Después de un cuarto intermedio abierto desde la jornada del miércoles se llevó a cabo este jueves un encuentro más entre la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra) y SanCor Cooperativas Unidas Limitada. El escenario fue el Ministerio de Trabajo de la Nación. El progreso entre ambas partes es ínfimo, aunque a esta altura resulta significativo.
Son 51 días que llevamos en un esquema de asambleas de seis horas por turno de trabajo, que bloquearon la posibilidad a la empresa láctea de producir, de vender y de facturar, generando un inconveniente para el pago de salarios. este termina siendo el punto de debate después de tantas semanas.
La negociación fue mediada por un gobierno saliente que le dio la espalda a la resolución del conflicto, por no haber dictado nunca la conciliación obligatoria ni haber enviado veedores a las protestas en las que quedaron involucrados más de 1.500 trabajadores que se desempeñan en todas las plantas y centros de distribución de la empresa.
El ínfimo avance que se avizora es el resultado de la tensión entre sindicato y trabajadores, que había empezado a crecer en los que las últimas semanas; y sobre todo en los últimos días con amenazas muy violentas de los delegados de Atilra a muchos de los que estaban pidiendo volver a la actividad, con aprietes para firmar comunicaciones inconducentes, e incluso arrastrarlos a un encuentro con una abogada frente a la planta de Sunchales esta semana que no hizo más que confundir, mientras la gente sufre la crisis económica y el tiempo del calendario.
Este jueves, en el Expediente 2023/123531315, quedó constancia de lo que se venía planteando con una propuesta económica por parte de SanCor para mejorar la situación de sus trabajadores.
Según trascendidos del Ministerio de Trabajo, ante cuyos funcionarios el representante sindical reconoció haber recibido una propuesta salarial (en realidad, hacía tres semanas presentada por la empresa láctea) Atilra manifestó tenerla en consideración con un plazo mejorado al que se había hecho anteriormente para darle más liquidez. Es un avance, pues hasta aquí el gremio se negaba a discutirla, solamente para extender el conflicto
La intención de la empresa sería adelantar de enero próximo a este mismo mes de diciembre el pago de un 5% mensual propuesto para recuperar el terreno perdido de los salarios frente a la pauta paritaria del resto de la industria láctea, e incluso se pasarían de pagos semanales a tres entregas salariales por mes.
Atilra ahora declaró que debe consultar a la voluntad popular y así definió trasladar la oferta a las bases para su análisis. Entonces cuando tenga una respuesta se lo hará saber a la Cooperativa.
El cambio político es la clave en este pequeño avance, que fue un objetivo personal del secretario general, Héctor Ponce, sin el apoyo del resto del gremio, del resto de las filiales de Atilra en todo el país. Hasta último momento el sindicalista operó a favor de un fideicomiso con empresarios amigos del gobierno, lo que era resistido por la cooperativa.
Ahora, el Ministerio de Trabajo entiende que las medidas de fuerza van a hacer progresivamente levantadas y que en los próximos días Sancor podría volver a procesar materia prima y producir lácteos, para de esa manera volver a poner en movimiento la rueda de lo que es no es más que un negocio.
Estas medidas de fuerza han tenido consecuencias tristísimas para los propios trabajadores y representados del gremio, pero también para los productores, socios o no, de la cooperativa, que miden este impacto negativo en cientos de millones de pesos perdidos, pero también en inconvenientes logísticos que todo el tiempo pusieron en riesgo a la materia prima.
Teniendo en cuenta que está de salida el gobierno encabezado por Alberto y Cristina Fernández, y que en estos últimos meses puso a Kelly Olmos a cargo de la cartera de Trabajo, no queda más que postergar un nuevo encuentro formal convocado por el Ministerio. Será el 18 de diciembre al mediodía cuando se volverán encontrar las partes de manera virtual, ya esperando tener una solución a los problemas generados en estos casi dos meses de bloqueo en los que la autoridad laboral ni siquiera monitoreó lo sucedido y en los que la Justicia miró para otro lado.
En este contexto, y con el recambio gubernamental también en la provincia de Santa Fe, no se descarta algún tipo de intervención en el caso, terminando con el silencio cómplice de la gestión saliente de Omar Perotti.
El bloqueo a SanCor -sostenido a través de supuestas asambleas- generaron no sólo el desecho de 100 mil litros de leche, sino que ha calado hondo en la situación anímica y psicológica de la mayoría de los trabajadores que quedaron en medio de esta extorsión que le propuso Atilra a Sancor.
Antes de las elecciones de la primera vuelta, la sorpresa de los bloqueos pegaron fuerte en la Cooperativa, que se mostró debilitada en esta pelea, aunque a pesar de todos los pronósticos se pudo sostener.
La falta de reacción y de empleo de herramientas tales como la Justicia Penal y las leyes vigentes la han depositado en una resistencia exitosa, sobreviviendo al fallido fideicomiso caído el 15 de noviembre, pero también a las extorsiones y acusaciones por los pagos salariales, desde una conducción gremial que no debería resultar ilesa legalmente después de semejantes acciones, todas cimentadas en los acuerdos que el propio gremio hiciera con la Cooperativa en agosto de 2017 en la Resolución E 658/2017, con lo cual las acusaciones de irregularidad se le vuelven en contra.
En las últimas horas se intentaron rumores confusos sobre SanCor, pero con un error que pasa por el uso de la marca. Alimentos Refrigerados Sociedad Anónima (ARSA), la firma que tiene la producción de postres, yogures y flanes, con la reconocida marca, pero sin otro vínculo con la cooperativa, que está ligada al escándalo de Vicentín y es administrada hace muchos meses por La Suipachense, por la fallida acción empresarial de su gerente original, estaría intentando una acción de supervivencia entre los escándalos financieros que incluso ligan a ARSA al Molino Cañuelas.
Pero esa es otra historia.