Por Nicolás Razzetti.-
El exceso de agua genera pérdidas no sólo en la superficie cubierta con trigo sino también en la producción potencial del cultivo. Se debe a las enfermedades que este año, debido a tanta humedad, están atacando con más fuerza y que podrían generar pérdidas de hasta 30% o 40% en el rendimiento si no se toman los cuidados necesarios.
La problemática sanitaria fue reconocida por el Ministerio de Agroindustria, que en su informe de septiembre sobre el estado de los cultivos destaca que hay 122 mil hectáreas perdidas y 70 mil afectadas por el exceso de agua. La cartera rural también dice que “se observan problemas de enfermedades fúngicas en cultivares susceptibles”. Y agregó que “las fertilizaciones y controles de malezas se supeditaron a las condiciones de piso”.
Gonzalo Hermida, de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, indicó que “hay algunas enfermedades muy desarrolladas, como mancha amarilla y roya anaranjada, en casi todo el país. El contexto climática favorece su difusión pero además hay complicaciones para hacer las aplicaciones en las zonas afectadas por el exceso hídrico”.
El fitopatólogo Marcelo Carmona levantó la voz de alerta respecto de la aparición en una amplia zona productiva de varias enfermedades que obligarán a una doble aplicación de agroquímicos. “Es una campaña diferente por la intensidad y la prevalencia de enfermedades como la roya amarilla que apareció desde Chaco, Santiago del Estero, en la zona central y en el sur bonaerense y que obligó a una primera aplicación de fungicidas”. avisó.
Carmona explicó que la combinación de un invierno muy cálido y húmedo generó el ambiente ideal para el surgimiento de enfermedades, entre las que destacó a la roya amarilla, naranja, negra, mancha amarilla, septoria y fusarium. “Todas están asociadas a diferentes variedades, aparecen en distintos momentos del cultivo y por eso obligan a reformular el monitoreo y la aplicación de fungicidas”, explicó el especialista.
Y advirtió: “Si no se toman decisiones de control se puede perder hasta 30 o 40% e inclusive más (del trigo sembrado)”.
Según Carmona, la situación actual obligará a hacer dos aplicaciones, algo inédito. Además, hay que tener en cuenta que se esperan más lluvias en los próximo meses. “Por eso habrá que monitorear el cultivo hasta el final, ya que en esa etapa suele aparecer la roya negra que ataca al tallo y puede derivar en la rotura y pérdida de plantas”, avisó el fitopatólogo.