Los meses de diciembre, enero y febrero suelen ser los meses de mayor trabajo para las empresas proveedoras de caravanas, ya que en marzo deben responder a un pico de demanda producto del inicio de la zafra de terneros.
Esta gimnasia a la que ya se encuentran habituadas se trastocó sin embargo a fines de 2024 y comienzos de este año, primero porque se anunció una licitación para reemplazar todas esas caravanas plásticas por otras electrónicas a partir de marzo próximo y por lo tanto no tenía sentido seguir trabajando con als caravanas tradicionales, para aprovisionarse de chips. Pero luego -ante la mala implementación de esa licitación- se decretó la suspensión de la implementación obligatoria de la identificación individual, que entraría ahora en vigencia recién en 2026.
También quedó claro que el Estado no insistirá en eso de regalar el insumo a los productores ganaderos, como habían prometidos los secretarios Juan Pazo y Sergio Iraeta, al lanzar la fallida licitación que ganó la empresa suiza Datamars, que ofertó el precio más bajo desplazando a los competidores que hace 25 años proveen de caravanas plásticas al sector y que quedaron pedaleando en el aire. Es decir sin stock de caravanas plásticas y con muchas existyencias de las nuevas electrónicas, pensando que iban a ganar al menos alguna zona en la licitación.
La decisión oficial de aplazar todo hasta enero de 2026 obligó a una reorganización general en las tradicionales proveedoras de caravanas, que quedaron sobrestockeadas de un insumo que dejó de ser obligatorio, y que en pocas semanas deberán estar a listas para responder nuevamente a las necesidades de los productores de contar con las identificaciones, sean chips o tradicionales.
“Empezamos a trabajar 24 horas porque tenemos que recuperar dos meses enteros de haber dejado de producir la caravana convencional. Como la idea era que el 1 de marzo ya no se iba a usar más, nosotros obviamente dejamos de producir. Si bien teníamos dudas de que se iba a suspender tampoco íbamos a fabricar por las dudas. Dejar de producir quiere decir dejar de comprar materia prima. Todo ese tiempo hay que recuperarlo ahora con horas extras, con sábados, domingos y feriados en tres turnos, lo que por supuesto encarece el producto”, explicó a Bichos de Campo Guillermo Guntern, CEO de Carreteles Rafaela SA.
Para esta empresa -que participó tanto de la licitación de las caravanas electrónicas como de la de los bastones lectores, saliendo victoriosa en este último renglón- el escenario a atender es doble: por un lado hay un sobrestock de chips, que habrá que ofertar de igual forma en el mercado para cubrir deudas; y por otro hay reponer lo no producido en los últimos meses con trabajo adicional. Para esto último resulta clave la mano de obra, que en enero se vio recortada según confirmó la propia firma.
“Nosotros nos preparamos durante todo el año para la zafra de los terneros. Por año, en todo el mercado, se consumen aproximadamente 15 millones de caravanas, pero entre marzo y mayo se va casi el 50%. Deben ser unos 7 millones de caravanas que se consumen en esos tres meses. De ese total nosotros tenemos aproximadamente un 40% del mercado, con una capacidad de producción de poco menos de 1 millón por mes en promedio. Puede que en marzo haya alguna dificultad pero con horas extra seguro lo podamos cumplir”, señaló Guntern.
Aquí se abre, por cierto, una ventana de oportunidad para stockearse de caravanas electrónicas a un menor precio, aprovechando su sobre oferta y baja demanda.
“El paso de una a otra es a criterio del productor. Nosotros lo que tratamos de incentivar es el traslado a la caravana electrónica ya mismo, porque después se amontonará y más sobre el fin de año empezarán las urgencias. De todas formas, la mayoría esperamos a que llueva para comprar el paraguas. Pero por ahí hay que aprovechar este momento, que va a permitir, hasta que se descompriman esos stocks, precios que no son los normales. En el caso nuestro tenemos caravanas para todo un año. Financieramente nos trae un problema”, reconoció el representante de Carreteles Rafaela.
Pero el problema más importante no está allí sino en el stock de bastones, que esta firma adquirió conforme a la licitación, para proveer a los entes de vacunación dependientes de Senasa, y que ahora no puede colocar porque se anuló toda la licitación, tanto la de chips (que había ganado Datamars, firma que no habría podido cumplir con los plazos de entrega) y también la de lectores.
“Nosotros ganamos la licitación e hicimos todo lo que teníamos que hacer para tener disponibilidad. Ya los tenemos, con un sobreprecio incluso porque para cumplir los trajimos por avión y no por barco. Firmamos un convenio marco y de repente no nos han contestado ni siquiera un mail. Ya pasó un mes y no tenemos ningún tipo de respuesta. Nos hicieron comprar 800 bastones. Nosotros somos una pyme, tuvimos que sacar un crédito para esa compra pensando que la recuperábamos porque el plazo iba a ser 30 días. Ahora eso no está sucediendo, así que es un problema extra que tenemos”, lamentó Guntern.
Y a continuación, añadió: “Debido a eso vamos a lanzar super ofertas. La aprovechará el productor que se dé cuenta. Los bastones eran en realidad destinados a un ente oficial y el resto, lo que sobrara, sí se podía vender al productor. Pero ahora, como esto se suspendió y ese ente oficial no está reclamando esa compra, volcaremos los bastones al mercado particular”.
Una imagen similar se repite dentro de la empresa Villanueva SA, que si bien no ganó ninguna de las licitaciones si se preparó para un aumento de la demanda en función de la normativa aprobada por el gobierno.
“Todas las empresas nos habíamos preparado para, ya con stock cero de la caravana convencional, tener la electrónica en caso de ganar la licitación. Al nosotros perder, apostamos igual a que se iba a seguir vendiendo. Nos habíamos casi desconectado de todo ese rubro y ahora implica costos extras, prender la fábrica de nuevo como quien dice. Por suerte evitamos desvincular personal y arrancamos con tiempo lo que podría haber sido un lío grado”, señaló a Bichos de Campo Ramiro Destefanis, uno de los titulares de esa firma.
Eso se debe principalmente a que lograron reponer materia prima en forma rápida desde sus proveedores en Brasil.
“Por culpa de todo esto, el precio está haciendo que trabajemos con márgenes muy chicos, porque obviamente tenemos que rotar la mercadería. A nadie le sirve tener todo eso parado hasta enero del 2026. Y aparte hay que pagarla, porque es todo mercadería importada. Entonces hay que cumplir con el proveedor del exterior, y es una mercadería que a lo que trajimos en base a lo que se vende mensualmente, no llegas ni a venderla en dos años. Todas las empresas van a querer acelerar el uso de esta tecnología para poder desprenderse de ese activo”, indicó Destefanis.
En este sentido, y al igual que en el caso anterior, el empresario aconsejó aprovechar la baja en el precio para iniciar con el recambio, aún cuando todavía no sea obligatorio.
“Si es un gasto que se tiene que hacer sí o sí, es conveniente. Esto fue como un capricho de querer regalar la caravana. Cuando tenés productores con 20 mil cabezas, regalarla no tiene ningún sentido. Yo creo que sí podrían haber atendido a todos esos productores de menos de 100 o 200 vacas. Ahí sí una caravana de electrónica y un bastón podría haber sido un gasto más impactante para su trabajo. Lo mejor hubiese sido no desperdiciar marzo y ya empezar este destete con el electrónico. Lo que pasa es que ahora tenés que ver si realmente podés responder. Nosotros estamos dispuestos a ofrecer lo que sea necesario, tenemos disponibilidad para ofrecer si hubiese una demanda alta de electrónicos”, remarcó el empresario.