgió la ley 26.093 impulsada por el gobierno del ex presidente Néstor Kirchner para promover a la industria de los biocombustibles lo que disparó inversiones de las grandes aceiteras para producir biodiésel de aceite de soja con destino a la exportación. Pero también se dieron en ese contexto importantes inversiones de empresarios argentinos en diferentes provincias para elaborar biocombustibles, ya que la normativa establece que cada litro de gasoil que se consume en el mercado local debe contener 10% de biodiésel y que cada litro de nafta debe tener 12% de etanol de maíz o de caña de azúcar.
Esas empresas hace años que batallan no sólo contra lo problemas de la macroeconomía, como cualquier empresa, sino también contra las decisiones de los políticos locales permeables de los lobbies, sobre todo cuando se trata de sectores tan poderosos como el petrolero, que quiere recuperar esa porción del mercado que ocupan los combustibles de origen vegetal. En ese caso, define la ley, el valor debe ser fijado mes a mes por la Secretaría de Energía.
Fue permeable el gobierno de Mauricio Macri que pisó los precios de estos productos y lo es también esta nueva gestión de Alberto Fernández, que desde que asumió determinó un solo incremento en octubre pasado que resultó ser muy bajo frente a la suba de los costos de producción, en especial los granos.
En el sector productor de biocombustibles hay temor de que ahora se los deje a la deriva y que esto afecte la economía de provincias como Tucumán, Salta o Jujuy, done están radicados los ingenios.
Hace poco el senado votó la prórroga de la ley marco de 2006, que vence a inicios del año que viene. Pero en Diputados la cuestión viene más complicada porque su tratamiento no figura en el temario del martes 29, última sesión del año.
Martínez dijo que si no se renueva la ley “puede ser un punto de inflexión para la actividad” que en los 80 vio que duraba un suspiro el plan del gobierno de Raúl Alfonsín que promovía el consumo de alconafta y que tras su caída generó una debacle en el sector azucarero, porque comenzó a sobrar azúcar.
El temor de los ingenios y de los cañeros es que si la cámara de Diputados no aprueba la prórroga vuelva a haber un exceso de azúcar en el país que derrumbe los precios lo que afectaría a los precios y al resultado económico de toda la cadena azucarera.
“Hay 580 mil toneladas de azúcar que no se van a convertir en etanol y eso es el equivalente al consumo de 5 o 6 meses en la Argentina. Sería una catástrofe porque lo que se exporta nunca es rentable. Se exportan excedentes, normalmente el 10 a 15% y queda el 80% con precio más o menos sostenible”.
Fernández agregó que “la industria sucroalcoholera en Tucumán, donde hay 1,4 millón de habitantes, genera 60 mil puestos de trabajo directos y más de 200 mil indirectos sobre una población de 1,4 millón de habitantes. Esto puede ser muy grave, si los diputados no toman conciencia puede ser un caos total”, advirtió.