María Eugenia Barbieri, la interventora que designó Juan Pazo para tener control en el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria), dejaría su cargo en la gerencia ejecutiva del organismo para ir a ocupar una silla en la Secretaría de Transporte, luego del cambio de Franco Mogetta por Luis Pierrini, en un movimiento que consolida el poder del ministro Luis Caputo dentro del gobierno.
El alejamiento de Barbieri, que fue enviada por Pazo desde la Secretaría de Agricultura al Senasa para controlar de cerca la gestión del presidente de ese organismo sanitario, Pablo Cortese, fue confirmado a Bichos de Campo por varias fuentes. Este desplazamiento aliviaría en parte la dura interna dentro de Senasa, ya que esta joven profesional -a la que muchos empleados apodaron “la tirana” por sus modos despóticos- intervenía y vetaba prácticamente todas las decisiones de Cortese e incluso había pedido su cabeza, para reemplazarlo por el veterinario Jorge Grant, actualmente a cargo del área de Inocuidad y calidad Agroalimentaria.
En estos meses de reinado, la joven Barbieri comenzó a controlar todas las decisiones dentro del organismo, pero no pudo cargarse a Cortese ya que éste recibió respaldo básicamente del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, que está enfrentado en muchos temas y espacios de gobierno con el equipo de Caputo.
El anunciado pase de Barbieri a reforzar el área de Transporte, de todos modos, no significaría un alivio para la línea histórica de Senasa, a la que pertenece el actual presidente. Cortese viene del control de agroquímicos y fue empoderado por el primer secretario de Agricultura de Javier Milei, el decano Fernando Vilella, degradado por Pazo. Por eso también existe recelo: no es uno de los suyos.
Para no perder pisada de lo que sucede dentro de Senasa, la mencionada Barbieri ya habría decidido que se designe en su lugar como gerente ejecutivo al actual director de Tecnología de la Información, Nicolás Enrique Machuca. Ella misma lo había designado a cargo del manejo de los sistemas de Senasa.
Además, según fuentes internas, Barbieri está promoviendo a una camada de funcionarios que vienen de otras gestiones. Todo eso mientras varias tareas sensibles fallan visiblemente. En especial la inspección en industrias alimenticias exportadoras, en especial los frigoríficos. Israel ya lanzó una advertencia muy dura y México acaba de suspender a decenas de plantas por fallas sanitarias que Senasa debería controlar.
Rodeando a Barbieri, por caso, se han fortalecido el rol de Roxana Roller, a la que algunos apodan “la inoxidable” porque hace más de 20 años pertenece a la planta del organismo y sobrevivió a casi todas las gestiones. Viene desde la época en que el kirchnerista santacruceño Carlos Milicevic desembarcó en el organismo sanitario, luego ascendió con el macrista Ricardo Negri, volvió a caer en desgracia y y últimamente se transformó en una espada de Barbieri en la gestión.
Sería Roller, que actualmente forma parte de la Gerencia General como analista técnico, quien estaría armando una nueva estructura para hacer frente a la crisis en el sector de Inocuidad, incluso reconvocando a agentes que fueron despreciados por el Senasa y migraron hacia el sector privado, para reforzar estas áreas muy debilitadas donde claramente escasean los buenos profesionales. Según las fuentes, entre ellos figuran dos ex agentes de apellido Giggliaza y Fleitas, a modo de ejemplo.
Román Albanese también se desempeña en la Dirección de Inocuidad de Productos de Origen Animal y operaría junto a Roller en la relación con las plantas frigoríficas. Ingreso en 2013 y sería un “protegido” del ex ministro y ahora senador Wado de Pedro y de su hermano de vida, el intendente mercedino Juan Ustarroz. Según las fuentes, trabaja de auditor en plantas frigoríficas a pesar de que no tendría un título acorde, ya que estudió ingeniería en Alimentos en la Universidad de Luján, que no sería compatible.
“Barbieri los ha juntado baja sus alas para seguir acomodando las fichas”, indicó una fuente del sector empresario, sembrando las sospechas con una metáfora. Al mismo tiempo advirtió que “con malas artes han desarticulado una dirección clave para la relación con el exterior y sus servicios sanitarios”.
Barbieri, pese a su corta edad, también es un extraño caso de supervivencia política en diferentes gobiernos. Según una semblanza sobre ella publicada por el diario La Nación, “su historial en la función pública se remonta a 2009, cuando ingresó a la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo, donde se desempeñó en funciones ligadas a Servicios Generales de la Administración Pública, área que figura actualmente como su cargo oficial en el Senasa. En 2018 fue jefa de gabinete en la Secretaría de Industria. En los últimos años del gobierno de Alberto Fernández estuvo como asesora de la subsecretaría de Agricultura que manejaba Delfo Buchaillot”.
De allí, donde muchos ya padecían sus tonos autoritarios, la rescataron Pazo y Caputo, que luego de encomendarle múltiples tareas ahora la requieren en Transporte.